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Por estas calles, siglo XXI: Tentación frustrada

Por estas calles, reflejo de un país en decadencia – La tentación histórica de igualar la Quinta República a la cuarta, al presidente Chávez, o al presidente Maduro, con los presidentes de la Venezuela que fracasó – El ‘remake’ de una telenovela de contenido político solo funciona si tienes el mismo contexto histórico – ¿Por qué no es posible un ‘Por estas calles, siglo XXI’? – Se usa el pasado para ilustrar un presente que ya no se le parece.

En días pasados circuló por las redes una cadena de Leonardo Padrón, privilegiado que ha seguido escribiendo los únicos dramáticos permitidos por la TV privada, en un momento donde la misma, como el resto de los monopolios que se resisten a perder su poder, está en huelga de inversiones, es decir, mantiene la empresa funcionando, cumpliendo ciertas leyes, pero sin renovar su programación, sin añadir programas, en dos palabras, sin invertir.

En esta cadena, Padrón (o quien redactó la cadena) dijo una cantidad de barbaridades y mentiras. Mientras ‘se toma un trago, y mira a sus hijos’, se queja porque Venezuela está viviendo, según él: un perfecto Cocktail para que hubiese reventado el peo social más grande de la historia de todas las repúblicas y no pasa nada. Esperaremos a ver, como los pocos generadores de empleos que quedan cierran o se van a la quiebra… A Carlos Andrés Pérez por el aumento de la Gasolina no le dieron ningún Caracazo, le armaron un peo, y esto se lo demuestro yo al más pintao, aquella revuelta tuvo que ser planeada y preparada no espontanea de pueblo como lo hemos mantenido durante años, porque si hubiese sido explosión de pueblo , hace rato hubiésemos prendido el peo” (sic)

Padrón no tiene que demostrar lo que dice, porque, de hecho, el caracazo no fue por el aumento de la gasolina, sino por los indicadores sociales desastrosos que llevaron a la cuarta República a su fin, indicadores que ya no tiene Venezuela, pero que entonces se agravaron, como era de esperarse, con el paquetazo neoliberal, probadamente fracasado, que impuso un arrodillado Carlos Andrés Pérez, por esto hoy no se ha prendido el ‘peo’ que el señor Padrón ansía (invito a leer mi columna: Lo que la TV no dijo: El Caracazo NO FUE por el aumento de la gasolina, donde damos precisos al respecto: http://www.desdelaplaza.com/politica/lo-que-la-tv-dijo-el-caracazo-fue-por-el-aumento-de-la-gasolina/)

Por otro lado: ¿Pocos generadores de empleo? Venezuela tiene 94% de su población trabajando, y 60% de ella tiene empleo formal, los demás, trabajo por su cuenta, en el cual no figura el de contrabandista (vulgarmente llamado ‘bachaquero’)

Quizás no hay mejor respuesta a Padrón que hablar de lo que el hace: Telenovelas. En 2011 el diario El Universal le preguntó si sería posible hacer hoy una obra como «Por estas calles», a lo que respondió: “No. Pero sería francamente interesante ver la versión 2011 del éxito de Íbsen Martínez. Mal que bien, actualmente, estas calles deberían generar su propio relato, su propuesta de historia”.

«Por estas calles» (que salió al aire hace casi 24 años, el 25 de junio de 1992), récord de sintonía, que llevó al teledrama dos años de la dura realidad vivida en Venezuela (que sí era real: rebelión del 4 de febrero de 1992, caída de Carlos Andrés Pérez, 1993, inicios del gobierno de Caldera, 1994), fue creada por Íbsen Martínez, quien abandonó su obra mucho antes del capítulo final, derrotado en la lucha por mantener su pureza ante el típico ‘ejecutivo-mercachifle’ que desea controlarla (sin importar su alto rating).

