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Monja japonesa es acusada de abusos sexuales a menores en Argentina

Una monja ha sido detenida en Argentina, por estar implicada en abusos sexuales de menores con discapacidad.

Kosaka Kumiko, es la religiosa de nacionalidad japonesa, implicada en ayudar y encubrir a los sacerdotes pederastas, que durante años, abusaron sexualmente de los niños que cuidaba en el Instituto Antonio Provolo de Luján de Cuyo, en la provincia argentina de Mendoza.

Las víctimas eran niños de edades comprendidas entre 10 y 12 años, con discapacidades del habla, sordos, o hipoacúsicos (disminución de la audición).

Tras las investigaciones de este caso, que comenzaron a finales del año pasado, la justicia detuvo a tres trabajadores del centro y a los sacerdotes Nicola Corradi (quien tenía acusaciones similares en Verona, Italia, en los años 80 y fue trasladado a Mendoza), y Horacio Corbacho, de 82 y 56 años respectivamente.

También fueron detenidos el monaguillo Jorge Bordón (55); el ex empleado del instituto José Luis Ojeda (41), quien también es sordo, y el jardinero Armando Gómez (46).

Según propios relatos de los menores, describieron situaciones en las que eran forzados a practicar sexo oral en presencia de los curas. Otros fueron violados y golpeados.

La investigación llevó hasta la religiosa japonesa, cuando las víctimas coincidieron en señalar como cómplice a una monja de “rasgos achinados” que llamaban “la monja mala”, la “entregadora”.

Entre los testimonios que más conmoción ha causado está el de una joven, hoy una adolescente de 17 años, que explicó cómo, cuando tenía 5 años, Kumiko se ocupó de colocarle un pañal tras haber sido violada, para ocultar el sangrado. Había que tapar cualquier indicio sospechoso, así lo publica ‘Playground’, en su portal web.

Las víctimas hablan de los malos modos de Kumiko, de gritos y maltratos físicos. Hablan de cómo la religiosa “participó en tocamientos a nenas, les pidió que se tocaran entre ellas y vio pornografía” junto al celador del Instituto, también detenido. Y hablan de cómo ella se encargaba de estudiar y elegir a los niños más “sumisos”, los que mejor aceptaban sus golpes,  para entregárselos en bandeja a los curas pederastas. Ella seleccionaba. Ellos se divertían.

La defensa

Según uno de los abogados defensores de los niños, Kumiko desarrolló durante seis años un papel fundamental en la trama de abusos sexuales orquestada por Corradi y Corbacho.

Fue “el demonio con cara de mujer” detrás de decenas de violaciones, comentaron.

La monja niega abusos

“Soy una persona buena que ha entregado su vida a Dios”. Así se ha presentado Kosaka Kumiko, sin asomo de duda, ante el juez que ha ordenado su detención.

“No sabía nada de los abusos. Velaba por los niños”, ha dicho ante el fiscal tras entregarse voluntariamente en Buenos Aires, después de permanecer un mes como prófuga en paradero desconocido (pesaba una orden de captura internacional contra ella).

La Fiscalía al no creer en la versión de Kumiko, la envió momentáneamente al penal de mujeres de Cacheuta imputándole cargos como: “Comisión por omisión del delito de abuso sexual con acceso carnal, en concurso ideal, con abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por ser el autor el encargado de la guarda, y por ser cometido contra un menor de 18 años de edad aprovechando la situación de convivencia preexistente con el mismo”.

Kosaka Kumiko emigró junto con su familia a Argentina en el año de 1977. Había trabajado en el Instituto Antonio Próvolo entre los años 2007 y 2012. Allí se ocupaba de acompañar “física y espiritualmente” a los niños y niñas que residían en el centro, la mayoría sordos.

De confirmar su participación en estos abusos a menores, ‘La monja mala’ podría  enfrentar una pena de entre 10 y 50 años de cárcel.

DesdeLaPlaza.com/Playground/Rubén Scorche

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