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Vicepresidencia de Comunicación, Cultura y Turismo: ¡Identidad!

Una decisión histórica la del Presidente Nicolás Maduro: Fusionar, en una vicepresidencia (ente coordinador) las materias (ministerios) de Comunicación, de Cultura, y de Turismo – La cultura es el núcleo para el desarrollo de la identidad nacional – La comunicación es la que debe compilar esa identidad nacional, y ponerla en común – El turismo es para que el mundo venga a conocer nuestra identidad, lo que verdaderamente nos distingue, más allá de nuestra rica geografía.

Las acciones que comenzaremos a vivir, a partir de este nuevo 2018, no serán las que dejó Hugo Chávez (las cuales continúan, porque es el mismo proyecto político), sino las que Nicolás Maduro puede tomar, luego del control político logrado, tras 5 años de la misma violencia que vivimos hace más de una década (desde el año 2000 hasta el 2004), provocada por la misma clase a la que derrotó Venezuela, que trató de reducir el proceso político que vivimos al término ‘chavismo’, poniéndole a Hugo Chávez un uniforme de ‘caudillo’ que nunca encajó en el demócrata más grande que ha tenido la política nacional, y desconociendo el primer proyecto coherente, en táctica y en estrategia, de la historia de Venezuela.

Con la elección del Presidente Maduro el 14 de abril de 2013, se demostró que Venezuela vive una irreductible revolución de origen popular, con dirección colectiva forjada por un liderazgo rebelde, pero pragmático. Chávez logró algo sumamente difícil: sacar de la dirección de nuestro país a todo un sistema político, respetando la Ley (en concreto: cambió el orden jurídico, usando lo que el viejo sistema le ofrecía, con el imprescindible apoyo del pueblo venezolano), y enfrentando la violencia de un sector que jamás creyó en la democracia usando todas las herramientas para mantener la paz, sin sacrificar las libertades, ni violar derecho humano alguno (algo también extremadamente difícil, tomando en cuenta la estrategia que tomó la oposición desde 2007, inspirada en el manual de Gene Sharp, nazismo sofisticado que buscaba provocar una guerra civil en Venezuela, usando las libertades de la democracia, contra la democracia).

Si la obra de Hugo Chávez comenzó a verse cuando, junto con el pueblo venezolano y los patriotas dentro de la industria, tomó el control de PDVSA, hecho que definió el rumbo político de Venezuela desde 2003 hasta 2011, la obra del presidente Nicolás Maduro está comenzando a verse desde este año 2017, cuando el pueblo, y su firme decisión, hizo posible la Asamblea Nacional Constituyente, lo cual garantizó lo primero que se requiere en política para gobernar, y resolver los problemas que se presentan, en especial el problema económico que estamos viviendo: El control político del país.

Ese control político lo vemos materializado con la decisión del presidente de la República, Nicolás Maduro, de crear una Vicepresidencia largamente esperada por quien escribe, que reúne, para coordinarlas, tres áreas estratégicas, interdependientes, y vitales para el desarrollo del Plan de la Patria: Comunicación, Cultura y Turismo.

Haciendo un poco de historia, esta no es la primera vez que se fusionan dos de las tres áreas anteriores, en una instancia más pequeña que la que ofrece hoy una Vicepresidencia. El gobierno del Presidente Luis Herrera Campins creó el ministerio de Comunicación y Turismo, pero no tenía el mismo fin de hoy. En aquella época, la idea era conseguir dinero para Venezuela, a través del turismo, y la comunicación solo era un vehículo para lograr esto.

Esta Vicepresidencia busca algo mucho más grande, y la primera evidencia fue la persona elegida para ocuparla: El nuevo ministro de comunicación, Jorge Rodríguez, cuya primera referencia son sus resultados en las victorias electorales que la Revolución Bolivariana ha tenido desde su llegada, hace casi 10 años, y, más recientemente, su trabajo por explicar al país uno de los retos que la comunicación actual (Internet, las redes sociales) nos impone: La ‘Big data’, o psicometría aplicada a la comunicación.

Rodríguez recibe un ministerio que, en las dos gestiones de su predecesor, Ernesto Villegas, logró los primeros pasos del mandato que Hugo Chávez dejó en su célebre ‘Golpe de Timón’: Que todos los medios del Estado funcionen como un sistema.