También influyó algo más fuerte en la salida de Íbsen: El proyecto político de Don Lengua. No nos referimos a ese personaje esquizoide de «Por estas calles», que con sus monólogos representaba la conciencia de ese pueblo que despertó el 27 de febrero de 1989 (incluso aquel que siguió dormido, pero estaba igual de molesto), sino de otro personaje, nada ficticio, que llegó a esconderse detrás del mismo: “Don Lengua era Marcel (Granier) hablando, oratoria maximalista. La novela profesaba una ideología liquidadora del oficio del político, uno de los registros neoliberales”. Aseguró Martínez en un diálogo sostenido con Alberto Barrera Tyszka titulado“El intelectual que se acerca a la televisión se pervierte” (Comunicación, edición Nº 120, 2002).

No dudamos que ese «Por estas calles», 2011 (o 2016) hablaría sobre este gobierno, estamos seguros que nadie se lo impediría, pero: ¿Tendrían la misma libertad sus personajes? ¿Sería Said un banquero como los que nos estafaron en 2009-2010?, ¿Sería Don Chepe un estafador inmobiliario como los de 2010-2011?, ¿Se repetiría aquella escena del Doctor Valerio, apoderado en algún capítulo de la harina precocida Don Chepe, ordenándole al humilde productor de maíz bajar la calidad de los ingredientes de la harina, para ‘hacerla más rentable’? ¿Manejarían a un Don Chepe metido en la guerra económica, sacando su marca al exterior para seguirle martillando dólares a PDVSA, al Estado, para ‘mantener la patente’, o acaparando, apoyando el contrabando?

Por otro lado, Franklin Virgüez, quien personificara a Eudomar Santos en aquella telenovela, emitió una convenientemente desmemoriada opinión en aquel programa que se fue con el cambio de Globovisión a una vía más equilibrada, Aló Ciudadano. Virgüez señaló, palabras más, palabras menos, que “En la Cuarta República, ni el Gobierno, ni los empresarios, nadie se atrevió a cerrar RCTV, o intentar algo contra esa novela”.

Esto no es cierto: Rodilla (interpretado por Jean Carlos López) era un niño que nació y creció en el barrio donde vivía Eudomar Santos. Precisamente, y, como tantos niños de entonces, sin educación, sin esperanza, sin futuro, se entregó a lo que sus ‘amigos’ intentaban para sobrevivir: La delincuencia.

Ante la falta de regulaciones claras sobre cómo presentar a un menor de edad en escenas tan delicadas, la discrecionalidad le tocó entonces al infame INAM, Instituto Nacional del Menor, quien tenía menores detenidos en terribles retenes, negados a toda posibilidad de futuro, pero se quejaba que el país se reflejara tal como estaba en una telenovela. El actor Julio Mota, en su personaje de Said, el empresario, insinuó en una de las escenas de «Por estas calles»que sectores empresariales buscaron sacar del aire a Pantorrilla (referencia directa a Rodilla).

¿Quién se hubiera atrevido a sacar «Por estas calles del aire»?, ¿Estaba en posición de poner condiciones ese sistema, herido de muerte por el rechazo popular, un estallido social, violación de derechos humanos, dos insurrecciones militares que demostraron el malestar de unas Fuerzas Armadas Nacionales hartas de ser usadas para violar dichos derechos, y medios de comunicación conformados por periodistas que luchaban día a día contra la injusticia, y dueños de medios que vieron en la inminente caída del puntofijismo una oportunidad de poder?

Por ahora, la única forma en que pueda repetirse un ‘Por estas calles’ en este siglo es que uno de sus actores que requiere visa y trabajo en Estados Unidos, aproveche aquella gloria pasada para atraer al público venezolano que ‘era feliz, y no lo sabía’, mientras se denunciaba en la TV, aunque fuera de forma interesada, ávida de poder, lo que pasaba en la verdadera Venezuela en decadencia, que ellas y ellos no conocieron. Franklin Virgüez está aprovechando su personaje de Eudomar para ilustrar una versión falsa de Venezuela, con un ‘remake’ mal hecho sobre aquella telenovela, escrita sobre un país que ya no somos.

 

DesdeLaPlaza.com/ Ennio Di Marcantonio D.G. (enniodimarcantonio@gmail.com)

Periodista – PNI – Músico
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