Entre poder decir y decir con poder

Poder decir es potestad básica de quien posee la palabra y la lanza. Se puede decir lo que sea y desde donde sea. Se puede hilvanar un discurso o expulsar banalidades y en ambos casos se dice algo.

Decir con poder es otra cosa. La palabra como concepto de conciencia y soporte de la cosmovisión es definición cultural y por lo tanto poder. Sólo quien puede dice. No basta con querer para decir.

Decir con poder implica contar con un sistema de creencias, valores e intelecto, apegados a una posición desde donde se produce, distribuye y consume. Cómo se produce, en una determinada sociedad, va a condicionar el decir de la misma. Por ejemplo, en una sociedad donde el producir está soportado en unas relaciones que son de explotación entre los individuos y una minoría, el sector dominante, poseedor de los medios de producción, roba descaradamente a las mayorías auténticamente productivas, la clase capitalista puede decir, pero no dice con poder.

Solo dice con poder quien posee la verdad. No es así para quien miente, para quien hace de la falsa conciencia su ideología y, a través de ella, construye una superestructura para explicar y explicarse su dominación. Por eso, tanto la verdad como el decir con el poder de la  misma, es potestativo, tan sólo de quienes poseen la conciencia, de quienes aman y moldean a diario la solidaridad, de la clase de las y los proletarios.

Decir con poder es un atributo exclusivo de la clase productora y no de quienes, armados de ideología (falsa conciencia, para insistir en la explicación de Ludovico Silva) complementan su dominación mediando la hegemonía que les nace de ser poseedores de los medios de producción.

Por eso, entre poder decir (se puede decir para argumentar ideológicamente las relaciones de explotación) y decir con poder (decir la verdad históricamente proletaria) media la enorme distancia que determina la lucha de clases.

Hoy Venezuela, como vanguardia nuestroamericana y mundial que lidera el decir con poder desde el Poder Popular y proletario, construye su Revolución Bolivariana y Chavista desde sus raíces más genuinas, originarias, Constituyente.

Ilustración: Xulio Formoso