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Igualar hacia arriba

Izquierda es un nombre para los que aspiran a un mundo donde el bienestar sea para todos y no para unos pocos. Donde todos tengan acceso a una vida digna. Eso no implica que todos seamos pobres, todo lo contrario, lo que se pretende es que todos seamos ricos

Cuantas veces escuchamos: ¿qué clase de zurdito sos que tenés plata? O lo que decían de Mercedes Sosa, ¿Mira lo que cobra la zurda esa, y después habla de los pobres? Como si fuera una condición sine qua non que para tener ideas de igualdad habría que ser pobre. Como si la izquierda pretendiera igualar hacia abajo, que todos sean pobres.

Error, lo que se pretende es igualar hacia el bienestar. Quizás se confunden con la frase: sacarles a los ricos para darle a los pobres y, de esa forma equilibrar la balanza de riquezas. Quizás esa frase haya tenido sentido cuando las riquezas eran en oro y tierras pero, ahora que las riquezas son tan ficticias como el dinero que las sustentan, no hace falta equilibrar sino, aceptar la idea de que todos podemos acceder al bienestar. Igualar hacia arriba y no hacia abajo, aceptar la idea de que el bienestar de la persona depende de la satisfacción de las necesidades y no de la cantidad de bienes materiales que se poseen.

Cuantas veces escuchamos que los políticos ganan mucha plata y que los docentes ganan muy poco. El pedido de la mayoría es que los diputados ganen como los docentes. Mi pedido es que los docentes ganen más que los diputados. Los destinos de la humanidad están en manos de la educación, no de los diputados o senadores.

Igualar hacia arriba es equilibrar en el sentido de que todos tengan acceso al bienestar y la salud, que todos puedan tener acceso a la cultura, a los alimentos de calidad nutricional, a un trabajo digno, en el sentido de que sirva para vivir bien.

Igualar para el bienestar general es permitir que todos tengan acceso a todos los bienes y, que la educación sea la que trate de que, la voluntad de poder corrompa lo menos posible el deseo de los humanos. Que la educación sea la que enseñe a los humanos el respeto entre ellos. Es una ardua y problemática tarea que enfrenta milenios de culturas religiosas de pueblos elegidos, de dueños de la verdad y de falsa superioridad.

Igualar para el bienestar es tratar que el dinero vuelva a ser medio y no fin. Que los grandes entuertos financieros desaparezcan, que los bancos recobren su lugar como medio y no como dueños del mundo. Que los que tienen la materia prima, que los que ponen su trabajo como medios y herramienta de producción tengan mayor valor que el que sólo maneja dinero. Igualar para el bienestar es creer que en algún momento de los tiempos, todos los habitantes de la tierra podrán tener un buen desayuno, sin destruir el mundo en que habitamos.

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