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La estación del año en que naciste influye en tu personalidad

Un reciente estudio reafirma las creencias de que el momento del año en el que nacemos afecta en cómo será nuestra personalidad al llegar a la vida adulta.

No es la primera vez que la ciencia se plantea este tema, pero parece que la profesora Xenia Gonda y su equipo han llegado a la conclusión de que realmente influye en nuestro carácter si somos de los meses de verano o invierno.

Tras estudiar a 400 personas, observaron que en función de cuándo nacieron, su tipo de personalidad al crecer era de un modo u otro, dándose coincidencias interesantes entre las personas nacidas en los mismos meses.

Los nacidos en el invierno son menos propensos a convertirse en adultos irritables

La clave está en la monoamina

Los científicos analizaron que estas coincidencias en el carácter se deben a que “las estaciones tenían una influencia sobre ciertos neurotransmisores de monoamina”, que, como la dopamina y la serotonina, controlan el estado de ánimo. Pero, ¿por qué?

Es decir, los niveles de monoamina presentados al nacer son similares en los individuos nacidos en la misma época y, según los resultados obtenidos, podrían presentarse en las mismas cantidades con el paso de los años.

Entre los datos más llamativos del estudio está el poder establecer las diferencias de caracteres entre las personas según su fecha de nacimiento.

El equipo descubrió que “el número de personas con un temperamento ciclotímico, caracterizado por rápidos y frecuentes cambios de estados de ánimo entre tristes y alegres, era significativamente mayor en los nacidos en el verano”.

Así, se observó que la mayoría de los niños nacidos entre junio y septiembre tendrían, y mantendrían con el paso de los años, niveles irregulares de monoamina y, en consecuencia, un humor mucho más cambiante e inestable.

También se observó un mayor número de personas con un temperamento hipertímico, aquel con una tendencia a ser excesivamente positivos, entre los nacidos en los meses de primavera y cercanos al verano.

Por último, encontraron que los nacidos en otoño eran menos propensos a ser depresivos, mientras que los niños de los meses invernales se caracterizaban por tener un carácter poco irritable.

En resumen: “los bebés que nacen en el verano son mucho más propensos a sufrir cambios de humor cuando crecen, mientras que los nacidos en el invierno son menos propensos a convertirse en adultos irritables”, afirma el equipo de científicos.

Desde la Plaza/El Confidencial/AMH

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