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Los inicios de la “producción” petrolera en Venezuela: El país que nunca llegó

Reventón, Los Inicios de la “producción” petrolera en Venezuela / Año: 2007 – Dirección y Guión: Carlos Oteyza – Productora: Bolívar Films – El documental pretendió ser: “La historia petrolera del país, a través de las grandes dificultades que tuvieron las incipientes exploraciones geológicas y las actividades de las primeras compañías extranjeras”

Este será el primero de muchos análisis que haremos en estas ‘Crónicas Hertzianas’, no a nuestra materia cotidiana (historia y actualidad de la televisión en Venezuela), sino a un género poco tocado por nuestra TV en su programación: El documental. No aquel que nace de la iniciativa de un creador-productor, sino pagado por quienes buscaron, detrás de la etiqueta ‘cultural’, ocultar la realidad de nuestro siglo XX, mintiendo sobre una Venezuela ‘muy rica para ser administrada por venezolanos’, y sobre potencias mundiales que ‘no saquearon, ayudaron a Venezuela’, a pesar del hecho evidente de naciones enriquecidas con nuestra energía, versus gobiernos venezolanos que nunca trabajaron por cuidarla, con los resultados que ya conocemos.

El siglo XX venezolano se caracterizó por gobiernos y gobernantes con pocos estudios, de los cuales las potencias mundiales (principalmente Estados Unidos) se aprovecharon, valiéndose del desconocimiento (y luego, del entreguismo) para saquear nuestras riquezas. Las leyes para el uso de nuestros recursos, y de las tecnologías foráneas, se lograban cuando los poderes detrás de la explotación ya controlaban dichos recursos, o cuando dichas tecnologías ya se habían posicionado en la gente, con las normas del importador, pasmosa lentitud que trajo grandes pérdidas a la ‘República de Venezuela’.

Lo anterior es exactamente lo que vemos en documentales como: ‘Reventón, Los Inicios de la producción petrolera en Venezuela’ (cuyo nombre es su primer error: El petróleo no se produce, se extrae, lo que se producen son sus derivados)que genera interés desde el principio, por su archivo audiovisual (patrimonio de la  productora cinematográfica ‘Bolívar Films’), pero la omisión de datos históricos, lo ‘edulcorado’ del lenguaje en temas delicados, y especialmente, lo que no se dice sobre ese ‘desarrollo de Venezuela’ que nunca existió, desenmascaran este trabajo cuyo fondo es el intento, vano, de maquillar el saqueo brutal que transnacionales y su beneficiario local (la oligarquía) hicieron, aprovechándose de dictadores y políticos de entonces.

Entrando en materia, estas son las verdaderas conclusiones de este documental:

  1. Las transnacionales petroleras estaban por encima del administrador de nuestro petróleo (el Estado venezolano): En 1929, la dictadura de Juan Vicente Gómez designa por segunda vez Ministro de Fomento (encargado de la economía) a un ciudadano no preparado en petróleo, Gumersindo Torres, quien en su primera gestión por esa cartera comenzó a estudiar, de forma empírica, este tema. Torres es removido del Ministerio, por presiones de las compañías extranjeras.

¿Su delito?: Crear el Servicio Técnico de Hidrocarburos, para supervisar de cerca la extracción de las compañías, en los propios campos petroleros venezolanos. Obtener nuevos ingresos para el fisco nacional, por los impuestos que las compañías habían dejado de pagar. Y quizás el más grave: Enviar a 6 ingenieros venezolanos a obtener conocimientos en el área petrolera y de refinación en universidades estadounidenses.

Primera traducción: ¡Las transnacionales petroleras, que decidían hasta por el propio Estado venezolano, ordenan a Juan Vicente Gómez remover a su ministro por pretender más derechos para la propietaria de los yacimientos (Venezuela)!

  1. Las empresas o individuos que deseaban nuestro petróleo estaban por encima de nuestras leyes, incluso del derecho de los pueblos indígenas a sus tierras ancestrales. Al sur del estado Zulia la empresa extranjera ‘Colon Development’ instala en 1931 un oleoducto que unió los campos de Tarra con el Lago de Maracaibo. El documental describe la construcción de la obra como: “difícil y peligrosa. Es una zona en la que desde 1915, cuando se realizan las primeras perforaciones, se entablan repentinos combates con los indios Motilones. A la lluvia de flechas que cae sobre los campamentos, las embarcaciones, y las vías férreas que se instalan en la zona, se responde con balas. No faltan heridos y muertos en esta ´épica petrolera’, que enfrenta culturas tan diferentes.

