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Cine Mexicano: El último de los Mohicanos, Ignacio López Tarso

Ignacio López Tarso nunca ha dejado de actuar. Su carrera, que comenzó en los años cincuenta, se ha mantenido activa hasta hoy. Su vocación ha sido férrea, lo que demuestra su interés por mantenerse en uno de los oficios más ensalzados y paradójicamente, a veces, también más cuestionados del mundo.

La actuación es un oficio difícil. Cada intérprete debe reinventarse día a día. Permanecer trabajando a lo largo de los años puede convertirse en una tarea titánica. Conservar y enriquecer el talento durante décadas es un mérito de pocos. Son muchos los que se pierden en el camino. Los que abandonan, los que se quedan en medio.

En el mundo de la interpretación permanecer es ya una virtud y si lo haces brindando actuaciones memorables, como en el caso de Ignacio López Tarso, el mérito es doble.

Para el actor de más de 90 años actuar ha sido internarse en un camino sin retorno que persiste en recorrer. Para él la actuación ha sido su vocación fundamental durante ya setenta años. Ha hecho cine, teatro y televisión. Desde sus roles célebres en la llamada Época de Oro del Cine Mexicano hasta nuestros días su tenacidad le ha permitido llevar una carrera relevante.

A López Tarso le interesa el trabajo interior del actor. Se concentra en crear sus personajes desde adentro para capturar su esencia hasta hacerlos parte de sí mismo. Se apoya en el autoconocimiento y en la observación del mundo. Así lo reveló en 2012 en una entrevista realizada por el crítico mexicano Oscar Uriel en el TAP (Taller de Actores Profesionales) de México. En esa oportunidad dijo lo siguiente sobre la interpretación: “Cada actor debe descubrir su propio método, aprender la teoría y alimentarse del conocimiento ajeno, pero sacando sus propias conclusiones”.

López Tarso es un hombre discreto. En un sinnúmero de entrevistas podemos percibir su personalidad. No se concede mucha importancia. Habla de su oficio con naturalidad. No se siente una estrella, aunque ha participado en películas como Nazarín (1959) de Luis Buñuel, Macario (1960) de Roberto Gavaldón o La estrella vacía (1960) que protagonizó junto a María Félix, entre tantas otras.

Junto a María Félix

Ignacio López Tarso actuó junto a “La Doña” en varias ocasiones. Lo hizo en La cucaracha (1959) de Ismael Rodríguez. También en Sonatas de ese mismo año dirigida por Juan Antonio Bardem. Asimismo, compartieron escena en La bandida (1963) dirigida por Roberto Rodríguez y en La generala dirigida por Juan Ibáñez en 1970. También actuaron juntos en Juana Gallo (1961) escrita y dirigida por Miguel Zacarías.

En La estrella vacía (1958) compartieron créditos representando a una pareja en la ficción. En esta película, dirigida por Emilio Gómez Muriel y protagonizada también por Carlos López Moctezuma, Enrique Rambal y Rita Macedo, López Tarso encarna a un periodista. Un intelectual subyugado por la belleza de una aspirante a actriz.

Pionera en el Óscar: Macario (1960)

Macario (1960) de Roberto Gavaldón fue la primera película mexicana nominada al Óscar y es quizás una de las más importantes en la carrera de Ignacio López Tarso.

En Macario todos los elementos confluyen para darle un cariz de coherencia y sentido a la película en su conjunto. Esta producción contó con la dirección de fotografía de Gabriel Figueroa reconocido por sus trabajos junto a Luis Buñuel, Emilio “El Indio” Fernández y otros realizadores de la Época de Oro.

Fue un filme premiado. Además de la nominación al Óscar, en España ganó el premio del Instituto Ciudad de Valladolid. En Italia se llevó la Copa de Plata. Además, se le otorgó el Diploma al Mérito en el Festival de Edimburgo y un premio para Ignacio López Tarso en el Festival de San Francisco. Fue exhibida en el Festival de Cannes, donde también recibió el galardón a la mejor fotografía para Gabriel Figueroa.

La cinta, que cuenta con las actuaciones de Ignacio López Tarso, Pina Pellicer, Enrique Lucero, Mario Alberto Rodríguez, Enrique García Álvarez, está basada en un cuento de Bruno Traven, quien a su vez se inspiró en “La muerte madrina” de los Hermanos Grimm.

Recorrer la carrera de Ignacio López Tarso nos permite comprobar que ha sido durante todos estos años un actor talentoso e inteligente.

Es el último de una generación donde lo más importante era tener talento. Es una leyenda viva y sobre todo un amante de la interpretación. Bien lejos está de la banalización que en esta época se vive en el mundo del espectáculo.

¿No conoces sus películas? Date una vuelta por la web y descúbrelas, vale la pena.

@luisauguetol

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