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En Quino los personajes encontraron a su autor

Mientras la añoranza, poca creatividad o nostalgia de lo vivido y no vivido ha hecho que los públicos se saturen de la obsesión por los orígenes que la industria del cine, televisión y literatura nos regurgita cada tanto, hay creaciones que tuvieron su momento, continuamos consumiendo como si fuera la primera vez y además han envejecido muy bien, como la cincuentona Mafalda y su creador, Quino, quien hoy cumple 84 años.

Los personajes siempre quieren existir, necesitan ese autor que los conciba en una obra para que no anden de su cuenta, penando con su drama, como ocurre con los Seis personajes en busca de autor, de Luigi Pirandello, aunque a Quino sus personajes sí pudieron encontrarlo, saltar a su vista o estar en su piel.

Joaquín Salvador Lavado, nació el 17 de julio de 1932 en Mendoza, Argentina, nieto de españoles republicanos e hijo de padres de tendencia socialista, su adolescencia fue muy politizada por los debates que se armaban en casa, momento que al tiempo compartió con el cine estadounidense, las canciones de Frank Sinatra y el humor gráfico de las revistas Life, Enquirer y Saturday Evening Post, que leía su tío Joaquín Tejón, pintor y diseñador gráfico.

En una entrevista (2012) para el diario Página 12, hecha por otro dibujante, Miguel Repiso, Quino recordó en sus rasgos, elementos de los que surgieron los personajes de Mafalda. «Teníamos un salero chiquitito, de cerámica, con un solo agujerito. La sal no salía, por supuesto, así que yo agarré un clavo y un martillo. Sin pensar que el clavo era más ancho que el agujero, le pegué con el martillo y estalló el salero para todos lados. Eso es Manolito».

También dijo tener algo de esa inocencia pseudofilosófica de Miguelito y rememoró una anécdota en la que su amigo Julián Delgado, jefe de redacción del diario Primera Plana ―que publicó por primera vez a Mafalda― le dio una insolente respuesta ante su pregunta: «¿Cuánto pesa un árbol?». Con ese temperamento, también lo conocieron sus amigos periodistas argentinos Rodolfo Walsh y Jorge Timossi.

Timossi fue corresponsal fundador de la agencia de noticias cubana Prensa Latina, cubrió la invasión estadounidense a República Dominicana (1965), las revoluciones en Libia (1969) e Irán (1979) y entrevistó en Marruecos a Yasser Arafat; amigo también de Salvador Allende, pudo entrevistarlo por teléfono minutos antes de que ser asesinado en el Palacio de La Moneda, el 11 de septiembre de 1973.

Estando en Argelia, Timossi vio por primera vez un número de Mafalda, donde observó algo muy familiar. Semanas después le llegó un poster de uno de los personajes emblemáticos de la tira, con la frase «Justo a mí me toca ser como yo”. Timossi era Felipito. Este «Ché» del periodismo falleció el 9 de mayo de 2011, en La Habana, Cuba.

La importancia de llamarse Mafalda

Reseña el libro Mafalda, historia social y política de Isabella Cose (2014) que en la ocasión de sus 25 años (1988) el periodista Eduardo Blaustein, hizo para Página 12, el ejercicio de imaginar qué sería entonces de sus personajes, resultó que Susanita tendría un marido industrial, mientras Mafalda según su creador, le hubiese tocado otro destino, reafirmando la respuesta ofrecida anteriormente a Norma Morandini para Cambio 16 en España: “Mafalda nunca habría llegado a ser adulta. Ella estaría entre los 30 mil desaparecidos de Argentina”.

Creada para una campaña publicitaria de electrodomésticos Mansfield la cual quedó en el tintero, la tira cómica mezcla de Charlie Brown y Lorenzo y Pepita se publicó el 29 de septiembre de 1964 en Primera Plana, luego en El Mundo, y en libros distribuidos en América Latina y Europa ―Estados Unidos no lo permitió por ser un personaje «demasiado sofisticado» para el público infantil― hasta que en junio de 1973, Quino decide hacer una pausa obligatoria atribuida al desgaste de la historieta.

«¿Ven? Ese es el palito de abollar ideologías», dice Mafalda en un póster mientras señala el bastón de un policía. En la masacre de la iglesia de San Patricio en Buenos Aires el 4 de julio de 1976, en plena dictadura argentina de Rafael Videla, fueron asesinados tres sacerdotes y dos seminaristas, al lado de sus cuerpos los asesinos colocaron el referido póster. Quino y su esposa Alicia ya se habían exiliado en Milán, Italia, y sus editores Daniel Divinsky y Ana María Miller (Ediciones de la Flor), pronto lo harían en Venezuela.

Hoy Mafalda ha superado, desde la represión y censura, hasta la globalización de contenidos. Quino volvió a dibujarla en 1984 con el retorno de la democracia en Argentina y en 1993, D.G Producciones (España) y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos producen 104 episodios cortos de Mafalda animada, de un minuto de duración, dirigidos por el cubano Juan Padrón.

La serie sería retransmitida en Italia por la RAI2 y en Argentina los canales 11 y Encuentro, hasta que en 2000 lo haga Fox Kids. En 1995 el diario estadounidense El Nuevo Herald tuvo que interrumpir la recién iniciada publicación de la tira, por solicitud de su autor, quien fue censurado en una entrevista por respaldar a la Revolución Cubana.  Tanto el creador, como sus personajes, continúan vigentes.

DesdeLaPlaza.com/Pedro Ibáñez

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