La patria grande – la cancha chica

Bolívar y San Martín se dieron un abrazo en Guayaquil y soñaban con una patria grande. En una carta de José Gabriel Pérez a Sucre, gobernador de Quito, le decía: “San Martín elogió la idea de crear la Federación de los Estados Americanos, que Chile no tendría problema en entrar pero sí Buenos Aires”. Con lo que no contaba el Libertador, que además de Buenos Aires y los gobiernos de facto, el fútbol también se opondría.

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En la reunión que tuvo San Martín con Bolívar,  el primero ya cansado después de Chile y Perú, y sin contar con ningún apoyo económico desde el gobierno central de su patria, que estaba más ocupado en no perder el poder frente a las provincias del interior que, cada vez le reclamaban más la participación de los ingresos aduaneros (nada ha cambiado). San Martín está en casi todo de acuerdo con Bolívar, salvo en la forma de gobierno. Los dos querían una Federación de Países. San Martín sabía de la oposición de Buenos Aires, que tenía la vista puesta en su propio ombligo (nada ha cambiado) y que esa unión todavía era endeble, ¿iba a continuar endeble?

Cientos de años después nuevos militares, ya no libertadores, asumen en distintos países el gobierno. Los une la lucha contra el “comunismo” que, como una planta parasitaria se extendía desde la isla de Cuba. Sí, la misma donde hicieron pie los españoles, quizás pensaran en el los cinco lados iguales y el Capitolio. Por eso idearon un plan donde todos estuvieran separados y unidos por el mismo enemigo. Porque sabían que el odio no une, amontona, que no es lo mismo. Sabían que el odio hacia un mismo enemigo no crea lazos, crea muros que terminan separando. Y así los países soñados unidos, bajo la atenta mirada de un cóndor que venía del norte, veía como entre las fronteras se iban construyendo gruesos muros, que ni las necesidades económicas, ni el comercio logró que se disolvieran.

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Algunos años después, los militares que separaron uniendo ya no están, fueron juzgados o murieron. La pseudo guerra contra el imperialismo, unió y separó de acuerdo a las necesidades y de acuerdo a la misma política del Cóndor, que vaya a saber porque misterio odiaba los nacionalismos extremos de la misma forma que la unión extrema de Latinoamérica.

Algunos pocos años después y, en honor a las justas deportivas, que no tienen nada de justas y menos de deportivas, las fronteras se enfrentan en pequeñas canchas, que a pesar de ser pequeñas no unen, sino separan. Y los odios se incentivan, viejos odios de guerras, viejos odios de chicanas publicitarias, viejo odios aunados a nuevos odios.

Nuevos intereses económicos reemplazan a viejos intereses políticos. Nuevos planteos políticos-judiciales unen separando. Ya no existe el muro de Berlín, Cuba se está reformando, Rusia es gobernada por las mafias. China está forjando el nuevo capitalismo comunista y los que tienen  el poder tiemblan. Entonces vuelven a unir separando.

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Los sueños de Patria Grande se diluyeron en una cancha chica.

Quizás, estos sueños queden vivos en un coya de Cochabamba que le convida chicha a su par de Tilcara. Quizás, estos sueños queden vivos en un convite con Pizco de un Atacameño hacia su cumpa de Cuzco. Quizás, estos sueños queden vivos en mi mente de argentino que escribe está nota; queden en la de mi editor venezolano que la recibe, la edita y publica en un diario de su país,  para toda la Patria Grande. Quizás los sueños de Bolívar y San Martín todavía están intactos.

Nito Biassi

Nací en Córdoba, Argentina, en el año 1962, cursé estudios de Filosofía, recibiéndome de Licenciado en 1985, me interesé luego por el área humana y de la medicina, estudié Técnico en Laboratorio Clínico e Histopatología. Posteriormente realicé la especialidad en Bioética y completé mis estudios en la rama de la medicina con la carrera de enfermería. Desde los catorce años escribo poesías con el pseudónimo de Nito Biassi, edité una revista entre los años 1978 a 1980 que tuvo que dejar de ser editada. Publique varios libros de poemas y de relatos por editorial propia. Recitaba poesías en los bares. En el año 2004 formé Luzbelito Ediciones Editorial Anarquista. Me defino ser humano en vías de desarrollo.