La Copa América se pone buena

Los doce equipos de la Copa América jugaron sus primeros partidos y una primera conclusión salta a la vista: por lo que se mostró hasta ahora, todos se pueden ilusionar. Quien quiera abandonar estas líneas ahora, en busca de cavilaciones menos obvias, que lo haga, mientras tanto nosotros vamos a explicarnos. Es que nuestra certeza inicial ilusiona y promete.

Los a priori favoritos, Argentina, Colombia, Brasil y Uruguay, mostraron que necesitan equipo y no solo estrellas para asegurar buenos resultados, mientras las supuestas cenicientas que sí mostraron juego colectivo y criterioso le dieron un alegrón a sus fanáticos: en este lote hay que poner primero a la Vinotinto, que jugó bien y se llevó los tres puntos e incluso a selecciones que no sumaron pero ilusionaron con chispazos de calidad, como Ecuador y Perú.

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Así, la primera fecha de la Copa dejó clarito algo que se sabía pero que -como hablamos de fútbol- debe quedar plasmado en la verde grama: la Conmebol muestra el fútbol más parejo del mundo. Aquí no hay lugar para desempeños estilo Islas Feroe, Andorra, Leichtenstein o San Marino, por nombrar a los cuatro que no sumaron ni un empate en las últimas eliminatorias europeas. Los de la Serenísima República de San Marino, por caso,  volvieron a su país de 61 kilómetros cuadrados de superficie con el recuerdo perenne de un único gol a Polonia… y 54 en contra.

En este lado del mundo, por suerte, se hace difícil pensar en próximos partidos de la Copa América con goleadas locas o planteos mezquinos de once guindados en el travesaño, tristes gladiadores del empate. Todos, hasta Jamaica, mostraron que tienen con qué jugar y que otorgar dos centímetros de ventaja puede ser letal.

Escribimos esto rápido, antes que Ecuador y Bolivia se midan en la ciudad de los balcones eternos y el mar más azul, Valparaíso, y antes que las luces del Estadio Nacional se enciendan para Chile vs. México y revelen gradas llenas (o casi llenas, un puñado quedarán para siempre vacías, las que recuerdan a los asesinados y torturas en ese mismo lugar durante la dictadura de Pinochet).

Escribimos rápido porque el fútbol es así. En medio segundo puede demoler el más sesudo análisis y el mejor planteo táctico, con una pelota que girando alocada pega en el poste y se mete. Gol. Y se hubiera girado dos milímetros más allá pegaba en el poste y se iba afuera. Dos milímetros que separan la gloria del fracaso, que entierran sueños a la vez que encienden ilusiones

Viva el fútbol. Y que siga rodando el balón.

DesdeLaPlaza.com / Marcos Salgado