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La historia del director que vivió con el asesino que protagonizó su película

Cuando el aclamado director Richard Linklater estrenó en 2011 la película «Bernie», todavía no se imaginaba que acabaría viviendo con el asesino que inspiró el filme, un trabajador de una funeraria de Texas que mató a la viuda más rica del pueblo y escondió su cadáver en un congelador.

La juez ha constatado ahora que el asesino confeso, Bernie Tiede, había sufrido abusos sexuales de adolescente y redujo esta semana su condena, lo dejó en libertad bajo fianza y le obligó, al menos al principio, a vivir en casa del director de cine, uno de los impulsores de la revisión del caso.

«Ningún equipo de guionistas al que pidieramos que creara una historia así de absurda, estremecedora y retorcida, acabaría pensando en una historia como esta», dice Skip Hollandsworth, que en 1997 viajó al pueblo de Carthage para escarbar en la noticia de un asesinato. Se encontró entonces con una mayoría de vecinos que decía que la persona más amable del pueblo había matado a la más insoportable.

«Bernie era alguien muy querido, un treintañero regordete, risueño y con bigote, que se instaló en 1985 en este pueblo de Texas de 6.000 habitantes y demostró ser un trabajador excepcional desde el primer día”, afirmó el periodista

Fue en el funeral de Rod Nugent en 1990 cuando conoció a la recién viuda Marjorie Nugent, una anciana adinerada, criticada por los vecinos por sus malas formas y sin relación con sus nietos. Según aparece en los documentos judiciales, detrás de esa relación y de la avioneta que la viuda le compró a Bernie, se escondía un creciente abuso verbal de la señora hacia el hombre, que redujo sus horarios de trabajo y se convirtió en su asistente permanente, con un localizador incluido.

Un día de 1996, tras una de las habituales baterías de gritos de la anciana, Bernie tomó un rifle para matar los animales que se colaban en el jardín y disparó cuatro tiros a la espalda de la señora.

Marjorie dejó de ser vista por el pueblo, lo que no sorprendió a la mayoría. A la «señora Nugent» se le sabía un carácter huidizo y una salud precaria, mientras que Bernie invertía miles de dólares de la fortuna de la viuda en los vecinos. Nueve meses después de su desaparición, la policía y la familia entraron a la casa de la señora Nugent y descubrieron que en el congelador del garaje, debajo de maíz y carne helada, se escondía el cuerpo de la anciana. Bernie Tiede no opuso resistencia para ser detenido y admitió que, debido a la presión, disparó y mató a la octogenaria.

Desde la Plaza/ GazzetaNews / AMH

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