¿Por qué necesita la Tierra un escudo protector?

El espacio está tremendamente vacío de materia, pero por él viajan a la velocidad de la luz radiaciones electromagnéticas de alta energía y, un poco más despacio, partículas atómicas de la misma o mayor energía, si cabe.

La acción de radiaciones como la luz ultravioleta o los rayos gamma, o el choque de un rayo cósmico o un electrón de alta energía sobre una cadena de ADN resulta, normalmente, en un cambio de sitio algunas de las bases apareadas de la misma: Se producen mutaciones, por lo general inocuas, algunas veces dañinas y muy, muy raras veces, mutaciones que cambian las especies vivas, como probablemente ocurrió cuando aparecieron los Homo sapiens, y como es seguro que ocurrirá antes o después con nosotros, los sapiens, que desapareceremos para dejar sitio a una nueva especie humana.

Las radiaciones dañinas como la ultravioleta son detenidas por partículas, como el ozono al formarse constantemente. Las partículas potencialmente dañinas son desviadas por los campos electromagnéticos que rodean la Tierra. Parece curioso: las ondas son absorbidas por las partículas, las partículas desviadas por los campos. Es curioso porque nuestros compañeros físicos insisten una y otra vez que las partículas son realmente ondas, y las ondas partículas, pero siéndolo, la ondas no se comportan todas como partículas ni todas las partículas como ondas, y hay distinción entre los fotones y los electrones, entre las ondas electromagnéticas y las fuentes del campo electromagnético, los electrones oscilantes. No, por mucho que se quiera insistir, las partículas no son ondas ni las ondas partículas.

Desde la Plaza/El Mundo.es/AMH

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