The New York Times no descarta que muerte de Bin Laden sea una farsa

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«A gato encerrado»,  huele la supuesta muerte de Osama Bin Laden. Al parecer hay ciertas revelaciones que contradicen su muerte oficialmente, según el diario estadounidense The New York Times, que aún sigue poniendo en duda la muerte del líder de Al Qaeda

¿Y si a Bin Laden no lo mataron como nos han dicho? ¿Y si estaba todo preparado? ¿Y si los paquistaníes sabían que los estadounidenses iban a llegar a Abbotabad? Con estas palabras el veterano periodista de investigación Seymour Hersh, ganador, entre otros premios, del Periodista de EL MUNDO de 2004,  publicó hace cinco meses esa versión en un artículo de 10.000 palabras en la London Review of Books.

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Con tales señalamientos que pusieron a más de uno de cabeza, las reacciones no se hicieron esperar siendo la prensa demócrata la primera en cargar contra el escritor, luego la revista online Slate, le dedicó una entrevista en la que Hersh quedaba como un idiota. Le tocó el turno al portal web Vox que mostró la versión del Premio Pulitzer con subtítulos como ‘A Seymour Hersh se le va la cabeza’.

Por su parte el portavoz del presidente de Estados Unidos(EE.UU), Barack Obama, Josh Earnest también dio su impresiones, calificándola como «repleta de imprecisiones y de puras falsedades».

Sin embargo, The New York Times es el único medio que ha tomado en cuenta las investigaciones del escritor, ya que en una publicación de este pasado fin de semana, explica que es posible que Hersh tuviera razón.

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Para ello, cita a algunos de los periodistas más influyentes y respetados de EEUU, entre los que se encuentran el  decano de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia y ex subdirector del Washington Post, Steve Coll, quien indica, que es correcta la versión de Hersh sobre que Estados Unidos ubicó a Bin Laden por un ‘chivatazo’ de un ex general paquistaní a cambio de 25 millones de dólares (22 millones de euros).

Carlotta Gall, que fue corresponsal de The New York Times en Afganistán y Pakistán durante 12 años, también sostiene la hipótesis del periodista y afirma en el artículo lo que ya dice en su libro The Wrong Enemy, que Pakistán estaba manteniendo a Bin Laden en una especie de ‘arresto domiciliario’ en Abbotabad (una ciudad que, paradójica mente, fue fundada por un no musulmán: el mayor británico James Abbot, del que toma su nombre).

En un articulo reseñado por el diario estadounidense que hace trizas la la credibilidad del periodista Mark Bowden (de la revista Vanity Fair) , quien en su libro describe con lujos y detalles cuatro fotografías del cadáver de Bin Laden a la hora de su muerte, al morir el líder rebelde, en la última foto desparecen los restos de éste, sin que Bowden haya visto esas imágenes.

Según Hersh, no existen. ¿Su respuesta cuando fue interrogado al respecto por el Washington Post? «Al escribir una historia es difícil atribuir todos los hechos [a las fuentes]».

Pero el asunto no llega hasta allí , el medio internacional va más lejos, e insiste en que el Gobierno de Obama convirtió el ‘raid’ de Abbotabad en una operación propagandística entre cuyos objetivos se encontraba defender la tortura y que Hollywood jugó un papel central en esa estrategia.

De modo que cuando la senadora Dianne Fenstein, que entonces presidia el Comité de Inteligencia de esa cámara del Legislativo de EEUU,  fue al cine a ver la aclamada película Después de la Medianoche, sobre la muerte de Bin Laden, se levantó y se fue. «No podía soportarlo, porque es demasiado falsa», declaró Feinstein.

DesdeLaPlaza.com/ElMundo/NR