Delcy Rodríguez, hoy presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente, durante su gestión como ministra de Comunicación, logró reunir todos los recursos con los que cuenta el Estado para producir radio, televisión y contenidos multimedia, antiguamente dispersos en diferentes instancias: La Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL), administradora del fondo más grande de Venezuela para financiar programas de radio y televisión (el Fondo de Responsabilidad Social, entonces adscrito a la Vicepresidencia Ejecutiva de la República) y La Villa del Cine (antes en el ministerio del Poder Popular para Cultura), la productora de cine más grande del país, que ha logrado la mayor cantidad de películas realizadas en la historia de Venezuela.

La presencia de Ernesto Villegas (conocedor del Sistema de medios que él mismo empezó a unificar) en el Ministerio de Cultura, y de la Ministra Marleny Contreras (que está haciendo contactos con el mundo en materia de Turismo, en medio de un cerco mediático internacional) parecen dejar todo listo para la nueva etapa de la comunicación de la República Bolivariana de Venezuela, que podríamos desglosar (o proponer, si esto no fuera el objetivo evidente) de la siguiente manera:

Cultura: Definir nuestra identidad nacional (Valores)

¿Cuáles son nuestros valores como venezolanas, como venezolanos, como país? Los valores son aquello que nos caracteriza, nuestras características como sociedad.

Por ejemplo: Si, como diría Eduardo Rothe, las y los venezolanos nos caracterizamos por ser: serios pero informales, por cultivar la perfección sólo donde es obligatoria, en la ciencia y la tecnología, la aviación y la música; y en lo demás cultivar un cuidadoso desorden que da a nuestras obras y labores, a nuestras ciudades y servicios, un toque de incompleto”; si nos caracterizamos por: ser esencialmente democráticos, hartos de siglos de dictaduraso por adelantar: “una Revolución controvertida e imperfecta, llena de errores pero libre de los horrores totalitarios de la historia”, en un “maravilloso país de la exageración, donde la crítica es mayor que lo criticado, donde la queja supera al motivo de la queja”; esos son nuestros valores.

Esta es, en nuestra opinión, la principal labor de un Ministerio de Cultura que comunica: Investigar, compilar, y, con nuestros valores positivos en la mano, sustituir los antivalores de la colonia que fuimos hasta este siglo XXI, que son: Extracción como fuente de riqueza, dinero fácil, y las consecuencias de ello (parasitismo, conformismo, improvisación, corrupción, y una campaña bien elaborada de desmoralización, para que conformarnos con que ‘somos así’, y por ende, nunca cambiar) por los valores de una economía moderna: Trabajo como fuente de riqueza, creatividad, productividad.

Si queremos que Venezuela tenga el trabajo, la creatividad y la productividad como valores, el nuevo Ministerio del Poder Popular para la Cultura debe hacer alimentar toda una campaña electoral con lo que somos; en términos genéticos: recopilar la información de qué somos las y los venezolanos para conformar nuestro ADN nacional, lo cual significa:

· Descubrir nuestros valores.

· Buscar, en nuestra riqueza cultural, los instrumentos culturales (la música, la plástica, el cine, la escultura, etcétera), para alimentar dichos valores.

La estrategia entonces es, una vez logrado lo anterior, hacer cotidiana la cultura, más allá de organizar eventos, o actividades culturales aisladas (lo que, en palabras de la comunidad de cultores, significa que ‘el ministerio de cultura debe dejar de ser una agencia de festejos’)

Comunicación: Poner en común nuestra identidad nacional (Neutralizar los antivalores – Naturalizar los valores)

Comunicar no es lo mismo que difundir (transmitir a un grupo de personas una información, que es lo que cotidianamente debe seguir haciendo el Ministerio, coordinando a todo el SIBCI, medios comunitarios, y diferentes servicios aliados en Venezuela y el mundo)

Comunicar viene del griego Koinona, que significa, poner en común, y en este caso, poner en manos de todas y todos los nacidos, los no nacidos, y quienes sigan a Venezuela en el mundo, sus valores.

Una vez investigados, compilados, y separados nuestros antivalores, por nuestros valores, se debe realizar la labor de comunicar en dos direcciones:

· Publicar, con todos los recursos culturales (música, teatro, cine, calle, plástica, escultura, etcétera) y con todos los recursos comunicacionales (radio, televisión, multimedia) los valores que tenemos, aptos para esta etapa de Venezuela (trabajo como fuente de riqueza – creatividad – productividad)

· Crear una campaña de limpieza de los antivalores, vinculados a la economía colonial rentista (parasitismo, conformismo, improvisación, corrupción, complejos de inferioridad). En definitiva,modificar lo negativo, conociéndonos primero.

