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¿Qué hacer al rescatar un gato en situación de calle? (+Historia)

Animales abandonados hay por todas partes, puede pasar cuando vas caminando regresando de hacer mercado, correr en el parque, etc.

Cuando de repente, volteas y justamente allí esta un gato debajo del carro, a mitad de la calle apunto de ser atropellado o siendo maltratado por algún ocioso.

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O también puede pasar que oyes desde una bolsa de basura unos maullidos y te preguntas ¿y ahora qué hago?. Bueno aquí te presentamos unos breves consejos:

1. ¡Actúa Rapido!

No esperes a llegar a tu computadora y mandar un inbox a alguna asociación diciendo “vi un gato en tal lado” eso pocas veces ayuda.

Probablemente para cuando la asociación llegue el gatito ya no este ahí o haya muerto.

Con avisar no logramos nada, ¡tomar acción si! Si lo viste es porque el destino quiso que tú lo ayudes.

No tengas miedo que todo se resuelve más adelante. En ese momento solo resguarda al gato del sufrimiento y hambre que seguro ya pasó.

2. ¡Con Cuidado!

Llama al gato. Si se te acerca e inclusive lo hace con la cola levantada significa que tiene confianza en los humanos.

Estos son los gatos que no hay que ni dudar en rescatar, debido que su confianza los lleva a ser los más maltratados.

Si no se acerca tendrás que hacerlo tu poco a poco. La idea es que no se espante y salga corriendo porque eso puede causar un accidente.

Si tienes un poco de comida a la mano (en especial algo con olor fuerte como atún) ponlo en el piso para ver si se acerca.

Sóbale la cabecita con cariñitos y poco a poco ve rodeando su cintura con tu brazo para cargarlo. En cuanto lo tengas trata de moverte despacio y continua hablándole dulcemente.

3. En Acción

Una vez que tengas al gato, lo primero que debes hacer es llevarlo al veterinario a fin de que lo revisen para ver si no presenta enfermedades en la piel, ojos, boca, etc.

Deberá pesarlo, medirlo y decirte si es macho o hembra y edad (esta información te va a ser solicitada para darlo en adopción).

También el veterinario te podrá decir si esta esterilizado (en el caso de los machos). También deberás hacerle exámenes de leucemia e inmunodeficiencia y análisis coproparasitologicos para ver si tiene parásitos y si requiere tratamiento.

Seguramente va a necesitar que lo despulguen. El veterinario puede guiarte con respecto del alimento a darle y demás cuidados.

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4. Ya en casa

Si lo llevas a tu casa y tienes otros animales es muy importante que lo pongas en cuarentena separado de los demás animales.

La mejor forma es metiendo al gato en una jaula con su caja de arena, comida y una cama dentro de un cuarto que se pueda cerrar.

Luego, ¡date un buen baño tú! No sabemos si traes alguna pulga que puedas pasar a tus demás mascotas.

5. Buscando un hogar

Toma un par de fotos (entre mas detalladas y bonitas mejor) busca que se vea su cara, cuerpo y en algún lugar coqueto y divertido para que tenga mas oportunidad de llamar la atención de algún adoptante.

Contacta alguna asociación y escribe brevemente la historia del gatito, antecedentes y la foto así como tus datos de contacto.

6. Regalando al gato

Jamas uses la técnica de “regalar al gatito”.

Si ya pasaste por todo ese tiempo invertido para salvarlo lo peor que puedes hacer es dárselo a una persona que ni sabes quien es ni las intenciones que tiene con respecto a él (muchas personas piden gatitos regalados para maltratarlos, usarlos como señuelo para entrenar perros o para rituales satánicos).

7. Mientras está de huésped

Una vez que la cuarentena haya pasado podrás empezar a dejar que el gato explore tu casa.

Todo el tiempo que esté contigo deberás hacerte cargo de su salud y alimentación.

Trátalo como a un verdadero huésped. Recuerda todo lo que pudo sufrir en la calle y que ahora esta mucho mejor.

Ojo, esto es un protocolo deseado, sin embargo cada caso de rescate es diferente.

Te decimos todo esto porque queremos compartir contigo la siguiente historia de un angelito que un héroe anónimo rescató, uno de esos miles que existen en nuestro país.

Y, aunque nadie sepa de ellos, siempre hay alguna «cat lady» como suelen decirle a las rescatistas «gatunas» o «Cat gentlemen» para el caso de los caballeros, que están allí para ayudarlos.

Rescate felino en la Autopista Valle-Coche

Todos los días cuando salimos a la calle nos hallamos sorpresas que nos cambian la vida, es por eso que siempre tenemos que estar alertas ante el más mínimo detalle por donde transitemos.

Venía de trabajar como todos los días en la tarde, cuando de repente, no sé por qué; vi a un pequeño gato a las orillas de la autopista Valle-Coche a la altura del distribuidor La Bandera.

