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Aquí se baila como bailan los pobres*

*Título
“Baile de los pobres”, Calle 13
Álbum: Entren los que quieran
Sony Music Latin
2010

 

 

Me perdonan, gente querida de Calle 13, pero acá nos movemos sin copyright a pesar de que el SAPI siga con la lógica adecoburocrática noventera de listar los derechos de autor y patentes producto del “ingenio” (así lo dice en la ley, lo juro).

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Ayer A y yo estábamos hablando de cómo xl venezolanx seduce para todo: nos encanta regalar sonrisitas, una picada de ojo, una sobaíta en la espalda, y cuando nos vemos mano suelta, una agarraíta e nalga. Sabroso. A menos que una tenga el apellido atravesado, acá cuando una va a pedir una empanadita o que le cambien el mamagüebito billete de 100,  instintivamente, bate las pestañas, se acerca segura, se pone de ladito, sonríe, dice “por favor” y “miamor”. Y así es en nuestras cotidianidades, en las relaciones con el entorno y en las relaciones con lxs otrxs: nos gustar caer bien, nos gusta simpatizar y nos gusta ayudar también, rozando en el punto de rayar en lo metiche.

Y, epa, esta seducción no es sólo para tributar a la posibilidad de encuentros sexuales/amorosos, no. Esta seducción es para todo el mundo porque así somos, nos gusta el calor, y lo jocoso, y lo divertido, y lo alegre.

Unx se reconoce en los baños de multitudes de la gente de unx: unx ve y disfruta el tumbao de inmediato. De inmediato. Es hermoso de ver. Es una cosa, ese movimiento, uno que se bambolea, que se mece con el espacio y con el viento, uno que marca paso firme. Chamo acá si hay gente bonita, por diox. Ese caminar, esa actitú, ese malandreo, esa seducción bonita que se nos sale facilito ya borbotones, esa alegría de estarse con otrx… Carajo, es puro calor. Calor del bueno.

Así como tenemos este tumbao, nos enfrentamos ante las imposiciones, ante los mandaos: las cosas se hacen como nos da la gana. Pero, ¿cómo es que en un pueblo lleno de resistencia y furia con tanto bagaje detrás de el, en esta tierra caribe tan hermosa y tan rara, no iba a rebelarse, no iba a hacer bochinche?. “Esto es un pueblo abochinchado, Simón”.

Acá bailamos como nos da la gana, con nuestras reglas, en nuestros tiempos, en nuestras querencias. Ni antes ni después. Y eso quizá sea un don y una maldición al mismo tiempo porque al no ser rígidos y metódicos y sistemáticos con las cosas necesarias (como, defender la Patria, por ejemplo) porque estamos embochinchaos siempre, se nos pierde la vida y los esfuerzos.

Y, al mismo tiempo, quizá nosotrxs seamos nuestra máxima protección. Juntxs, rebeldes, envalentonaxs, resistentes. Sí, indiscutiblemente, acá lo que hay es fuerza y ganas de echarle bolas pa largo rato, ¿oyó?

Suelo recordar a mi papá cuando me ha dicho en varias ocasiones “nadie te quita lo bailao”, y aunque a veces una se sienta tan abatida y abandonada por la vida, las ganas de bailar siempre están. Es arrecho: es una sensación de extrañeza que se produce al no entender racionalmente qué carajo nos pasa por el cuerpo que se hace territorio en su quehaceres mientras recibe coñazos a granel, y aún así, se bailotea los coñazos.

¿Cómo iban a entender esos hombres blancos muy blancos católicos romanos españoles qué había acá, qué cosas-gentes éramos/somos? Acá, camaradas,  nos bailoteamos los coñazos, nos pintamos la jeta de morado, y salimos a la calle fabulosas y con senda actitú.

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