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Sobre heterosexuales, homosexuales y otros uales

El tema de la intolerancia hacia las conductas sexuales de las personas ha llegado a primera plana por la masacre perpetrada hace poco en EEUU. Más allá del dolor que nos produce cualquier masacre, nos tenemos que preguntar ¿por qué? ¿Es el ser humano un ser intolerante a todo aquello que escapa de las normas o de lo que se cree verdaderos? Todos podemos dar una respuesta, lo que leerán es una opinión, una más.

Vivimos en un mundo paradójico, donde muchas veces se borra con el codo lo que se escribe con la mano, o como dice Andrés Calamaro, borramos con la mano lo que ayer escribimos con el codo. En ese mundo de paradojas, la de la sexualidad ocupa el primer lugar. Por un lado sabemos que somos seres esencialmente sexuales y sexuados.

Además, si a eso le sumamos que proclamamos la liberación del individuo y que, cada uno es libre de elegir su modus vivendi, tanto en lo social, como en lo económico y cultural, este último como englobador de toda forma de vida, incluso la sexual, entonces ¿por qué tenemos tanta culpa de tocar el tema, por ejemplo, la educación sexual, o hablar de sexualidad con alguien? Esto es porque se malentienden conceptos religiosos, por ejemplo del pecado original. Cuando Dios creó al hombre una de las cosas que dijo fue “Y los bendijo Dios; y dijo les Dios: Fructificad y multiplicad y henchid la tierra…” Génesis 1:28.

Entonces ¿cuál fue el pecado original? El pecado original fue comer del árbol de la sabiduría, del conocimiento, de la voluntad de poder, del querer ser Dios. A partir de allí, se confunde lo de ser un ser sexuado, y se piensa que el único fin de la sexualidad es la procreación. Y no es así, uno de los fines de la sexualidad es la reproducción de la especie, pero no es el único, ya que aceptando esta definición descartaríamos como relación a toda aquella en la cual no se produjo la reproducción, por miles de causas. Y el ejemplo es cotidiano, cuántas veces se tiene relaciones sexuales y no hay fecundación. Además limitaríamos al acto sexual al simple acto del coito, es decir dejaríamos de lado el “hacer el amor”, descartando todo lo que implican los mimos, caricias, besos, que muchas veces se llevan a cabo sin penetración; en fin limitaríamos el hacer el amor al simple acto del coito reproductivo.

De qué hablamos cuando hablamos de libertad de elección, si cuando una persona vive libremente su sexualidad la discriminan y más si es mujer, amén de aquellos que eligen una sexualidad diferente a la de la mayoría. Utilizamos miles de formas de discriminación para con los que han elegido otra forma de vivir su sexualidad o de vivirla libremente:

PUTO – BALIN – TRAGASABLE – TROLA – PUTONA – MARIMACHO – LESBI – MANFLORONA – PERRA – MACHORRONA – MARIPOSON – PETERA-
-FURGON DEL MEDIO–

Vamos por parte, empecemos por las personas que ejercen libremente su sexualidad y lo practican con quienes quieran sin mediar el amor. Estoy pensando en las mujeres que si le gusta un hombre y tienen ganas se acuestan o ejercen una sexualidad sin límites con su pareja. Lo que menos le dicen es PERRA, con cierto tono de agresividad. Esto es dicho no sólo por mujeres, sino por los mismos hombres que se han acostado con ellas. Esto sucede porque muchas veces se le da al acto sexual un carisma de lucha entre dos bandos: los machos por un lado y las hembras por el otro. No digo hombres o mujeres porque estamos hablando del ser humano en su mayor expresión de animalidad.

Confundir el hacer el amor o el acto sexual con una lucha me parece algo que ni en los animales. ¿Gana el que logra mayores orgasmos o el que hace acabar al otro más veces? Expresiones como: “me voltee una putona”, o “se tragó todo el veneno”, son ejemplos cabales de lo que hablo.

Muchas veces se escucha hablar con tanto desprecio del otro sexo que lleva a pensar si en vez de un deseo, ni qué decir amor, no se relacionan con la otra parte por odio. Creería que no; lo que sí es por una necesidad propia y egoísta. Pero cuidado, en la época de los griegos la homosexualidad se justificaba por un machismo extremo; es decir, los hombres se amaban entre ellos porque sólo entre hombres se podía dar el amor puro. La mujer solamente era un animal de reproducción. Todo extremo termina pareciéndose a su opuesto. Creo que el respeto a la persona que elige una forma más abierta de sexualidad pasa por la no crítica, pasa por dejar vivir la forma de vida que quiera y si a mí me parece equivocada, simplemente me hago un lado y no me relaciona con esa persona, y la dejo que se relacione con quien ella quiera y comparta su forma de vida.

Ahora vamos al tema de los homosexuales. Aclaro que no voy a escribir una apología de la homosexualidad, porque apología implica defensa y creo que no hace falta defender nada. No hay culpa alguna además de que hablo tanto de la femenina como de la masculina. Estos son agredidos con el argumento de que son relaciones contra natura. Contra natura si no entiendo mal es porque va en contra de la naturaleza, se puede tomar como una acepción, la otra porque va en contra de la naturaleza del cuerpo humano.

Primer argumento de que sería en contra de la naturaleza, porque en la naturaleza no se da la homosexualidad. Eso es torcer los hechos para tener argumentos o desconocer la naturaleza. La homosexualidad se da en otras especies de la misma forma que en la humana, en perros, vacas, y nuestros más parecidos los primates cuadrumanos: monos, chimpancés, y otros.

Hace un tiempo proyectaron un documental en el Discovery Channel, que era de un ciclo sobre la sexualidad en el mundo animal. Mostraron en una reserva una filmación de unos chimpancés teniendo relaciones sexuales en una orgía. Eran todos contra todos, machos con machos, machos con hembras, hembras con hembras, sexo oral, anal, manual. Entonces, para no extenderme demasiado, es un falso argumento decir que es contra natura porque no se da en la naturaleza.


El otro es que va en contra de la naturaleza fisiológica del cuerpo humano. El orificio anal no es para que entre, solo para que salga. Si fuera así, no tendría que entrar nada, y la vía más rápida que a veces se tiene como acceso a medicación es precisamente la vía anal. Los que están en la profesión de la emergencia sanitaria lo saben, incluyéndome. Además la práctica del sexo anal no es privativa de los homosexuales, en las relaciones heterosexuales también se practica. Ahora bien, si el argumento es que la homosexualidad es contra natura porque practica el sexo anal, entonces al dejar de practicar este tipo de sexo, ¿dejaría de ser contra natura?, o ¿las lesbianas no serían contra natura, porque no practican el sexo anal? Entonces, ¿qué es contra natura? ¿La práctica anal o la relación? Si decimos que es el tipo de relación o sea el sexo anal, no estamos atacando a la homosexualidad sino al tipo de relación que se da también en heterosexualidad.

La otra crítica es que la relación sexual entre personas del mismo sexo, no cumplen con el fin de la procreación. Bien creo que con lo que puse en la primera parte, no hace falta agregar más.

Con respecto a los bisexuales, creo que se podrían encuadrar dentro de las personas que viven su sexo libremente y correspondería el mismo argumento sumado al de la homosexualidad.

Hasta acá llego, esto no pretende más que ser una opinión sobre un tema de la vida cotidiana de alguien que se considera un ser humano en vías de desarrollo, y por lo tanto con derecho a equivocarse o acertar como usted que lo está leyendo.

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