La Tarea cuando toda la Patria es la escuela

El pasado viernes 10 de marzo, yo estaba en la redacción del semanario de las culturas en Venezuela, cuyo nombre –en un genérico femenino de inclusión plena- es Todasadentro, y llegó un viejito, probablemente próximo a los 80 años de edad. Bastón en mano, caminar de paso lento, pero juventud en la mirada y firmeza en la palabra, me preguntó por La Tarea.

Se refería a un semanario que asumió publicar el Ministerio del Poder Popular para cultura, por iniciativa del Comandante Presidente Hugo Chávez, para acompañar al tercero de los cinco Motores que acababa de anunciar el líder revolucionario bolivariano para reimpulsar la Revolución, en plena efervescencia. Me sorprendió la pregunta y solicitud del anciano. Me resultaba inesperada y sorpresiva esa alusión a La Tarea. Le respondí que volviese esta misma semana, pues me comprometí a conseguirle algunos de los poquísimos ejemplares que se conservan –desde sus tiempos de circulación- en el archivo.

No me detuve más en el hecho hasta cuando, el pasado lunes 13 de marzo, el camarada presidente Nicolás Maduro, en acto público y sonoro, anunció -para alegría de venezolanas y venezolanos, convencidos de la urgencia de crecer en saberes, en el intercambio de ideas y en el debate por y para la Conciencia de clase- el relanzamiento del Tercer Motor, identificado y conocido comunicacionalmente como “Moral y Luces”.

Un mensajero de nuevo tipo

Sin idealismos ni explicaciones esotéricas, aquel visitante del pasado viernes lo vi entonces como la “imagen del mensajero”, esa que algunos llaman ángeles y a la que, hasta irreverentes poetas del canto, como los trovadores cubanos, Silvio Rodríguez y Buena Fe, le han cantado, precisamente evocando los saberes y la conciencia. Coincidencias o “causalidades del universo”, como les gusta decirlo a algunos.

Lo cierto es que, entre la visita del buen viejo y el relanzamiento del Tercer Motor, una vez más la comunicación volvió a estar en el centro. Está en el centro.

El día dos de marzo del año 2003, todavía no se habían lanzado formalmente los Cinco Motores Constituyentes, ya el Comandante Chávez hablaba públicamente de su idea, Bolivariana y Robinsoniana, de convertir a Toda La Patria en una Escuela. Decía nuestro Libertador del presente siglo, que “hemos comenzado a llevar adelante una segunda independencia nacional, estamos en un verdadero proceso de independencia nacional, porque la primera quedó trunca, recordemos, recordemos siempre, no hay que olvidar, no hay que olvidar por qué Bolívar murió en Santa Marta, y murió como murió, casi solitario. Un día como hoy, por cierto en 1830, Bolívar renunció al gobierno, se negó a seguir mandando. En verdad ya no mandaba, la mayor parte de sus Generales y políticos, líderes militares y políticos de aquel entonces, la mayoría terminó traicionando a Bolívar, traicionando al proyecto Bolivariano de una patria de líderes y de iguales. Y quienes lo acompañaron hasta el final pagaron caro la lealtad”.

Importancia y misión de los brigadistas

Contexto de alerta obligado, ese al que recurre nuestro Chávez de cada día. En la juramentación de los brigadistas, en aquella fecha, señaló la importancia y misión de estos “apóstoles contemporáneos”: “el brigadista debe dar el ejemplo, el brigadista debe estudiar, todos los días; ser humilde, no es que somos los maestros que vamos a enseñar. No. Estamos en un proceso de interacción educativa, aprendiendo todos los días de nuestro pueblo, y aportando algo con humildad, para elevar la conciencia, el conocimiento, el saber, la cultura, la moral. Moral y luces es lo mismo, decir moral y luces, como Bolívar lo dijo, como nosotros lo rescatamos, es decir lo mismo que dijo Cristo un día. Cristo lo dijo, casi con las mismas palabras: “Vayan, vayan…”, casi que dijo brigadistas, le hablaba a los apóstoles y a quienes le seguían: “Vayan y conviértanse en luz del mundo y sal de la tierra”. Sal, para sanar la podredumbre, para evitarla; y luz para iluminar los espacios”.

“Aprendiendo todos los días de nuestro pueblo”, insistía ferviente nuestro Comandante. Porque “una de las más grandes máximas del socialismo es la luz, las luces para el pueblo, la sabiduría, la cultura, las ideas, el pensamiento creativo, la crítica, la creación”, afirmaba convencido el maestro de masas, Hugo Chávez. Y apunta en el mismo discurso que “el más fuerte signo del movimiento que requiere nuestra moral es el socialismo, brigadistas, crear los valores socialistas. Y para crear, fortalecer los valores socialistas, hay que ir al mismo tiempo debilitando y desmoronando los valores capitalistas, que están profundamente arraigados en grandes ámbitos de nuestra población, de nuestro territorio; la batalla es dura, es la batalla de las ideas, es la batalla de los valores, los valores positivos del socialismo, contra los valores negativos del capitalismo”.

Una tarea que no se puede hacer sin la comunicación, sin la definición de estrategias para alcanzar los fines. Es por ello que, allí mismo –en un afán ejemplarizante- anuncia dedicarse a profundizar la tarea de comunicar y su tarea es La Tarea: “yo haré mi tarea, haré mi tarea desde mi puesto de mando, y desde muchos otros lugares, les acompañaré en distintas jornadas”. Pero para ello invita a las bases de la comunicación como estrategas: “a todos ustedes, las emisoras comunitarias y los medios de comunicación del Estado, del pueblo, yo decidí hacer el Aló Presidente todos los días a excepción de los jueves, por radio, a las 6 de la tarde, porque me parece que es una hora todavía temprana para, desde allí, sumarle a donde quiera que ustedes estén, sumarle a la discusión, al aporte de Moral y Luces, aun cuando esto, ya lo dijimos, no tiene hora, ni tiene límites, ni tiene espacios determinados”.

Crítica y autocrítica para avanzar

El Presidente Chávez fustiga, en aquel mismo encendido y pedagógico discurso, a la perversidad de la comunicación, la información y la publicidad burguesas, y para ello exhorta a los “Jóvenes de la Patria”, en estos términos de desafiante lucha: “sáquense el veneno heredado de las generaciones que les precedieron, es decir, de nosotros que fuimos envenenados hasta el alma por el capitalismo, por el consumismo, pongan por delante los valores supremos de la Patria”…

Luego de insistir en sus reflexiones y fundamentos, el Comandante Chávez culmina el discurso al que hemos aludido en esta nota, con una reiteración del accionar desde la comunicación, en la que él mismo asume el papel de vanguardia y comienza a hacer diario el Aló Presidente en radio: “Moral y Luces tiene que asumir la educación política, la educación social, la educación geográfica. La educación moral, es la educación integral, es la educación general, es la educación popular”.

Bienvenida, pues, esta Tarea de envergadura que, en hora buena, retoma el camarada Nicolás Maduro en esta etapa crucial de la Revolución Bolivariana y Chavista.

Ilustración: Xulio Formoso