El saldo de la espiral insurreccional promovida por Freddy Guevara

A fines de marzo, agentes de la oposición venezolana se preparaban para activar una agenda de calle que sería más intensa que su antecesora, La Salida, que dejó en 2014 un total de 43 personas asesinadas y más de 800 heridos. Ambas tenían el mismo objetivo: derrocar al presidente constitucional, Nicolás Maduro.

Uno de los actores que impulsó el nuevo plan sedicioso fue Freddy Guevara, dirigente del partido de extrema derecha Voluntad Popular (VP) y vínculo directo de la antigua Mesa de la Unidad (MUD) con los miembros de las escuadras de choque que se activaron durante cuatro meses con el fin de crear un clima de ingobernabilidad.

Para estimular la espiral de violencia, el entonces diputado de la Asamblea Nacional (AN), instancia en desacato por órdenes judiciales, apeló a las redes sociales para enviar mensajes destinados a atizar la confrontación entre los venezolanos, víctimas de 4mil 439 acciones de violencia perpetradas a lo largo de cuatro meses, de acuerdo con un balance de la Comisión para la Verdad, la Justicia, la Paz y la Tranquilidad Pública (Covejuspaz).

«El sentido de toda acción debe ser demostrar mayoría, que nos asiste la razón y sumar a muchos más», refería Guevara al inicio de los hechos de calle, que cobraron su primera víctima el 6 de abril, cuando Jairo Ortiz, de 19 años, fue baleado en Carrizal, estado Miranda, por un efectivo policial que no pertenecía a unidades de orden público y quien enfrenta responsabilidades penales por este crimen.

Ortiz, que no participaba de hechos violentos, murió en medio del cierre de vías provocadas por escuadras de choque, práctica que se replicó en otros municipios de Miranda, Lara, Mérida, Aragua y Zulia, entre otras entidades, y que tomó mayor intensidad a través de los llamados «trancazos» y «plantones» promovidos por el propio Guevara.

Estos llamados a la violencia sumaron otras víctimas como Manuel Villalobos, quien murió al intentar esquivar una barricada en Maracaibo, estado Zulia, el 11 de julio; o Víctor Betancourt, arrollado en Cumaná el 28 de junio.

En total, 121 personas murieron y mil 958 resultaron heridas por las acciones sediciosas que impulsó Guevara junto a otros actores como Henrique Capriles y Miguel Pizarro.

La juventud y la autoridad, las otras víctimas

Guevara mantuvo vínculo directo con integrantes de las escuadras de choque, integradas por jóvenes, niños y adolescentes dotados con armamento no convencional y pagados para atacar a ciudadanos y desafiar a los cuerpos de seguridad del Estado.

Existe registro audiovisual de las instrucciones que Guevara daba a estos grupos en las movilizaciones convocadas por la MUD, para dar protagonismo y proteger a dirigentes opositores, según los propósitos que el dirigente de VP le daba a estas marchas: paralizar al país, poner en un dilema a las autoridades o demostrar fuerza.

Las acciones violentas posteriores a estas movilizaciones provocaron la muerte de adolescentes y jóvenes usados en estos hechos, como Neomar Lander, de 17 años, quien falleció por la manipulación indebida de un mortero que tenía previsto lanzar a efectivos policiales en Chacao, Miranda.

El crimen, además, es reflejo del otro blanco de la espiral insurreccional: los efectivos de seguridad. De acuerdo con la Covejupaz, 829 funcionarios fueron heridos mientras cumplían labores de orden público, 73 de ellos por arma de fuego.

«No eran piedras, no eran palos. Eran armas de fuego las que se utilizaron contra las fuerzas públicas», detalló Larry Devoe, miembro de la comisión, en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) celebrada este lunes, cuando se acordó levantar la inmunidad parlamentaria de Guevara. Este acudió el fin de semana a la Embajada de Chile, donde fue acogido como huésped.

El dirigente, que será enjuiciado en tribunales ordinarios por uso de niñas y niños para delinquir, asociación e instigación pública al odio, desestimó la decisión del órgano plenipotenciario y, a través de las redes sociales, el mismo vehículo que usó para llamar reiteradamente a la violencia insurreccional, reconoció que llamó a una sedición: «Sí llamé a la calle y creo en la desobediencia civil. La convoqué y la volveré a convocar».

DesdeLaPlaza.com/AVN