¿Por qué puede el fracking causar terremotos?

Hace unos días daban  la noticia de que en Ohio, un estado del Este de los EEUU, se habían sufrido micro-seísmos debidos al fracking.

Las compañías petroleras, en vez de invertir sus inmensos recursos financieros en desarrollar la única energía durable que tenemos, la solar (con la eólica, que de ella deriva) están desesperadas tratando de estrujar la Tierra para mantener su negocio, un negocio que, al revés de los del resto de los mortales, puede dejar ganancias de entre un 1000% a un 5000%, algo solo equiparable al robo, donde con una inversión nula se puede conseguir cualquier cifra.

Están tratando de estrujar, literalmente, la Tierra. El petróleo, y el gas metano (o gas natural) no se encuentran en bolsas o lagos subterráneos, sino que están empapando arenas en la superficie o en el interior del planeta. Cuando se encuentran en la superficie, extraerlos no produce más problema que la suciedad que dejan las empresas extractoras, que como muchas empresas mineras, cobran mientras hay material, y dejan todo abandonado cuando se termina el yacimiento.

Pero petróleo y gas natural en superficie se han acabado hace tiempo, al menos yacimientos nuevos. Las empresas, que como Repsol, tratan de sacar más del interior de la Tierra, necesitan yacimientos nuevos.

Este interior de la Tierra esta formado por rocas de muy diversos tipos. Las hay duras y compactas, como el granito, el gneis y el basalto, o las hay blandas y porosas como las pizarras y la arenisca. En algunas de estas rocas porosas, a unos 3000 metros de profundidad, hay petróleo y gas metano empapándolas como el agua a una esponja.

Si la rocas están llenas de líquido y éste no tiene por donde salir: si todas las esponjas están en un cubo, por mucho que empujemos la tapa del cubo, ésta no avanza hacia abajo: El agua (o el petróleo) es incompresible. Hagan la prueba en sus casas. Ahora, si según vamos empujando vamos sacando el agua del cubo mediante un tubo que la sube hasta el fregadero de la cocina, por ejemplo, podemos apretar las esponjas hasta que su volumen se reduzca a un décimo del que tenían cuando estaban llenas de agua.

En el fracking se meten tubos verticales hasta una profundidad de unos tres mil metros, como he dicho arriba, y luego se extienden esos tubos en horizontal todo lo que permita la tecnología actual, algunos miles de metros, también. Se inyectan por los tubos, desde arriba, disolventes y lubricantes, y se succiona para estrujar al máximo las arenas, areniscas y pizarras. Al final se dejan estas rocas como se dejan las esponjas aplastadas dentro del cubo: Con un volumen mínimo.

Esto se hace en un yacimiento completo. Es resultado es que las rocas que aguantaban el peso de las que tenían encima ya no lo hacen y todo el terreno se reasienta, se reorganiza y eso genera seísmos que pueden ser mayores o menores, pero que son inevitables.

Estos procesos duran un par de años. A cabo de este tiempo el yacimiento está estrujado: ya no queda más para sacar. El proceso se parece a una imagen de Scrooge (el avaro del cuento de Navidad) sacando y sacando cada vez más en un esquema de codicia sin límite aparente.

Las imágenes de los yacimientos abandonados en Dakota del Norte, por ejemplo, no pueden ser más desoladoras: Porquería abandonada sin que nadie se responsabilice de la misma, pues la empresa que explotaba y ha estrujado el subsuelo ha desaparecido de los registros mercantiles y no se puede exigir a nadie daños y perjuicios. Exactamente lo mismo que pasó en Potosí en Bolivia, o en Rodalquilar en Almería, o en Aznalcóllar en Sevilla.

Evidentemente necesitamos energía para vivir, como personas individuales y como sociedad, pero tenemos energía limpia más que de sobra sin necesidad de estrujar hasta la última gota de combustibles fósiles de nuestro planeta.

Estos días esta en candelero la pregunta de ¿Por qué es tan cara la medicina contra la hepatitis C? La investigación farmacéutica exige grandes inversiones. Pero si estas se recuperan a lo largo de, digamos, 50 años, el precio que paguen enfermos o contribuyentes a la Seguridad Social no tiene por qué ser elevado. Es el ansia desmedida de riqueza ya, ahora, la que hace que ese precio sea desorbitado.

De la misma manera, es el ansia de riqueza instantánea (el robo, ¡vamos!) lo que está llevando a las empresa petroleras a la locura que está dejando, de momento a los EEUU, y posiblemente al resto del planeta, estrujado y sin más recursos subterráneos.

Mientras los ciudadanos ganamos nuestros dineros a lo largo de cuarenta o cincuenta años, y acumulamos una pequeña parte de ellos (el trabajo digamos »honrado») hay quien necesita hacer fortunas en 2 años.

Y esto no parece que resuelva ningún problema de la sociedad, ni que mejore la situación de usted, lector, o la mía.

El paradigma de ganancias rápidas ha causado una crisis del tamaño aún inimaginable. Si usted va en un coche, y se mete en una zona embarrada hasta que choca suavemente con un árbol, empujar el coche en la misma dirección no parece la solución más adecuada. La única salida racional es cambiar de dirección, tirar del coche hacia atrás y dejar de lado el pantano embarrado.

Una parte del cambio de paradigma es el cambio de escalas de tiempo. Lo mismo que no tiene sentido circular a 200 km/h por una autovía y adelantarme a mí, por la derecha, con una cara de cabreo infernal y pitándome, para, nada mas adelantarme, tener que frenar y continuar hasta Madrid, 20 kilómetros a 90 km/h en el atasco, podemos diseñar otro tipo de vida, en el cual las ganancias no tienen que tener lugar en los cuatro años que hay entre las elecciones políticas, por ejemplo. Una vida en la cual compartimos recursos en el espacio y en el tiempo, unos con otros.

Recordemos que quitar a otro algo solo resulta en que otro nos lo quite a nosotros. No es un paradigma racional.

¿No deberíamos buscar otras soluciones a los problemas que nos asaltan, soluciones distintas de seguir haciendo lo mismo que hemos hecho en el pasado?

La teoría económica de las décadas pasadas no parece ser capaz de sacarnos de una crisis que ella misma ha causado. ¿No deberíamos buscar otra teoría?

La búsqueda de petróleo y gas metano por todos los rincones de la corteza de la Tierra, ¿no será más que retrasar diez años el mismo problema de la energía? ¿No deberíamos buscar otras soluciones distintas para el problema de la energía?

¿Cambiamos?

Desde la Plaza/Antonio Ruiz de Elvira/AMH