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Entre eyaculación retardada y aneyaculación

Vamos a revisar estas disfunciones sexuales que presentan algunos hombres y no sabes qué hacer o cómo conversarlo con la pareja. Aunque muchos hombres pueden pensar que la eyaculación retardada y aneyaculación, son un don que permite hacer más duradera la relación sexual coital, esta situación a largo plazo puede tener una serie de consecuencias y desembocar en otras difusiones sexuales. Una eyaculación retardada o aneyaculación, a largo plazo, puede desarrollar una anorgasmia y falta de deseo sexual. Esto es normal, si no tengo orgasmo, y como consecuencia de esto, pudiera no quedarme satisfecho, cada vez me resulta menos atractiva la relación sexual.

Para el otro miembro de la pareja también es una situación difícil ya que se puede sentir culpable del problema de su pareja, además de poner en juicio su capacidad para complacer a su pareja. La eyaculación retardada y aneyaculación suele también causar infidelidades en las parejas, ya que ambas partes quieren saber si el problema viene de sí mismo o de su pareja.

Hay que tener claro a qué nos referimos cuando hablamos eyaculación retardada, es la incapacidad para eyacular a pesar de tener un alto nivel de excitación sexual y una buena erección. En la eyaculación retardada la sensación orgásmisca suele existir con mayor o menor intensidad. Por su parte, la aneyaculación es la total ausencia de eyaculación, el hombre presenta dificultades para llegar a eyacular aunque esté recibiendo una estimulación sexual adecuada y se sienta excitado, ya sea durante el coito, durante la estimulación manual u oral de la pareja o durante la masturbación. En el hombre puede haber orgasmo sin eyaculación, pero en el caso de la aneyaculación la sensación orgásmica se ve afectada, correspondiéndose con una anorgasmia.

La eyaculación retardada puede generar grandes conflictos en la pareja, esto puede generar que la propia pareja pierda el interés debido al dolor e irritación ocasionada en la zona estimulada o incluso que llegue a aburrirse o, en el peor de los casos, que desee acabar con la relación sexual o sentimental. En algunos casos ha sido motivo de separación de la misma, si no se pone una solución en conjunto, ya sea por las inseguridades que derivan de ella, la imposibilidad de tener hijos de forma natural.

Las causas que generan este problema pueden ser orgánicas o psicológicas, siendo éstas últimas las más frecuentes. Una educación sexual restrictiva, experiencias sexuales traumáticas, el miedo al embarazo, los problemas de pareja y sobretodo la ansiedad por el propio rendimiento sexual. A pesar de la multiplicidad de razones por las que puede aparecer esta disfunción sexual, siempre hay que remitirse a la individualidad de cada caso. Cada hombre tiene su propia historia sexual.

Qué se puede hacer

El primer paso por parte de la pareja es no pensar que él o ella son los culpables del problema, es decir, los sentimientos de culpabilidad deben desaparecer, así como la intención de volcar la responsabilidad en el otro. La pareja piensa que no sabe cómo estimularle correctamente o cree que no se es lo suficientemente atractiva o atractivo para él, acá no hay que buscar responsable.

La primera medida para superarlo es revisar sus creencias y actitudes negativas acerca de la sexualidad, ofrecerle una educación sexual adecuada, mejorar la comunicación de la pareja, así como promover que la persona se centre en sus sensaciones eróticas tanto en pareja como en solitario, sin exigencias de ningún tipo, para que pase de ser un espectador a un actor en su propia sexualidad.

Si la situación se convierte en rutina lo ideal es consultar a una persona especialista en sexología.

La terapia en pareja será efectiva en la medida en que ambos miembros de la pareja están comprometidos y altamente motivados para hacer frente a la dificultad.

La pareja debe iniciar con total naturalidad nuevos juegos eróticos para que él se relaje y sienta que, aunque no eyacule, sigue contribuyendo al placer de su pareja. Se trata de una buena ocasión para probar otros juegos que no se centren sólo en la penetración. Y resulta una excelente oportunidad para cambiar la rutina sexual de la pareja.

Orientadora en sexología
@rinamoralesmera
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