¿Es desafortunada la verdad?

Sí. Sobre todo cuando, atrapada por la ideología, esconde una noticiosa mentira. En la actualidad es difícil reconocer la verdad informativa, especialmente cuando ella se transmite con la inmediatez de los soportes 2.0 y desde fuentes diversas, casi siempre ideologizadas, de manera masiva, por las ideas dominantes.

Sin embargo, el fenómeno no es de ahorita ni se reduce a los soportes electrónicos aludidos. En 1818, cuando el combativo periodista y soldado Simón Bolívar, desplegaba en el campo de Carabobo y por buena parte de Colombia, la Gran Colombia, las estrategias de guerra para conseguir la independencia de los pueblos americanos del yugo europeo, incluyó entre ellas la relativa al campo de la comunicación y creó el periódico Correo del Orinoco, cuyo propósito fundamental estaba centrado en “decir y defender la verdad”.

El asunto tampoco es focal. Partimos de la realidad venezolana porque desde ella entablamos este Diálogo en la acera, pero, el carácter desafortunado de la verdad anda cada vez más esparcido por el mundo como razón hegemónica para el control de los pueblos y sus memorias históricas.

Acaban de cumplirse 13 años desde la fundación del periódico venezolano Todasadentro, un semanario cultural nacido en revolución y con el claro propósito bolivariano de “decir y defender la verdad”. La tarea fundamental sigue siendo reto cotidiano y propósito para todos sus planes en los próximos años y durante su existencia. Fue nuestra respuesta pública cuando se nos preguntó acerca de los planes y propósitos para los venideros años. Convencidos como estamos, del compromiso con la verdad, seguimos, tras las huellas de Bolívar y de Chávez, en esta batalla de Carabobo apertrechados con todas las armas necesarias, pero sobre todo las de la comunicación y por la verdad.

Por ejemplo, ¿cómo descuidar que la decisión soberana de salirnos del nefasto organismo neocolonizador, llamado OEA, es una noticia cultural y debe ser divulgada como tal? Romper con la cosmovisión del imperio y mostrar la nuestra, la propia, la apegada a nuestra identidad y soberanía, es una acción de verdad cultural que asumimos noticiosamente para el mundo y la humanidad.

Ante los planes y acciones contra Venezuela, para desestabilizar nuestra economía, funcionamiento social y político, que incluyen el terrorismo foquista casi cotidiano, que inventa verdades desafortunadas que luego se divulgan por el mundo para intentar frenar y acabar con la Revolución Bolivariana y Chavista, es importante rescatar a la verdad de toda ideologización, de las pretensiones por esconderla en la falsa conciencia y utilizarla como proyectil hegemónico para doblegar a los pueblos.

Con la verdad como estandarte debemos informar constante y oportunamente los fines de nuestra causa libertadora, desideologizar la conciencia y fortalecer nuestra identidad, nuestra memoria y nuestro plan de Patria nueva.

Ilustración: Xulio Formoso