La oposición venezolana, si no fuese porque durante años sus mentes fueron programadas y moldeadas a imagen y semejanza del fascismo oligárquico internacional, diría que es un mal chiste. Un chiste barato de esos “Stand Up Comedy”, donde algún idiota cuenta alguna estupidez y tienen que acompañarlo con risas grabadas para animar a la audiencia.
Pero hay chistes barateros que son peligrosos, porque como dice el refrán “quiso hacer una morisqueta y le salió una payasada”, porque la pretendida gracia de querer tumbar al gobierno a punta de foquismo y de terrorismo les está saliendo muy caro a esos promotores de la violencia, embestidos de esa inmunidad que les da ostentar el cargo de diputados y gobernadores y aupados por la que debería proceder a iniciar la petición de antejuicio de mérito para poder parar esta locura incendiaria. Más de 50 muertos y cuantiosos daños al patrimonio público y privado terminan siendo un pésimo sketch de la mediática cómica internacional.
Los mercenarios contratados por esta clase politiquera opositora tienen sitiados a varias zonas de la capital y a algunos municipios, donde precisamente son gobierno. Dicen que este gobierno es una dictadura a la cual hay que hacer caer, pero adoran la dictadura que les tienen los malandros, por ejemplo, en San Antonio de Los Altos, donde “la gente seria y pensante de este país” les llevan cafecito, comida, les compran medicamentos y esperan detrás de sus ventanas enrejadas el espectáculo de los choques contra la GNB y la PNB. Como fieles consumidores de la basura televisada de los canales gringos, creen que están en un “Reality Show”.
Pero ya han pasado varios días y ahora sienten el peso de vivir bajo asedio de sus “muchachos”: no tienen agua, no les llega la comida porque estos “paladines de la libertad y la democracia” incendian cualquier camión que intente surtir los comercios, no pueden transitar libremente porque los amenazan, los extorsionan, los martillan. Viven en su toque de queda autoinfligido. Pero ellos felices, porque “todo sea porque caiga este régimen”. Aunque ya no se sienten contentos, porque hasta sacaron un comunicado firmado por la “sociedad civil” pidiendo el cese de esas acciones, porque ellos apoyan las protestas pero no los saqueos ni los daños ni la violencia. Tarde piaron.
Y los psicópatas de Freddy Guevara, Julio Borges, Lilian Tintori, Henrique Capriles Radonsky, María Corina Machado, Richard Blanco, José Guerra, Josy Fernández, José Luis Rodríguez, Gerardo Blyde, Ramón Muchacho, Carlos Ocariz, Juan Requesens, y esa cofradía de perdedores que están en la MUD juran que ya la caída del gobierno está cerca. Pero olvidan que lo que está cerca es su caída en los calabozos de Tocorón. El sistema penitenciario quería tener un coro y con los cientos de detenidos en flagrancia cometiendo desmanes terroristas están cantando, ni el “sistema de Abreu y Dudamel” tiene barítonos ensayando para los años que les sale estar en la cárcel.
Como ya se sienten perdidos, arrecian en la violencia, con la consecuencia de quemar en vivo y directo a uno de los suyos en Altamira, como muestra morbosa de lo que les espera a los chavistas cuando ellos lleguen al poder. Y saben muy bien que si el pueblo se arrecha, en un día se les acaba el pan de piquito, pero no le daremos el gusto, ya le tenemos muucha ventaja al estar reunidos en asambleas por la constituyente, que definitivamente será nuestra arma para construir la paz duradera.
Mientras ellos se consumen en su fuego, nosotros avanzamos en corregir y perfeccionar nuestra constitución, donde estamos tomando nota de las limitaciones que nos impone aplicar la justicia por tener trabas institucionales que compra la reacción a punta de dólares. Pero eso, debería ser una de las primeras decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente designar un o una nueva Fiscal General, despojar de la inmunidad a esos diputados y a los gobernadores fascistas, activar mecanismos que aceleren la aplicación de la justicia y duplicar o triplicar las penas contra los traidores a la Patria. Que no haya impunidad, caiga quien caiga.
Y a los actores, deportistas, faranduleros, reguetoneros, periodistas, pendejos que están volteando la bandera presionados por sus sponsors, el billete verde se acaba, los contratos se cierran, los despidos de los medios son mas comunes de lo que creen, hay música que pasa de moda y todos, toditos van a envejecer. La vida siempre cobra factura y ese acto de perder la dignidad por unos dólares más será su mayor logro. Querían ser “influencers” pero terminaron ser el hazmerreír y la vergüenza global. Acá no los queremos. Nuestros hijos no merecen tener referencias tan oscuras como esos que se venden al peor postor. Pasaron a ser la mosca que no caza el águila.
Ya es tiempo de hacer un giro radical en la forma como elevamos nuestros valores patrios, en como nos descolonializamos de esa industria cultural alienante cuya hegemonía la tienen los gringos. La ANC tiene la oportunidad de oro de promover esos cambios y que los aportes vengan de las miles de manifestaciones autóctonas, de base, no desde la farándula, menos esa que nació en los predios de la televisión basura y aún sigue en algunos medios públicos.
Los temas son muchos, todos necesarios, y ese es el temor de esta oposición quemada, que no tiene argumentos, que vive del selfie y del chisme, que no mira al cielo, que vive su posverdad en pantallas de 7”. No tienen nada que ofrecer, porque su zona de confort no los deja. Por eso odian. Como dijo Arturo Jauretche, pensador argentino: “La multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor.”
Quémese después de leerse.
