Mono consumidores de alimentos

Cuando hablamos de consumo proteico en nuestro país, estamos directamente relacionándolo con carnes de res, pollo, cerdo y pescado, nuestras mentes y paladares parecieran no aceptar otras propuestas, aunque hay que reconocer que en algunas pocas regiones del país por razones culturales consumen otro tipo de carnes como la del chivo.

El mercado nos acostumbró a ser consumidores estereotipados, y al mismo tiempo nos enseñó a ser productores estereotipados, es decir, no sabemos ni consumir ni producir otra cosa que no sea lo  antes mencionado. 

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Cuando vamos a un restaurante solo sabemos de lomito, solomo o punta trasera, así como de pechuga de pollo, o churrasco de mero, lo demás es casi que un sacrilegio, el muslo de pollo es comida de baja categoría, el bisté es de menú ejecutivo y el hígado es de lo peor, eso lo comemos en casa y sin que nadie se entere.

Vivimos de un complejo de élite que nos aleja de la oportunidad de consumir y aprovechar otros alimentos, cortes o animales que también nos podrían alimentar, por ejemplo la carne de conejo, la del chivo, la del ovejo, el pavo,  y hasta la del avestruz que alguna vez se pensó que podía ser una gran solución al futuro del consumo de carnes rojas en el mundo, pero para no ir tan lejos y como dato interesante hasta la carne de búfalo que la consumimos sin saberlo.

El búfalo se vende como carne de res, pues estamos tan cerrados mentalmente que si se vendiera como lo que es, nadie lo consume porque se nos hace la idea de que es feo, en fin nos acostumbramos a comer lomito y todo lo demás nos huele a “fo”, en otros países, por ejemplo los europeos que tanto admiramos y hasta comparamos con el nuestro (claro con el fin de menospreciar el nuestro), se comen los animales sin despreciar ni desperdiciar lo mas mínimo, desde los cortes que nosotros llamamos de primera hasta lo último que puedan aprovechar, pulmones,  hígado, tripas, corazón, ubre, cachetes, cuello, rodillas, cascos y demás partes del cuerpo sin escatimar ni una sola parte, pero nosotros aún llegamos a la carnicería y vemos tres o cuatro cortes y lo demás nos da asco.

Ni en períodos de crisis, somos capaces de tener un poco de humildad, un poco de creatividad ni tan solo un poco de deseo de ver qué hacemos con lo que tenemos para aprovecharlo al máximo, somos no solo mono productores, sino también mono consumidores, mono pensadores, y no precisamente porque comamos “mono” que por cierto también se consume en otros países, sino porque pensamos, producimos y comemos una sola cosa, pensamos en dólares, producimos petróleo y consumimos culturas impuestas, y nuestro potencial productivo,  nuestra capacidad de ampliar la gama de productos y de hacer crecer nuestros pensamientos para ver lo que tenemos a la mano y  aprovecharlo, aún no lo hemos diversificado.

Es la hora de aprender a consumir hasta lo mas mínimo de lo que producimos, de tomar de la vaca hasta el tuétano de los huesos, de pensar en criar otro tipo de animales y de copar el mercando con variedad hecha en  Venezuela, la carne está cara, el pollo también, pero no vemos mas alternativas, porque no producimos mas alternativas, aunque por aquí pasó un comandante que durante 15 años no solo predijo esta situación que hoy vivimos sino que además nos planteó soluciones que nunca pusimos en práctica, pero que hoy nos hacen tanta falta.

DesdeLaPlaza.com/Rómulo Hidalgo