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La Ruta Nocturna: No es rumba es contracultura

Un grupo de malabaristas, a eso de las cuatro y media de la tarde, inicia una función a la salida de la estación del Metro Bellas Artes que da hacia el Hotel Alba. Aunque la lluvia amenaza con detener el show, los artistas no se inmutan. Aunque es hora pico -momento de bullicio y desespero por llegar a casa- los transeúntes ayudan a transformar aquel sitio (estamos hablando de una acera) en un theatron, palabra que en griego antiguo significa lugar de representación.

Pero aclaremos a tiempo, esta función de malabaristas no es una simple función, es más bien la antesala de algo más maravilloso, de algo más dinámico, incluso, si miramos más allá, de algo que viene- ante nuestros incrédulos ojos- decididamente a cuestionar patrones culturales atrofiados. Se trata de la Ruta Nocturna, el evento cultural organizado por el Ministerio de Cultura con apoyo del Gobierno de Distrito Capital y la Alcaldía de Caracas, capaz de aglomerar- la noche de un viernes- más de 10 mil asistentes y más de un centenar de artistas en el Este de la ciudad capital.

En la plaza Armando Reverón, Circo y Seis, agrupación de Tiuna El Fuerte, presenta su espectáculo Caos. Una mezcla de danza y teatro que retrata la cotidianidad caraqueña (la del tráfico pesado) y la búsqueda más universal e inacabable de todas las búsquedas: la de la libertad. Dotados de unas condiciones físicas invaluables, los actores de esta historia logran que el público aplauda por más de dos minutos, mientras a unos 50 metros, aproximadamente, una tarima se enciende al ritmo de rock.

Cooperativistas, artesanos, pequeños productores ofrecen –a buen precio- muñecas de trapo, franelas, discos, bolsos, pulseras, zarcillos, entre otros artículos que se pueden encontrar en los 40 kioscos que están instalados en los espacios abiertos del Teatro Teresa Carreño. Subiendo las escaleras, y pasando La Patana Cultural, hay una feria gastronómica, un sitio que más bien parece, por sus luces opacas, un refugio de enamorados.

En la entrada del Eje del Buen Vivir, un hombre imita a un mediocre animador de un extraño concurso donde las mujeres retan su suerte. Así, una participante camina alrededor de los espectadores exhibiendo su belleza mientras él saca de una tasa de cristal un papelito que dirá lo que el destino le depara a cada una. Pero no son frases ridículas y alienantes – cómo suele mostrar la televisión-lo que finalmente sale de allí. Son frases contestatarias, como: “Si te preocupa lo que alguien piensa de ti, prepárate también para ser esclavo de esa persona”, “Cuando no exista la sumisión ni la dominación no existirá el capitalismo”, “¿Estás dispuesta a enfrentar el prejuicio?, Si tu respuesta es sí, entonces eres bienvenida al club de los pensantes”.

El Museo de Bellas Artes y Museo Ciencias permanecen abierto hasta muy avanzada la noche (algo impensable en otras ciudades del mundo). En el primero, se exhibe una muestra de 70 tabloides del fanzine en Venezuela; publicaciones nacidas en los años 80 y 90 como formas de comunicación alternativa y en el segundo, una variedad de animales momificados provenientes de todos los continentes. En el concepto, que define la Ruta Nocturna, los museos han dejado de ser recintos fríos y excluyentes de las clases populares.

Yo creo que esto es lo mejor que hay en Caracas- expresa Andrea Gutiérrez, de 28 años- aquí hay toda clase de música y gente de todas la edades. En la Ruta me siento bien porque me reúno con amigos que hace tiempo no veo y disfruto del circo, del teatro y la música “.

En efecto los jóvenes van y disfrutan, charlan con los amigos, ven las presentaciones y elogian el encuentro, pero no dejan de hacer propuestas que puedan mejorarlo.

“La Ruta Nocturna es más que una rumba- dice Carlos Manuel Funes – por eso se debe canalizar de una mejor manera, porque que esta vaina es pa’ hacer debates y mostrar el talento nacional de cualquier tipo de arte, pero si la gente viene solo a bailar y a tomar se pierde el sentido original. Yo le pido a los organizadores que dejen claro de qué se trata todo esto”.

La plaza de los Museos es el eje central de este evento que está comprendido por 10 estaciones artísticas con el objetivo de hacer uso de los espacios recuperados. En el centro un malabarista echa fuego por la boca, en los laterales hay estatuas vivientes, ventas de comida. Suena música electrónica, luces de distintos colores adornan el ambiente. Muchos cuerpos se dejan llevar por el ritmo. A esta altura (son las 9: 45 pm) ya es difícil caminar. Hay punketos, hippies, hipohoperos y todas las tribus urbanas posibles. Hay adultos mayores, hay niños en brazos, hay oficinistas. Cerca del Parque Los Caobos, la agrupación Del Timbo al Tambo, escenifica a El Caracazo y una valla que se alza entre la multitud deja ver una consigna sugerente: Juventud, todo lo que podemos ser…

¿Y qué es lo que se puede ser? La Ruta Nocturna de los Museos, que se ha replicado en otros estados del país como Yaracuy, Falcón y Lara, visibiliza a los jóvenes que se resisten a ser cómplices de un modelo de sociedad que asfixia y oprime. Los incluye con sus códigos culturales, con sus valores de vida que siguen estando al margen del mercado. Es la contracultura, señores y señoras, voces enérgicas que piden cambio, que nos recuerdan que ningún sistema, por muy infalible que parezca, es eterno.

Por: Cristina Martínez

Desde La Plaza/YIB

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