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¿Ciclovía o Motovía? Por una Caracas en bici

Sería una exageración decir que los dos canales de ciclovía existentes en Caracas son una motovía, pero hay algo de verdad en que los motorizados se “cuelan” por estas vías para adelantar aún más a los carros o llegar “más pronto” a su destino, sobre todo en las horas pico de una ciudad sobrepoblada y en la que se ha multiplicado significativamente el número de vehículos.

“’Es que tengo una diligencia y voy apurado’, es una de las excusas que usan, para evadir su responsabilidad, cuando es obvio que por ahí no pueden pasar”, dice Alberto Moreno, oficial de la Policía del Municipio Bolivariano Libertador, durante su guardia este domingo en la esquina de la avenida Bolívar que conecta con el Pasaje Zingg.

“No hay conciencia ciudadana sobre esto (el uso de la bici en la ciudad)”, añade, pero enseguida exclama que la conciencia se construye día a día, con orientación, sanciones, avisos y educación, “todo lo necesario para avanzar en ese sentido”.

Mientras habla Moreno, dos policías municipales detienen a dos motorizados que justamente han ingresado al canal de la avenida Bolívar, cerrado solo para el tránsito de bicicletas y peatones como parte del programa Caracas Rueda Libre, organizado por la Alcaldía de Caracas todos los domingos de 7:00 am a 3:00pm en cuatro circuitos: desde Los Símbolos hasta la Plaza Las Tres Gracias; desde Plaza Venezuela hasta el Parque Los Caobos; desde el Parque Los Caobos hasta la avenidad Bolívar y desde el Paseo Los Ilustres hasta la avenida Bolívar, sumando en total 10,1 kilómetros de recorrido.

“Ves, a ellos le están dando una amonestación verbal”, indica el oficial Alberto, quien señala que es muy importante la presencia de las autoridades de seguridad ciudadana.“Si no está la autoridad ¡Imagínate! La anarquía total”, dice. Sin embargo, es inviable que las autoridades custodien las ciclovías en su totalidad, de allí es normal escuchar gritos como el de un señor de tercera edad que va pedaleando sobre sus dos ruedas y vocifera a los peatones que invaden la zona roja: “¡Epa cuidao que ahí voy!”.

Hasta que la gente se acostumbre

Al lado del oficial de policía pasan hombres, mujeres y niños, de diversas edades, que manejan sus bicicletas por la ciclovía permanente que va -en un recorrido de 2,1 kilómetros-desde la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), pasando por la Av. Bolívar, hasta la Plaza Diego Ibarra.

La segunda ciclovía permanente abarca 1,5 kilómetros de recorrido desde la Universidad Bolivariana en Bello Monte hasta las Residencias Estudiantiles Livia Gouverneur de Plaza Venezuela.

Una de esas personas es el señor Juan Guerrero, -moreno de mediana edad- quien se detiene un momento a conversar sobre este tema que, cómo el mismo dice, forma parte de “la misma falta de conciencia” que lleva a los conductores a irrespetar los semáforos, situación que también representa un peligro para los ciclistas al pasar por los cruces de calles y avenidas.

“Es un abuso, (los motorizados) lo hacen para evitar el tráfico, pero no deben hacerlo porque a cualquiera pueden chocar, a mí casi me llevan por delante un día”, expresa en tono fuerte, al relatar como ha sido testigo del mal uso de la ciclovía, aunque entiende que promover el manejo de la bicicleta en Caracas es algo que lleva tiempo.

Como conductor de este medio de transporte desde la adolescencia, Guerrero defiende que el uso de la bicicleta no se debe limitar a las ciclovías, sino que debe haber respeto y precaución en todas las calles y espacios.

“Yo siempre ando por la calle, pero me uní a disfrutar de la Ciclovía es agradable y llega hasta allá lejos, no me había fijado que era tan larga”, afirma en tono jocoso señalando hacia adelante.

Aun cuando hay retos y paradigmas que romper, el señor Guerrero reitera la paciencia y confianza en que es cuestión de tiempo y de seguir usando los espacios para que se tome conciencia y “hasta que la gente se acostumbre”.

“Ya vas a ver que llegará el momento en que cada quien sabrá qué tiene que hacer”, expresa en referencia a los peatones que “se atraviesan sin querer”, los conductores que irrespetan los semáforos y los motorizados que invaden ocasionalmente el canal de la bici, entre otros obstáculos que enfrentan los pedalistas.

En positivo

En la avenida Las Acacias, Aurelys Fuenmayor, habitante del sector Mariperez de Caracas, señala que no ha sido testigo de cómo los motorizados invaden la ciclovía. “Tal vez porque solo la uso los domingos que estoy libre y claro porque hay poco tráfico”.

“Si lo hacen, es imprudencia y falta de conciencia, pero bueno esto tiene que ir poco a poco, lleva tiempo”, dice y rápidamente – en tono de querer dejar de lado lo negativo – manifiesta  su entusiasmo por contar con este espacio que le brinda la oportunidad de hacer deporte de manera divertida.

“Me parece excelente esta motivación que nos ha prestado el Estado para salir a la calle a pedalear, nos prestan las ciclovías, un largo circuito, nos prestan seguridad y de verdad estoy fascinada, contenta, yo todos los domingos me levantaba a las 12:00 del día y ahora esto (la bicicleta) es parte de mi rutina, me levanto a las 6:00 de la mañana, conozco nuevas personas, vengo con mi grupo y estoy feliz”, afirma atropelladamente y se despide porque la están esperando para seguir desde las Residencias Estudiantiles Livia Gouverneur hasta Bello Monte.

Sí, es una exageración decir que las ciclovías en Caracas son una motovía y que se irrespeta totalmente este espacio, pero si hay mucho camino que recorrer para que se respete el uso de la bicicleta y a aquellos que conducen este vehículo ecológico que aporta salud y diversión al ser humano.

Desde La Plaza/AN

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