Mis 10 impelables de la literatura latinoamericana

Es una gran responsabilidad hacer una lista. Depende básicamente de quien la escribe. Lo subjetivo asume un rol protagónico y nunca quedaremos exentos de quejas, críticas, sugerencias y afinidades.

Así que al momento de titular esta nota, en lugar de decir los 10 impelables, preferí apropiarme y decir mis 10 impelables. Con esto, invito a sumar y sumar. A hacer y rehacer. Porque cada quien tiene su top ten particular.

Aclarado esto, me lanzo a la aventura:

Mi primer impelable: Rayuela

Imposible pretender que comience la lista con otro libro que no sea la gran obra maestra del gigante Julio Cortázar. Publicada en 1963, Rayuela hizo estragos con las costumbres establecidas hasta el momento. Llego para romper. Antinovela, contranovela, acto subversivo, como se le quiera decir. Es la inolvidable historia de Horacio Oliveira, intelectual perdido, tratando de sobrevivir en París amando y dejándose amar por La Maga, para luego volver a su Argentina natal.

Mi segundo impelable: El libro de los abrazos

Y es que Eduardo Galeano tiene un mágico poder para contar el mundo logrando que lo suframos, que lo disfrutemos y abramos los ojos. El gustico que traen los relatos breves hacen de los abrazos de Galeano un libro de obligatoria lectura. Todo nuestro imaginario ronda sus páginas. Lo que somos como latinoamericanos, nuestras celebraciones, nuestras luchas, nuestras derrotas. Todo está allí junto a los grabados que el propio Galeano hizo a manera de brújula.

Mi tercer impelable: El túnel Un libro de culto para adolescentes. De alto impacto, de garras afiladas, capaz de golpear en la cara hasta al más escéptico. Juan Pablo Castel es el protagonista que nos lleva de la mano por un libro profundamente existencialista e incluso tildado de abstracto. En pocas páginas entramos en crisis tratando de comprender por qué Juan Pablo asesinó a María Iribarne mientras él trata de reconstruirlo todo desde su propia condena.

Mi cuarto impelable: Primavera con una esquina rota

Son muchos mis impelables de Mario Benedetti, pero en particular esta novela es mi consentida por infinidad de razones. Primero, por su forma de estar escrita: en una serie de monólogos interiores divididos por capítulos en orden cronológico, Mario nos cuenta los horrores de la dictadura, del exilio y de lo que ocurre con las familias cuando forzosamente deben separarse. El amor acaba por decisiones éticas y políticas. O tal vez no. Porque Mario demuestra aquí ser un genio de los finales nublados.

Mi quinto impelable: 100 años de soledad

¿Y como saltarse a El Gabo? 100 años de soledad es el mejor inicio de todas las novelas del mundo. A ver, recordemos la primera frase: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Y fue aquí donde maduró el incipiente realismo mágico. Aquí Gabriel García Márquez nos abrió su mundo para convertirse en el escritor latinoamericano más grande y celebrado de todos los tiempos.

Mi sexto impelable: Los adioses

Novela corta del magistral Juan Carlos Onetti publicada en 1954, en la que un narrador testigo cuenta la historia de un escritor que se muda a una montaña donde curan a los tuberculosos. Su contacto con el mundo exterior son dos cartas que siempre recibe, mientras se niega de dejarse impregnar con esa vida de sanatorio y esperanza, llena de rituales. Lo que hace especial a esta novela es la forma de contar la historia, irremediablemente terminamos siendo cómplices, porque Juan Carlos Onetti es todo un caso.

Mi séptimo impelable: El peor de los oficios

Gustavo Pereira, nuestro papá-somari, en su máxima expresión nos habla de la literatura y parte de su historia, de sus costumbres, de sus trasnochos, de sus aciertos y fracasos. Gustavo comienza con esta reunión de artículos breves con una pregunta como sentencia: “¿Cómo ha podido sobrevivir la poesía a través de los siglos cuando con tanto denuedo se viene proclamando en todo tiempo su extinción?” y quienes amamos la poesía nos sentimos desnudos y perturbados con la cruel realidad del marketing literario dándole la espalda a la poesía.

Mi octavo impelable: La muerte de Honorio

Miguel Otero Silva es por mucho, uno de los más grandes escritores de la historia de Venezuela. La muerte de Honorio es una novela corta que cala fácilmente en el público joven, por su dureza, por sus descripciones gráficas de las torturas en época de dictadura, por su brevedad y por su inesperado final. Cinco presos políticos de distintas profesiones pasan sus días tras las rejas planificando pensando en Honorio, supuesto hijo de uno de ellos de quienes todos se sienten padres adoptivos. ¿Qué ocurre con Honorio en medio del terrible mundo de la tortura? No les arruinaré el final.

Mi noveno impelable: Ernesto Guevara, también conocido como el Che

Las biografías son mi predilección. Un arte invisible en el que el nombre del personaje narrado pone una sombra sobre quien se da a la tarea de narrar. Pero Paco Taibo II, el rebelde mexicano, rompe ese esquema. Años de ardua investigación documental y presencial hacen de este libro la mejor biografía del Che de todos los tiempos. Más de medio millón de ejemplares se han vendido y hasta fue motivo para una serie televisiva transmitida por Telesur.

Mi décimo impelable: Historias de cronopios y famas

Por cábala, por superstición, por maña o por fanatismo creí que si mis impelables comenzaban con Cortázar, con Cortázar debían terminar. Y qué mejor forma de hacerlo que con el mundo en el que los cronopios viven, los famas temen vivir y las esperanzas quedan en medio de ambos. Además del modo de vida de cada tipo de personaje, aquí Cortázar reúne su famosa serie de instrucciones: para llorar, para dar cuerda a un reloj, para subir escaleras y así. El libro se divide en cuatro partes: Manual de instrucciones, Ocupaciones raras, Material plástico y la que da título a la obra: Historias de cronopios y de famas.

DesdeLaPlaza.com/Gipsy Gastello