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El cerebro es el órgano sexual más importante

Hay que descubrir la importancia que tiene el cerebro en la respuesta sexual humana: el deseo, la excitación, el orgasmo y las sensaciones que estas reacciones conllevan. El cerebro, además de regular a las hormonas, entre ellas la dopamina responsables del placer, la serotonina que aliviar el estado de ánimo y las endorfinas que producen felicidad, también influye en nuestras emociones.

Cuidado con lo que está pensando justo en el momento que se está recibiendo una estimulación sexual, debe existir una conexión entre el sentir y no pensar. A veces el deseo puede bajar o no estar. En las mujeres el orgasmo puede no llegar, en el caso de los hombre pueden tener falla en la erección. Se debe tener presente que jugar con nuestro pensamientos, fantasear puede nutrir el deseo sexual. Las fantasías sexuales, como toda conducta, pueden trabajarse, no solo en la intimidad de autoerotismo, sino también en la comunicación con la pareja, uno pude seleccionar de las fantasías que tiene, qué compartir y qué no. El proceso de fantasear, si no surge de manera espontánea puede buscarse deliberadamente, en soledad o en pareja con el objetivo de aumentar el deseo y enriquecer la relación sexual. En la medida que podamos entender las fantasías como algo natural y parte de la sexualidad, vamos a poder disfrutarlas más y nos llevará a refrescar y renovar el disfrute sexual.

Por supuesto, esto quiere decir que el primer paso hacia un orgasmo pasa por nuestra cabeza. Saber reconocer las emociones y aprender a utilizar nuestra inteligencia sexual es fundamental para disfrutar plenamente de nuestra sexualidad. Puede pensarse por tanto que todos poseemos tal potencialidad y que, quizás, no la desarrollamos del todo por nuestro entorno sociocultural que demarca tabú, prejuicios y mitos.

Un buen aliado para estimular el cerebro es el beso

El beso erótico, ese que provoca sensaciones encontradas, escalofríos, calor y acelera el corazón, esconde un complejo mecanismo. Un proceso que comienza en los labios, la zona del cuerpo que, a pesar de sus reducidas dimensiones, es junto con la yema de los dedos, la que mayor densidad de terminaciones nerviosas contiene, es decir, en su interior se esconden múltiples receptores con gran capacidad para percibir, explorar y transmitir información al cerebro. Durante el beso, especialmente con lengua, hay un importante intercambio de saliva que hace que el hombre pase testosterona a la mujer y actúe como una especie de afrodisíaco que activa la receptividad sexual de la mujer.

Las feromonas tienen su rol

Las famosas feromonas son sustancias químicas que se emiten a través de la piel e influyen en la atracción sexual y como consecuencia en el emparejamiento. Su presencia en los humanos ha sido discutida, sin embargo, hay estudios que dicen que sí existen. A través del olfato estas sustancias juegan a estimular al cerebro e intervenir en el deseo sexual.

En conclusión, es importante incorporar los cinco sentidos: olfato, gusto, vista, oído y tacto en el repertorio erótico para estimular a nuestro principal órgano sexual: el cerebro.

Rina Morales Mera
Orientadora en sexología
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