Traducimos: ¿Qué habría ocurrido hoy, con nuestra Constitución actual, y con el sistema mundial de Derechos Humanos, si una empresa extranjera que pretende la minería en territorios ancestrales de nuestros pueblos originarios, en lugar de denunciar al gobierno algún reclamo o agresión, respondiera al ataque matando a balazos, por aproximadamente 15 años, a los habitantes de esa zona? ¿Se habría considerado ‘épica petrolera’, que enfrenta a culturas diferentes’? ¿Cuáles son las ‘culturas diferentes’, la defensa del propio territorio, contra quienes buscan saquear recursos de ese territorio a costa de lo que sea? Más grave que esta forma absurda de justificar una matanza de ciudadanos venezolanos por las ambiciones de extranjeros, es el cierre de dicha ‘épica petrolera’ con una imagen donde el extranjero petrolero, brazo a hombro con las y los ‘nativos’, parece disfrutar, más del permiso de la dictadura de Juan Vicente Gómez para hacer lo que le venga en gana, que de una ‘reconciliación’.

  1. Las petroleras extranjeras estaban por encima de nuestros trabajadores venezolanos: La contradicción más terrible que se recuerda de esos primeros años de explotación petrolera es el hecho de que Venezuela, en los años 30, era el tercer productor de petróleo del mundo, pero sus trabajadores, los que producían el petróleo, vivían en condiciones de esclavitud (sobre las cuales Ramón Díaz Sánchez escribiría su novela ‘Mene’), hacinados en ranchos y hamacas por sus explotadores extranjeros (para el autor del documental: ‘leyenda negra, donde el petróleo pareciera culpable’)hechos que provocaron la primera huelga petrolera de la historia de Venezuela (huelga real, no el paro político-patronal que significó el concierto para delinquir, como bien lo denominara el documentalista Rubén Hernández, para intentar derrocar el gobierno legítimo del Presidente Chávez, entre 2002 y 2003).

Traducimos: El documental manipula los hechos, mostrando la huelga como ‘un conflicto normal, resuelto pacíficamente entre el gobierno, las empresas transnacionales, y la clase obrera buscando ocultar, primero, las condiciones a las que eran sometidos los obreros por parte de las trasnacionales, que además de desangrar la riqueza nacional, incumplían la Ley del trabajo de la época, desconociendo los sindicatos, y segundo, la represión brutal del gobierno militar y anticomunista de Eleazar López Contreras, donde resultaron muertos varios trabajadores petroleros, cuyos restos yacen en el cementerio de Mene Grande. Es evidente la intención de este documental de eludir la responsabilidad de las compañías extranjeras, por las deplorables condiciones laborales de los obreros venezolanos, y la complicidad del Estado, que les permitió a dichas compañías, incluso, desconocer las leyes de Venezuela.

  1. El presidente Isaías Medina Angarita es quien inicia las grandes luchas por los derechos de Venezuela sobre su petróleo. Siendo 1912 el año en que las compañías de las potencias mundiales se establecen en Venezuela, podemos confirmar que Venezuela pasó tres décadas sin clara legislación petrolera, lo que explica la falta de desarrollo científico de nuestro personal, y de infraestructuras y refinerías (a las potencias solo les interesaba extraer nuestro petróleo, como ocurre en toda economía colonial). Medina también reformó la Ley de Impuesto Sobre la Renta, lo que se tradujo en mayores ingresos para el país por la explotación que hacían dichas compañías extranjeras.

La empresa estadounidense Standard Oil (cuyos vínculos aparecen en todos los golpes de Estado que sufrimos el siglo pasado) fue la primera en oponerse a la Ley de Hidrocarburos por cuanto la nueva Ley imponía condiciones de igualdad sobre las ganancias del negocio que las transnacionales hacían con nuestro petróleo (50% y 50%, el célebre ‘fifty – fifty’), y además, obligaba a las compañías extranjeras iniciar trabajos para lograr la refinación, los productos que salen del petróleo, aquí, en Venezuela.

  1. El documental tapa con imágenes de fábricas y pocos productos terminados, la ausencia de producción nacional, porque, simplemente, no se logró: Destaca el plan del General Medina Angarita sobre el destino que pretendía dar a los altos ingresos petroleros logrados: la producción nacionalpero cuando menciona a los gobiernos que sucedieron al de Medina (sobretodo a la conspiración de Acción Democrática y las Fuerzas Armadas que lo derrocó  en 1945) no presenta estadísticas, ni cuántos venezolanos accedían a esa ‘producción nacional’.

Traducimos: la forma colonial de explotación del petróleo solo trajo dependencia de alimentos importados (que el documental edulcora con el término:nuevos hábitos alimenticios que se popularizan en el país”), pero además (y más grave) la narrativa de ‘país inviable, si no es por el apoyo extranjero’ se hace presente al mostrar a Venezuela, con millones de hectáreas para producir, como un país que solo puede producir petróleo, celebrando que, en lugar de crear la infraestructura para que el campesino ‘abandonado’, ‘desprotegido’ siguiera desarrollando su actividad en óptimas condiciones, se contentara por ‘cambiar el sombrero de cogollo por el casco’ y comprar comida importada en los ‘comisariatos’ en lugar de la que él pudo haber producido para su ‘compadre del abasto’.

