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¿Es verdad que 100 años no bastan?

“Yo conocí a Bolívar una mañana larga, 
en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento,
Padre, le dije, eres o no eres o quién eres?
Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:
‘Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo’»

Pablo Neruda

Bolívar despierta de nuevo. Lo hizo hace poco, 200 años después de su partida y en el liderazgo popular y revolucionario del Comandante Hugo Chávez. ¿Qué pasó con la profecía del poeta Pablo Neruda? ¿Por qué debió duplicarse el tiempo? ¿Tardó en despertar el pueblo? ¿Cuál pueblo? ¿Cuál Bolívar?

Hoy es buena fecha para reflexionar sobre el tema del despertar de los líderes inmensos de la humanidad, como es el caso del venezolano y nuestroamericano Simón Bolívar. En la acera, aquí, conversando, en diálogo, como lo hacemos cada semana en este intercambio de ideas para contribuir a fortalecer nuestra conciencia proletaria, queremos inscribir el despertar de Bolívar en la conmemoración de los primeros 100 años de la revolución bolchevique en la Rusia de 1917.

Vladimir Ilich Ulianov, el Lenin vanguardia proletaria, capaz de organizar los soviets para contribuir a construir el socialismo en el mundo (“Proletarios de todos los pueblos: ¡Únanse!”), bien pudiera ser el venezolano que en el siglo XIX liberó a cinco naciones de una Abya Yala invadida y colonizada por la prepotencia monárquica de la Europa que aprendía a explotar (de modo capitalista) a los seres humanos como una forma de perfección de la esclavitud y de sofisticar la plusvalía obtenida y robada a los productores directos.

Especulo. Los méritos de cada individuo son sólo suyos y responden a circunstancias muy particulares. Pero las causas sociales y económicas, las razones históricas pueden sobrevivir y sobreviven a los individuos, cuando ellas son justas.

Explico un poco más. Cuando el líder revolucionario Hugo Chávez califica a Jesús el Nazareno como el “primer socialista”, lo que quiere decir es que la causa social y económica que convocó y convoca a diferentes formas de lucha por una misma libertad de la humanidad, puede explicarse a través de la figura poética de la “reencarnación” de las y los líderes, llámense Jesús, Bolívar, Che o Chávez: “Bolívar, capitán, se divisa tu rostro. / Otra vez entre pólvora y humo tu espada está naciendo. / Otra vez tu bandera con sangre se ha bordado. / Los malvados atacan tu semilla de nuevo, / clavado en otra cruz está el hijo del hombre” (Pablo Neruda).

El espíritu de la victoria socialista en octubre de 1917 no se agotó con el fracaso de ciertos procesos, de falsos liderazgos y traiciones que condujeron al derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas (URSS). Tampoco el imperio santanderista en Venezuela, con José Antonio Páez y la larga noche de la IV República que naciera en 1830, significaron jamás la muerte de Bolívar. Duermen líderes y procesos vapuleados por el poderío del capital y la hegemonía del perverso pensamiento con el que ideologizan a los pueblos, pretendiendo arrebatarles su conciencia. Pero también despiertan  “cada cien años cuando despierta el pueblo».

Más allá de los nombres, de las identidades individuales, de los liderazgos que encabezan procesos históricos y se convierten en  vanguardias, en las luchas por la liberación de la  humanidad no debemos olvidar que el motor tiene por combustible la lucha entre irreconciliables clases. Y está bien que se observen los grandes y determinantes aportes de individuos como Cristo, Bolívar, Lenin, Che o Chávez (por nombrar tan solo unos pocos), pero la verdadera observancia debe centrarse en la conciencia. Conciencia de clase proletaria, de las y los trabajadores, de las y los revolucionarios. Por eso, parafraseando al poeta Neruda, Bolívar despierta en la conciencia de un pueblo activo, en vigilia, luchando. Es esa conciencia la dueña del verdadero liderazgo. La que anda de espada blandida, por América Latina, por el mundo, por el sueño posible de la Patria socialista.

Ilustración: Xulio Formoso

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