Si le dices adiós al capricho amoroso dejas atrás la obsesión

¿Te has calmao la sed na’ ma’ probando unos labios? Porque na’ ma’ preguntando eso ya me he acalorao’ y ahora me encuentro salivando.

He de confesarte que nunca entendí cómo estuve tan obsesionada por alguien que no había besado en algo más de un año (por un tema migratorio de su parte). Y no me llames tonta, sí sabía de la existencia de las muchas otras bocas que querían ser besadas, pero, ¿qué te puedo decir?, simplemente no les prestaba atención por andar de caprichosa por una particular boca.

Dicha situación dominaba mi cabeza así que decidí aventurarme y vivir la experiencia de matar un capricho amoroso. Te comparto algo de eso en #NoEstoy420 por si acaso decides que también llegó tu momento para iniciar el proceso.

Wikipedia en español asocia el concepto de capricho con el deseo, la rabieta infantil y el libre albedrío, explica, además, que los caprichos que irrumpen con firmeza la mente golosa y glotona de las mujeres embarazadas reciben el nombre de antojos.

Al capricho de los románticos yo lo llamo: obsesión amorosa.

Obsesionarse es parte de la vida, es un tema común y universal, todos, sin excepción, tenemos algún tipo de obsesión.

Quién iba a pensarlo, ¿no? Sentir obsesión es algo normal, pero… ¡epa, pendiente, perro caliente! Si no controlas tus obsesiones éstas se pueden tornar enfermizas y ellas nunca deja de existir solamente porque les ignores.

Si le dices adiós al capricho amoroso vas dejando atrás la obsesión, empieza ya por lo importante:

1. Desilusiónate. Si tienes una obsesión amorosa que no va pa’ lante es porque posiblemente ese amor nunca va a ir pa’ lante. Date cuenta de que tienes que encontrar la manera de darte cuenta.

2. Juega contigo a que tienes que cambiar incluso aunque lo veas difícil, juega a que todo es fácil. ¿Soltar el pasado? Eso es pan comido.

3. Reflexiona sobre lo que en realidad está pasando y en cómo eso te está afectando. Las personas que reflexionan no permiten que un simple capricho les arruine la vida, además que van cambiando, crecen, maduran.

Y… volviendo otra vez a esos labios, he de hacerte otra confesión; no los he superado, de hecho, entendí que jamás voy a olvidar esos labios con los que soñaba, fantaseaba y que deseaba a cada rato.

No te atrevas a juzgarme porque ser humano que no se haya encaprichao’, ¿realmente es un ser un humano?  ¿Te diste cuenta? Ya hablo de eso como un tema del pasado así que ya llevo algo adelantado y pienso continuar.

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Ahora vienes tú. ♥