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Pensé, “está muerto vale, pobrecito”, cuando arranqué de nuevo; porque  la cola iba a avanzar, noté que el gato lo que  estaba era ¡Aterrado sin moverse!… Pero en efecto ¡Estaba vivo!

Quise detenerme y bajar a auxiliarlo, pero no pude porque los carros estaban avanzando y no tenía en donde estacionar el carro.

Así hallé a esta criatura, con su colita partida en dos pedazos, la pobre no podía sentarse…

Tampoco podía levantarme a rescatar al infortunado animal y dejar el carro allí sin avanzar. Sin duda hubiera creado cierta tensión porque los conductores no son muy amables en horas pico.

Todo sucedió muy rápido.

Seguí muy mortificado a mi casa, pensando en cómo podría ayudar al animal: “capaz ya se murió”, me dije con profundo pesar.

Sin pensarlo dos veces llamé a un amigo por teléfono, “Gabo, vamos a rescatar a un gato que está en una cuneta en la autopista Valle-Coche, creo que aún está vivo y si se queda allí capaz se muera”, colgué y fui a buscarlo.

Llegamos a la autopista y me dio oportunidad de estacionar momentáneamente mientras Gabo se bajó con una manta… Se subió al carro corriendo y arranqué sin más.

Chamo está súper golpeado, mírale como tiene el ojo lleno de pus”, dijo Gabo lamentándose. Noté que el gato estaba bastante sucio y raquítico. Quien sabe cuánto tiempo habría pasado penurias allí.

Llamé por teléfono a Rafael, un veterinario a quien conozco de años y me dijo que le llevara al animal. Lo primero que hice fue comprarle una lata de atún y la devoró. Estaba comiendo, era buena señal.

El veterinario atendió al gato, tenía la cola partida en dos pedazos, el ojo golpeado, desnutrición y parásitos. Con muchos cuidados el médico explicó que el gato podría volver a mover la cola porque como tenía dos meses de nacido, podría sanar sin mayores complicaciones.

Pero, ¡Sorpresa! “El gato” resultó ser gata. Sucede que cuando el pelaje de un gato es de tres colores distintos, su sexo es femenino. Cosa totalmente desconocida para mí, porque no sabía nada de gatos.

Como si se tratase de una niña pequeña, la gata se anidó en mi regazo cuando me la llevaba, sus ojos hablaban con gratitud y su ronroneo característico demostraba estar segura y con mucha ternura por no estar sola. “No volverás a sufrir más, te lo aseguro”.

La traje a mi casa y empecé a darle su tratamiento mientras ganaba  peso y se recuperaba de aquel sufrimiento que sufrió en su triste vida en las calles.

Jugando con «Lucifer» otro rescatado desde bebé  con el que hizo gran amistad cuando estuvo bajo recuperación. Ambos metidos en una caja de cartón (los gatos y su obsesión por las cajas)

No quiero darte un nombre porque no me quiero encariñar contigo, necesitas una casa donde te quieran y puedas ser feliz”, le dije mientras le daba un reconstituyente para que ganara peso y ánimos.

Aunque ánimos es lo que menos le faltaba, corría y brincaba por todos lados, ya no parecía una gata de la calle porque se empezó a limpiar por sí misma (Antes la tuve que bañar yo, terminé todo aruñado).

Además,tampoco renqueaba tanto porque se podía sentar mejor y su cola poco a poco mejoraba.

Hablé con una compañera de trabajo, le conté la historia de la desafortunada gata. Me dijo “la quiero”, asombrado le dije que si era verdad eso y me dijo que sí. “Así me conseguí a mi gato hace unos años, en una autopista metido en una caja de cartón. El pobre murió hace poco, estoy muy mal”.

¡Miren lo hermosa que se puso la gata y con su nueva dueña! Totalmente recuperada y lista para partir a su nuevo hogar

Yo en el fondo no quería que la gata se fuera, hasta nombre le había puesto, “Yessyka”.

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Pasaron dos semanas, “Yessyca” se despidió de mi hogar y se fue a casa de mi compañera de trabajo, “cuídala por favor, no sabes lo mucho que sufrió”.

“Yessyka”, cambió su nombre por “Violeta”, es una gata muy querida por su nueva familia que me enviaba fotos siempre hasta que se hizo adulta, jugando con los gatos vecinos. Dando ese amor y cariño que todo animal de la calle merece y tiene para dar en cantidades industriales.

«Violeta» en su nuevo hogar (y con nuevo nombre), esta fue una foto que le tomó su nueva mamá ¡Su colita estaba totalmente recuperada!

A veces pienso que la gata me ayudó a mí al rescatarla, porque me enseñó que la vida puede ser hermosa y puede darte interminables sorpresas cuando menos lo esperas.

Ayudar a un gatito es cambiar la vida de miles y dar esperanza a otros. No es difícil si te lo propones, además de ser una de las cosas más gratificantes que puedes tener en la vida.

No lo pienses tanto… deja que tu corazón te guíe.

DesdeLaPlaza.com/Miguel de La Rosa/Diseño: Orlando Vielma

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