  1. La ley de hidrocarburos de 1943 otorgaba concesiones a las petroleras por 40 años, pero Carlos Andrés Pérez comete la torpeza de nacionalizarlas antes, en 1975, condenando a Venezuela a no tomar control total de su actividad petrolera, hasta que Hugo Chávez derrota el sabotaje petrolero de 2002-2003: No solo la política de ‘No más concesiones’ de Juan Pablo Pérez Alfonzo (que tampoco fue la perfección en cuanto a teorías petroleras) fue un error, también la locura de no limitar la extracción de un recurso no renovable como el petróleo (extraer 3.500.000 barriles diarios hace obvio que cualquier campo se agote, además del desequilibrio mundial que representaba el petróleo a máxima disponibilidad, sin beneficio para los Estados que poseemos el recurso). También es falso que la ‘ley de reversión de 1971’, firmada durante el gobierno de Rafael Caldera evitó pérdidas para Venezuela , por el contrario: “Después de promulgada esta Ley se detectaron infracciones relacionadas con el desmantelamiento de instalaciones petroleras y en la reducción del nivel de inversiones en la industria, porque creían tales compañías que el capital invertido en la adquisición de bienes y equipos no serían indemnizados.
  2. La izquierda se alza en armas por la exclusión política de un gobierno que firmó su gobernabilidad en Nueva York, y no en la quinta ‘Punto Fijo’ de Rafael Caldera, pero los que pagan este documental pretenden presentarla como ‘gente irracional, que culpa a los demás de los problemas del país’¿Se producía de todo en Venezuela, no se importaba, o se importaba de forma mínima? ¿Alcanzaba el salario del trabajador para un mercado decente (para empezar ¿había empleo?)? ¿Consumíamos los alimentos que se generan con materia prima de nuestro subsuelo, o a base de trigo importado? ¿había viviendas dignas, o la mayoría del país, antigua “población rural” vivía en ranchos?

Si ese país sumido en el atraso de la monoproducción no era responsabilidad de las petroleras y los gobiernos ¿De quién era la responsabilidad? ¿Quién administraba la riqueza de un país de apenas 7 millones de habitantes, que las políticas de Betancourt nos habían hecho devengar 62% de regalías por la actividad petrolera? ¿A quién responsabilizar en una democracia representativa, donde los políticos tomaban las decisiones, y los ciudadanos y ciudadanas solo teníamos libertad de elegirlos, no de exigirles cuentas, porque ‘no sabíamos, ellos sí’? ¿A quién responsabilizamos del fracaso de aquella Venezuela, dónde además, el sector privado era parte del pacto de gobernabilidad firmado en la quinta ‘Punto Fijo’ de Rafael Caldera?

  1. En 1970 llegábamos a 10.000.000 de habitantes, de los cuales 64% vivía en zonas urbanas. Lo que el documental no dice es que dichos habitantes no gozaban de la condición de ciudadanas, y ciudadanos:Parece que el único logro de aquel sistema atrasado, de lo que se jacta el documental, fue la erradicación del paludismo (50 años después del inicio de la actividad petrolera en Venezuela), además de algunas autopistas y túneles inconexos, y eso sí (porque era interés dentro de la economía colonial) imponentes instalaciones petroleras. Se oculta la falta de vivienda (por una cámara de construcción mediocre, que nunca desarrolló ciencia e industrias de materiales de construcción) y por supuesto, la conveniente exclusión que permitía mantener al país dividido en clases, lo que permitía mano de obra barata para fábricas y mercados (hombres) y el comercio y el hogar (mujeres). Esto se matiza de esta forma: “Venezuela tiene el mayor ingreso económico por habitante de América Latina” (claro, ingreso que recibías si tenías empleo estable, cosa que la mayoría del país no tenía) “Sin embargo no logra armonizar las agudas diferencias sociales que arrastra desde siempre«.

Una economía sana es aquella donde un país, un territorio, desarrolla todas sus potencialidades, pero sobretodo, las que se desarrollan con el trabajo de su gente, que primero aprende el oficio o la profesión para crear, luego crea, luego produce, y luego vende y exporta (Esto quizás no lo entendió el documentalista, o sus patrocinantes, cuando habla de una ‘fortaleza del Bolívar’ que nunca fue divisa convertible en el mundo –como ninguna moneda latinoamericana lo ha sido, ni lo es-, porque la fortaleza se obtiene con volumen de producción y satisfacción de necesidades mundiales, no haciendo jueguitos con los números, ni importando maquinarias que debíamos producir en Venezuela, con nuestra realidad, buscando economizar costos de producción.

Era evidente que jamás surgiríamos como economía con una sociedad que viviera solo del petróleo, su producción, y sus vaivenes‘Reventón, Los Inicios de la “producción” petrolera en Venezuela’ termina siendo un trabajo con más excusas que explicaciones, que demuestran, sin querer, por qué el país se inclinó por un cambio profundo y definitivo, una Revolución, en 1998.

Un documental nunca será exitoso si no documenta realmente lo que ocurría en su objeto de estudio. Si hablamos de política, un documental debe presentar resultados, y precisamente la propia falta de los resultados que deberían haber ocurrido con las medidas políticas de aquellas épocas, demuestran que este documental, como tantos trabajos de propaganda, no hacen más que hablar de una Venezuela que nunca llegó a hacerse realidad.

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