Estreno: Premonición 2:22 (2017)

Refiriéndose a la representación cinematográfica, el cineasta Andrei Tarkovsky escribió en su libro “Esculpir en el tiempo” lo siguiente: “hay aspectos de la vida humana representables tan sólo con medios poéticos”, quizás es por eso que algunas películas como el estreno de esta semana “Premonición” (2:22 en su titulo original) fallan al representar de forma metafórica sentimientos y emociones debido a un manejo poco efectivo de esos medios poéticos a los que se refiere el cineasta ruso.

La película protagonizada por la bella Teresa Palmer y Michiel Huisman es el típico largometraje que aunque los primeros veinte minutos parece tener todo para atraparte, se desinfla antes de la primera hora simplemente porque su guion reúne tantos elementos que no logra asir ninguno.

Ni los efectos especiales de Hollywood pueden salvar a este despropósito cinematográfico que disfrazado de thriller nos cuenta una historia de amor que no llega a ser ni tan siquiera emotiva.

La mayoría de los artistas populares –y eso incluye a los cineastas- que quieren contar una historia o simplemente expresar un sentimiento a través de una obra,  acuden a la sencillez. Trabajan con parámetros que pueden manejar, aquellos a  los que la vanidad los lleva a abarcar un sinfín de propuestas que no controlan del todo solamente logran una  obra fallida.

A Ricardo Arjona, por ejemplo,  le llueven críticas porque   –muchas veces- intenta hacer poesía implementando juegos de palabras que resultan frases hechas. Mientras que por el contrario, lo mejor de su obra está vinculada con la sencillez y el desarrollo de unos medios que él conoce.

En el cine puede pasar algo similar, trabajar con un sinfín herramientas sin conocerlas generará siempre una cinta caótica, absurda y desangelada, como la dirigida por el australiano Paul Currie.

En “Premonición” hay cien historias en una, cien perspectivas distintas sobre un  relato amoroso, pero ninguna está desarrollada totalmente. El interés que genera la cinta en la primera media hora no se mantiene, ya que no puedes seguirle la pista a un sinfín de ideas que no llegan a trabajarse de un modo completo.

Los personajes son arquetipos fácilmente reconocibles, por lo tanto no representan ninguna sorpresa, es así que la historia base, el encuentro romántico entre un controlador aéreo y una curadora de arte se presenta fría, sin alma y mientras más avanza la cinta, aburrida.

Si buscas amor, aquí no lo encontrarás, si te interesa el suspenso,  la disertación sobre grandes temas  o el extraño rumbo al que puede llevarnos las “coincidencias” no hallarás casi nada de eso en esta película.

Esta cinta  es una historia superficial que pretende ser reflexiva y que juega con tantos elementos que llega a confundirnos, aunque no solamente a nosotros, también a sus protagonistas, quienes –hasta la última escena- parecen tan perdidos como el espectador.

Calificación: Regular.

Luisa Ugueto
@luisauguetol

 

Luisa Ugueto

Lic. en Letras. Crítico de Cine.
"La curiosidad es insubordinación en su más pura forma" V. Nabokov