¿Cómo se dio el salto de teniente coronel a Comandante eterno?

A veces resulta complicado determinar en qué momento se produjo el salto, cómo fue, por qué ocurrió. Quienes hablan de la historia conocida de Jesús el Nazareno, no han logrado explicar con exactitud, dos mil años después, cómo aquel carpintero, quien había aprendido el oficio desde muy pequeño por imitación a su padre, el maestro José, pasó de ser un fabricante de maderos que se utilizaban para sacrificar a los rebeldes o subversivos contra el Estado romano, a líder y resucitado de entre los muertos.

Me gusta comenzar por allí, por personajes de la estatura de ese Jesús a quienes muchos consideran un dios. ¿Qué hace que un mortal, nacido en muy humilde cuna y dentro de la más dramática pobreza, un buen día se convierta en Dios y salvador del mundo? O ¿qué hace que un pequeñoburgués argentino, nacido en Rosario y educado como médico, un buen día se convierta en emblema de la liberación de los pueblos, con el título de Guerrillero Heroico? ¿Qué los eterniza a ambos? ¿Por qué siguen vivos aunque ya sus cuerpos hayan estallado en fermentos, desaparecido como cenizas o quizá conservados en bálsamos? ¿Qué hace que el campesino pobre y arañero de Sabaneta, convertido por grandes esfuerzos en teniente coronel del ejército venezolano, hoy se le reconozca como Comandante eterno?

Vamos a hacer un esfuerzo por explicarnos los procesos en los casos de estos tres hombres históricos, el Nazareno, el Che y Chávez. Todos ellos han burlado la muerte y siguen vivos. ¿Qué poder, qué fuerza qué “milagro” los inmortaliza y les permite seguir vivos entre los vivos? Yo no creo en unciones, prestidigitaciones ni actos mágicos de ningún tipo. Creo en la identificación y conciencia de clase de los individuos cuando asumen la responsabilidad histórica de acompañar los procesos liberadores de los pueblos.

Jesús, el hijo de María y José, nacido pobre en un barrio de Belén y educado con pensamiento crítico en los mismos templos que más tarde subvertiría, debió trabajar desde temprano, conocer las dificultades de la pobreza y las imposiciones y persecuciones del imperio que gobernaba y sojuzgaba aquellos pueblos. Jamás llegó a desclasarse. Nunca perdió su proletaria cosmovisión nacida del trabajo duro en el taller de carpintería, de los diálogos tempranos con sus padres y hermanos del vecindario, de los debates con los sacerdotes que interpretaban, como filósofos, la realidad, cuando él sentía la imperiosa necesidad de transformarla.

Ernesto, el hijo de Ernesto y Celia, nacido en una localidad pequeñoburguesa de Rosario, en Argentina, no conoció de dificultades socioeconómicas durante su infancia pero sí de las firmes ideas republicanas y antifascistas de sus padres, especialmente de (papá) Ernesto, quien tenía ascendencia vasca e irlandesa y marcadas tendencias políticas antimonárquicas. Políticamente se acercó al pensamiento de clase proletario y su vida de vanguardia la fue comprometiendo, justo hasta el día cuando una emboscada de tropas proimperialistas, asesoradas por la CIA y asistidas por los rangers, lo capturan, herido de bala, en la quebrada de Yuro, Bolivia, y lo asesinan al amanecer del día 9 de octubre de 1967.

Hugo, el hijo de Elena y Hugo de Los Reyes, nacido pobre, campesino y proletario en la ciudad de Sabaneta, estado Barinas, en Venezuela, trabaja desde muy pequeño vendiendo “arañas” un dulce típico venezolano, confeccionado con el fruto de la lechosa verde. Quiso ser pelotero (beisbolista) y “famoso”, como el “grandeliga” venezolano Isaías “Látigo” Chávez, pero terminó como soldado, en la Academia Militar, de donde egresa como sub- teniente (teniente primero, en la actualidad) y alcanza hasta el grado de teniente coronel o Comandante del ejército venezolano. El teniente general, que jamás se desclasó, hace su aparición y consigue anclaje histórico luego de la rebelión popular del 4 de febrero de 1992. Se convierte en líder público de la Revolución Bolivariana, alcanza la Presidencia de la República, en elecciones celebradas el año 1998 y emprende un gobierno de transformaciones radicales, que le conduce hasta la muerte, con una entrega plena, encaminada hacia la liberación de la humanidad.

Estos tres personajes históricos ya no están, físicamente, entre nosotros. Fueron asesinados utilizando diferentes métodos de exterminio. Como individuos proletarizados y militantes de las causas de las y los pobres, de las y los trabajadores, de las y los esclavizados, de las y los explotados, fueron empujados a desaparecer de la vida y a que sus memorias se perdieran junto a ellos. En ninguno de los casos han logrado conseguirlo. Todos viven y sus luchas, que finalmente son la lucha de la humanidad por su libertad e igualdad, están vigentes y sus espíritus las alientan. Cristo vive, Che vive, Chávez vive. Sus seguidoras y seguidores rescataron sus pensamientos, los profundizaron, reprodujeron, defendieron y defienden.

En el caso de Hugo Rafael Chávez Frías, el teniente coronel del ejército venezolano que encabezó y asumió responsablemente la conducción de la rebelión popular de 1992, su casi anónimo liderazgo aflora y se crece desde aquel 4 de febrero. Ya no se detendría jamás. Y, el propio comandante, sentiría su reproducción hacia la perpetuación y la inmortalidad: “Yo no soy Chávez. Chávez eres tú, mujer venezolana… Chávez eres tú, hombre venezolano… Chávez eres tú, niña venezolana… Chávez eres tú, niño venezolano… Chávez eres tú, anciana venezolana…  Chávez eres tú, anciano venezolano”… ¡Chávez es un pueblo!

Y Chávez pueblo, Chávez clase trabajadora, Chávez proletariado, es para siempre ¡Comandante eterno! La inmortalidad no se negocia, se construye de ser consecuente con los más, con los débiles, “con los pobres de la tierra” (para decirlo en palabras de José Martí).

Ilustración: Xulio Formoso