La platica

Hay un aspecto que siempre tendremos en mente al momento de decidirnos a emigrar, “la platica”, “los cobres”,  que al fin y al cabo no compran la felicidad, pero te ayudan a sentirte un poco mejor  y no me vengan con moralismos, es así.

Ese es el gran dilema que en los actuales momentos le da dolores de cabeza a más de uno por ahí, pero déjenme recordarles que el termino emigrar no nos obliga a tener que irnos lo más lejos que se pueda de donde estamos, emigrar en criollo significa que te fuiste de aquí pa’ otro lado, pero ese otro lado se puede ubicar en tu mismo sector, en tu misma parroquia, a dos cuadras de tu casa, cerquita pues.

Asociamos el termino migración con pasaportes, boletos de avión, aeropuertos y, de la misma forma estamos cerrándonos a la posibilidad de encontrar posibilidades más accesibles y que se ajusten al presupuesto que tenemos pensado invertir en esa aventura.

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Si no cuentas con el dinero necesario para salir de tu país, pero estas decidido(a) a dejar el pelero, deberías empezar a mirar a tu alrededor y estudiar que opciones tienes de concretar tu objetivo. Al fin y al cabo, lo que quieres es irte de donde vives porque resulta que, no solo te hackearon el Facebook, sino que la señora de las empanadas les volvió a subir el precio y les echa menos relleno.

Cuando decides irte debes estar consciente de que al salir por la puerta solo tendrás dos únicas opciones que te acompañaran el resto del camino, lograrlo o fracasar. Personalmente me gusta la incertidumbre del no saber qué sucederá, pero siempre pensando en positivo y creyendo en que todo saldrá fino y que lograre lo que me propuse.

Volviendo con lo de la plata, no contar con dinero suficiente para salir del país no es motivo para que tu sueño no se realice, puedes mudarte a otro sector o ciudad dentro del mismo territorio y probar suerte en otros ambientes donde tu creas que existan mejores oportunidades para ti y para los tuyos.

Mi primera migración fue desde Barquisimeto, mi ciudad natal, para Caracas, y el cambio fue muy radical, no conocía a nadie más que a dos personas, quienes me invitaron a probar suerte allá en la capital. Vivía con dos desconocidos en una habitación dividida en tres partes, pero me fui decidido, sabía que lo que venía no sería fácil pero tampoco imposible.

Como buen recién llegado y sin saber cómo prepararme un plato de caraotas, la plata que me lleve como ahorros no me duro más de un mes porque comía siempre en la calle. Dato que también quiero dejarles es que, ahorrar al máximo los primeros meses es fundamental, no hay que volverse loco porque la experiencia que vivirán los cacheteara duro y les mostrara lo duro que es estar solo en un sitio desconocido y sin nadie que te tienda la mano, así que hacer tu mercadito y cocinar en casa te ahorrará una buena parte del capital con el que cuentas en el viaje.

Este tema de los reales es amplio y no solo cocinando se ahorra, ya les mostrare que más hacer para economizar dinero y que todo salga bien en su nueva vida.

DesdeLaPlaza.com / José Miguel Sequera