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Infancia 100% libre de humo

Desde el año 1989, la Asamblea Mundial de la Salud designó el 31 de mayo como el “Día Mundial de No fumar”, con el fin de alentar  a los consumidores de tabaco a dejar este nocivo vicio y aumentar la información al  público en general sobre el impacto negativo que tiene el tabaco en la salud propia y de su familia. Unos 700 millones de niños, es decir casi la mitad de los niños del mundo, respiran aire contaminado por humo de tabaco.

El daño del tabaco no es sólo para quien lo consume directamente, existen 3 tipos de humo nocivo: el primario (que aspira directo el fumador), el pasivo o secundario (que respiran los que no fuman pero están alrededor) y el terciario: son los tóxicos que quedan en objetos del entorno (¡incluso en la ropa!) y que fácilmente llegan a un niño o bebé por un abrazo, una caricia o manipular un juguete.

Cuando una embarazada fuma, el feto es considerado fumador activo, ya que los componentes del cigarrillo atraviesan la placenta y provocan daño directo en el desarrollo y salud posterior del futuro bebé, incluso malformaciones congénitas, retardos del crecimiento y riesgo elevado de muerte fetal.

El hecho de fumar “lejos” de los demás no los protege de padecer los riesgos que conlleva este terrible vicio: mayor posibilidad de muerte súbita, asma bronquial, otitis media, rinitis, neumonías, retardo del crecimiento, alergias, cáncer y cientos de peligrosos etcéteras…

No sólo debe tomarse en cuenta el daño orgánico; el ejemplo de padre fumadores es copiado por los hijos resultando en jóvenes que inician esta práctica desde edades muy tempranas. Debemos proteger activamente a nuestra infancia de las terribles consecuencias del tabaquismo y velar porque se cumplan las leyes de espacios libres de humo de tabaco así como campañas educativas y acceso a información escolar y familiar confiable sobre este problema.

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