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Netflix: El hilo fantasma, cuento de hadas neurótico

Luego de veinte minutos comienzas a comprender de qué va la cinta cuyo argumento (más no su puesta en escena) está lleno de lugares comunes bellamente encubiertos.

 

Lo mejor de El hilo fantasma es su banda sonora, desde que comienza la película su música te permite avanzar en una historia que no atrae en el primer momento, por el contrario, quizás agobia. Luego de veinte minutos todo cambia porque comienzas a comprender de qué va la cinta cuyo argumento (más no su puesta en escena) está lleno de lugares comunes bellamente encubiertos.

La música creada por Jonny Greenwood es desde el comienzo el hilo conductor de este cuento de hadas impregnado de neurosis.

“La mayoría de la gente consume historias de amor con el fin de identificarse con los enamorados” decía Rogert Ebert, el crítico de cine norteamericano, en este caso no sé si esto pueda ser del todo posible para el espectador promedio. Al menos no para aquellos que desean tener relaciones sanas.

Detrás de las telas, los encajes y cada uno de los detalles que envuelven su oficio, el diseñador Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis) esconde una vida incompleta. Detrás de su meticulosidad y sus manías (que presenciamos desde la primera escena) se oculta su discapacidad, la cual es el tema principal de esta cinta dirigida y escrita por Paul Thomas Anderson.

El mundo de la moda en la década de los cincuenta con todo lo que puede tener de fabuloso se recrea en esta historia de amor (¿realmente es eso amor?) sobre un diseñador y su musa e inspiración, una camarera (que no tiene nada de simple) la joven Alma interpretada por Vicky Krieps.

La película, que puede parecer en ocasiones monótona, recrea una y otra vez los procesos creativos del protagonista, puntada por puntada lo vemos hacer hermosos vestidos, dibujarlos y hasta soñarlos para luego sumergirse en la fatiga de quién vive buscando todas las respuestas en un solo ámbito de la existencia.

El viejo cliché del artista confundido, del artista neurótico incapaz de desayunar tranquilamente (algo tan simple) debido a su “genio” es uno de los puntos que juega en contra de la bella realización creada por Thomas Anderson.

Resulta chocante que El hilo fantasma más allá de su perfección técnica no conmueva, al menos no del todo. El filme está correctamente filmado, pero en ocasiones es frío.

La fotografía de la película, hermosa y diáfana, los bellos decorados, la ropa y el carácter de todos los personajes, incluyendo a Cyril (Lesley Manville) la hermana del protagonista, esconden un cariz perverso, que nos impide abrazar emocionalmente por completo esta historia.

El hilo fantasma es un filme sobre la moda, su elegancia, sus telas y colores (todo esto retratado al detalle con total minuciosidad), pero solamente en apariencia.

El universo en el que se mueve el protagonista de la cinta pudo haber sido otro, Reynolds podría haber sido pintor o músico, su obsesión por lo que hace y por controlar cada parcela de su vida a través de ello, es el meollo fundamental de una historia de amor un tanto torcida con episodios felices.

“En realidad cualquiera nos puede aniquilar, de la misma manera que cualquiera puede conquistarnos, y esa es nuestra fragilidad esencial” dice el escritor español Javier Marías en su novela Los enamoramientos, de esa fragilidad y el juego que incluye la fuerza que hay que tener en el proceso de la conquista va esta historia de amor disfuncional.

@luisauguetol

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