Un día como hoy hace 604 años nace Juana de Arco

Un seis de enero de 1412 nace la heroína Juana de Arco, considerada mujer valiente por liderar tropas del ejército del príncipe Carlos durante la guerra de los 100 años. Fue beatificada en 1909 y canonizada en 1920, año en que Francia la proclamó su patrona.

La infancia de la santa, nacida en el seno de una familia campesina acomodada, transcurrió durante el sangriento conflicto enmarcado en la guerra de los Cien Años que enfrentó al delfín Carlos VII.

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A los trece años, Juana de Arco confesó haber visto a san Miguel, a santa Catalina y a santa Margarita y declaró que sus voces la exhortaban a llevar una vida devota y piadosa. Unos años más tarde, se sintió llamada por Dios a una misión que no parecía al alcance de una campesina analfabeta: dirigir el ejército francés, coronar como rey al delfín en Reims y expulsar a los ingleses del país.

Juana explicó que ella tenía la misión divina de salvar a Francia. Un grupo de teólogos aprobaron sus peticiones y le concedieron tropas bajo su mando con las que condujo al ejército francés a una victoria decisiva sobre los ingleses en Patay al tiempo que liberaba Orleans. Carlos VII se opuso a realizar campaña militar contra Inglaterra y Juana sin el apoyo real, dirigió en el año 1430 una operación contra los ingleses en Compiègne, cerca de París. Los soldados borgoñones la capturaron y entregaron a sus aliados ingleses.

Fueron conducidos ante un tribunal eclesiástico en Ruán que la juzgó de herejía y brujería. Pasó catorce meses de interrogatorio, tras haberla acusado de maldad por vestir ropas masculinas y de herejía por su creencia de que era directamente responsable ante Dios y no ante la Iglesia católica. El tribunal la condenó a muerte pero al confesar y arrepentirse de sus errores, la sentencia fue conmutada a cadena perpetua.

A su regreso a la prisión volvió a usar vestidos de hombre por lo que de nuevo fue condenada, esta vez por un tribunal secular, y el 30 de mayo de 1431, es enviada a la hoguera en la plaza del Mercado Viejo de Ruán. Sus entrañas y corazón se dice que no se quemaron y el cardenal inglés de Winchester ordenó que se arrojaran al río.

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Veinticinco años después de su muerte, la Iglesia revisó su caso y la declaró inocente. En 1920 el papa Benedicto XV la canonizó.

DesdeLaPlaza.com/Agencias/LDJ