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Redes sociales: ¡Que el fascismo no gane!

De cómo la indignación por quien miente, y una victoria contra la mentira, nos puede acercar, sin no sabemos medirnos, al fascismo

La historia, terca, parece repetirse: Un panfleto digital, caracterizado por su modo farandulero de hacer noticias, asomó la posibilidad que Lilian Tintori, la ‘Eva Braun’ venezolana (actriz, y ultraderechista, como la mujer ‘detrás’ de Adolfo Hitler) podría estar embarazada, hecho imposible desde el punto de vista de la pareja, pues la conocida figura de la televisión había denunciado que no le permitían visitar a su esposo, Leopoldo López, miembro del partido de ultraderecha ‘Voluntad Popular’, quien paga una sentencia de 13 años y 9 meses por incitar a la violencia que dejó 43 venezolanos asesinados en 2014, en la prisión militar de Ramo Verde (donde se le recluyó buscando, como suele ocurrir durante las visitas de su esposa y familiares, las máximas medidas de seguridad y vigilancia, ante la información veraz de enemigos dentro de su propio entorno político, que estarían buscando asesinarlo)

Por única vez, el pueblo venezolano, siempre acostumbrado a bromear, decidió devolverle a la oposición tantas maledicencias, y sobretodo tantas mentiras, que habían recibido, no solo sus dirigentes, sino ellos mismos, cuando eran criminalizados en sus iniciativas de organización para resolver problemas de su comunidad (‘colectivos’).

Twitter se convirtió en el escenario de batalla: La etiqueta #QuienPreñóALilian se convirtió en tendencia por varios días, dejando al desnudo las mentiras a las que Tintori recurría, asesorada por su equipo de mercadeo político, para tratar de presentar al instigador a la violencia, López, como un preso político, y a ella como la abnegada esposa que amaba a su esposo “injustamente detenido” (Figúrense si las esposas de los verdaderos presos políticos que existieron en la Venezuela del Siglo XX, que sí fueron presos, torturados y asesinados por pensar distinto, o por tomar las armas ante la imposibilidad de participar en política en democracia, por un gobierno que no obedecía a los venezolanos, sino a Estados Unidos, hubieran estado disfrutando su soltería forzada, comprando y celebrando con sus conocidos y amigos por el mundo ¿qué hubieran hecho los medios de difusión, en manos de los adecos y copeyanos? –especialmente los adecos, que siempre han sido miserables con sus adversarios, pregúntenle a Alberto Federico Ravell-)

Más de un opositor quedó descolocado viendo cómo la moral del dirigente neonazi, y de su dramática esposa, se desplomó con los propios enredos que provocó su propaganda y sus mentiras. Ni siquiera desviar la atención con la fábula del narcotráfico de unos supuestos sobrinos de Cilia Flores lograron interesar a quienes frecuentaron el twitter a esas horas. Quien a farándula y ‘show’ mata, no pudo terminar de otro modo.

Pero, como pasa con las bromas pesadas, siempre hay alguien al que se le pasa la mano (o al menos, creemos que fue uno de los bromistas).

Días después apareció una etiqueta que denunciaba un aborto que Lilian Tintori se habría practicado en la Clínica el Ávila (centro privado del cual también se inventó que el diputado Héctor Rodríguez habría cerrado dos pisos, con todo el dinero que ello significa, para el parto de su esposa. Teodoro Petkoff, conocido panfletario de la derecha, estuvo detrás de esa farsa)

Muchos indignados con las mentiras de Lilian Tintori se apresuraron a reproducir esa etiqueta, convirtiéndola en tendencia, la gracia se convirtió en morisqueta, gente conocida por ser defensora de cientos de derechos, especialmente del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, condenaron a la activista neonazi por haber abortado, llamándola ‘asesina’.

El aborto sigue siendo ilegal en Venezuela, y existen posiciones contra él, pero la irracionalidad dejó preguntas, y consecuencias:

  • ¿Qué pasaría si el equipo político de Tintori regó el rumor del supuesto aborto en la Clínica el Avila, para tratar de redimir tantas mentiras, ya descubiertas, de esta activista de ultraderecha (“los chavistas están tan llenos de odio, ahora inventan mentiras sobre mí, eso demuestra que yo siempre dije la verdad”)?
  • ¿Y si fuera verdad dicho aborto? ¿Qué ganamos con meternos, ya no en su vida privada (lo cual es bastante criticable, tomando en cuenta cómo la derecha se cree con derecho de irrumpir en las nuestras, y lo ha hecho) sino en una decisión dura, que nadie, especialmente una mujer, quisiera tomar, como lo es el aborto?
  • Por último, la igualdad de género, el derecho de nuestras compañeras, de la mujer en general (aun cuando sea una mujer que no cree en la igualdad de género, como Tintori) a disponer de su cuerpo, y decidir sobre la concepción o no de un hijo o hija. ¿Dejaríamos que el fascismo nos robe la bandera histórica de la lucha por los derechos de la mujer, como lo hizo el partido neonazi, Voluntad Popular, cuando engañó a la comunidad sexo género diversa con una diputada transgénero, de quien aún se espera que comience la esperada discusión de la Ley que garantice el derecho de esta comunidad a la pareja?

El fascismo roba banderas de lucha, cuando la inconsistencia se apodera del socialismo. Solo un fascista se mete con algo tan delicado como el aborto.

Fue la derecha fascista la que regó el malsano rumor del supuesto aborto que se practicó la dirigente socialista Andreina Tarazón, con una sordidez muy parecida, por cierto, a la que se le endilga a Lilian Tintori (¿Coincidencia? Difícil creerlo)

Finalmente, uniendo el caso de nuestra entrega anterior a éste, no olvidemos: En una televisora hay jefes, hay mandos, hay verticalidad (incluso en aquellas que han iniciado el camino de la horizontalidad, como se observa en el SIBCI) pero en las redes, la comunicación depende de quienes usan las redes sociales (incluso poniéndose de acuerdo varias, varios, para dicho uso)

Urge considerar estos casos en la ‘Misión Robinson Digital’, para aprender lo que NO debe hacerse.

Somos humanistas, o no lo somos, no hay término medio.

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