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Lo que se sabe y no se sabe de la invasión por Macuto

Para quienes no somos duchos en estrategia militar se nos hace nada fácil evaluar, desde ese punto de vista, lo sucedido en nuestro país el domingo 3 de mayo. Tampoco –en el mismo orden-, nos atrevemos a precisar aspectos resultantes y cada día más visibles de la pretendida incursión marítima de entonces. Desarrollamos estas líneas transcurridas una semana de aquel hecho, y sentimos que aún faltan muchas piezas (en el campo de guerra) para tener completa la armazón. Vista la complejidad del asunto, tal vez nunca lo logremos.

En medio de todo esto, está claro lo vergatarios y vergatarias que somos. También está claro hasta donde se arrima el nivel de ruindad de quienes jamás merecerán el perdón del mundo de la política y, menos aún, del gentilicio venezolano que alguna vez ostentaron y que ciertamente nunca merecieron. Mencionarlos en el presente espacio, por esta ocasión, sería ofender la crónica. Lo importante es que todos y todas sabemos de quienes se trata.

Desde mi óptica, el capítulo de la frustrada invasión orquestada por Estados Unidos teniendo a Colombia como base y peón de la Operación Gedeón, es la página más importante elaborada en defensa de la Revolución Bolivariana iniciada en 1998 con el triunfo electoral del Comandante Hugo Chávez. Si bien es cierto que la movilización del 13 de abril de 2002 para rescatar al Gigante de las garras del fascismo se ganó su sitial en la historia, la fase actual muestra signos que la hacen más particular.

En esta ocasión, estamos frente a una IN VA SIÓN. Sí, como suena y se escribe: una invasión que como lo comprendía el contrato magnicida elaborado para ejecutarlo, no dejaría piedra sobre piedra de ser necesario. Chavistas y no chavistas seríamos blanco de los delincuentes contratados para acabar con la República.

Hasta ahora 42 mercenarios, incluidos los gringos Luke Denman y Airan Berry, más el agente de la DEA, José Socorro Hernández, han sido privados de libertad. El domingo fueron aprehendidos en la Colonia Tovar, otros tres sanguinarios. En Petaquirito, La Guaira, ocho. ¿Qué faltan más?: seguro. ¿Qué un desconocido número de complotados pueden estar coleados en algunos niveles, y que eran claves en el plan mortal?: también puede ser. En estas primeras de cambio, es una hipótesis indescartable que solo las investigaciones sabrán colocar en su santo lugar.

En todo caso, por encima de una y otra cosa, nuevamente tenemos motivos para sonreír. No significa que debamos cantar victoria definitiva, porque no es momento de llamarse a engaños pero sí es justo dar a esta avanzada el valor que tiene.

Nuevamente el espíritu cívico militar de los pilares de nuestro proceso de cambio, volvió a poner de relieve que la razón le asistió siempre al invicto Chávez cuando insistía en torno a esta fórmula que, como ha quedado demostrado, está muy cerca de ser imbatible. Chuao, en el estado Aragua, es ejemplo de ello luego de lo acontecido el lunes 4 de mayo.

Ese día, pescadores, policías y militares jugaron el rol que cada uno tiene dentro de la Revolución, para enfrentar y derrotar la embestida que tenía al frente a los conspiradores que huían del estrepitoso fracaso en la costa guaireña.

Aguardemos lo que está por venir. De seguro, dejará pequeño a lo que hasta ahora conocemos.

¡Chávez vive…la lucha sigue!

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