En resumen, el Ministerio de Comunicación, y para ello debe servir la Vicepresidencia, debe alimentarse del Ministerio de Cultura para poner en común (es decir, para que todas y todos conozcamos, asumamos, y sea parte de nuestra vida diaria) todo el ADN que comprende nuestra identidad como venezolanos y venezolanas.

No podemos estar claros en la misión de defender este, nuestro territorio, si no conocemos por qué este territorio es nuestro, no podemos sentir nuestro un territorio si fuimos educados para creer que, por ser venezolanos, o venezolanas, no somos capaces de administrar nuestro espacio, y por supuesto, sus riquezas. Si no nos conocemos, jamás podremos tener seguridad de nuestra capacidad de convertir a una nación rica en recursos en un país productor, de convertir una atrasada economía colonial, de consumidores, a una economía independiente y moderna.

Ya nosotros, con la labor independiente, espontánea, de nuestro pueblo cultor, y de las herramientas comunicacionales hemos logrado la conciencia de defensa de nuestro paísnuestro sentido de pertenenciade orgulloy el convencimiento de nuestra capacidad. Ahora debe ser tarea de todo un ministerio la definición conceptual (cultura), y de todo un ministerio (comunicación) el poner en común nuestra identidad, con todas las técnicas y productos escritos, audiovisuales y multimedia posibles.

Y esta nueva identidad nacional, no sólo puede ser compilada para nosotros, y comunicada para nosotros. En un ambiente dominado por transnacionales de la información y redes sociales manejadas por aliados privados a gobiernos enemigos de Venezuela, la única opción es que quien nos quiera conocer, nos visite; es allí donde juega el tercer recurso de esta nueva Vicepresidencia: El turismo.

Turismo: ¡La experiencia mundial de conocer nuestra identidad!

Comencemos desmontando lo que no debe volver a ocurrir: Una de las campañas más duraderas en materia de turismo de la cuarta república fue aquella que aplicaría para una colonia holandesa, como Curazao, pero no a una República independiente: Fotos de fríos lugares vacíos, sin un solo venezolano, sin una sola venezolana, y este lema: El secreto mejor guardado del Caribe.

¿Por qué un “secreto”, si queremos que todo el mundo venga a hacer turismo a Venezuela? Considerando el predecible fracaso que tuvo el turismo venezolano, que nunca significó un ingreso económico serio para la República ¿A quién, o a quiénes, le estábamos guardando ‘el secreto mejor guardado del Caribe’? ¿Será que se buscaba la privatización del turismo, a favor de las transnacionales que nos traían turistas, pero sin reportarle ingresos al país? (distinto a iniciativas que comienzan a verse, por ejemplo, en Margarita, donde el antiguo hotel Concorde, abandonado en el siglo XX, fue comprado por empresarios que, entre sus múltiples propiedades, tienen participación en Globovisión, y entregaron la administración a una transnacional estadounidense, pero que cuenta con trabajadoras y trabajadores venezolanos, tributando para el país)

El turismo que se busca en Venezuela (que con el ‘motor turismo’ de la Agenda Económica Bolivariana, ha logrado captar empresarios nacionales, internacionales, e incluso altas autoridades de la Organización Mundial del Turismo) debe trascender de mirar nuestra naturaleza como una oportunidad de negocios, para convertirse en un turismo humano, que permita que las y los venezolanos, y las grandes oportunidades que tiene Venezuela, sean la diferencia con otras opciones del mundo, más allá de toda la maravillosa naturaleza que tiene Venezuela para ofrecer.

Son muchos retos que debemos lograr para concretar un turismo que, más que divisas, más que gente maravillosa que nos conocerá, sea la puerta para romper el cerco de la desinformación y falsa información contra Venezuela. La seguridad personal es uno de esos retos, y la reducción del crimen en el pasado 2017 puede indicar que, con la aplicación de todos los vértices de la misión ‘justicia socialista’, se está yendo en la dirección correcta, sin dejar de reconocer que apenas se está comenzando.

En este nuevo año, confiamos en que esta tríada, agrupada en la Vicepresidencia de Comunicación, Cultura y Turismo, así como este nuevo Estado, que desde 1999 se ha venido organizando (más desde la asunción del Presidente Nicolás Maduro), nos dará la plataforma para lo que, estamos seguros, logrará Venezuela: Una nueva economía, dependiente del trabajo de cada venezolano y cada venezolana, creativa, y, por ende, productiva.

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