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Parlatino estima darle un «no a los biopolímeros»

Los biopolímeros son compuestos que han sido utilizados por “gurús” del embellecimiento, para rellenar y aumentar diferentes partes del cuerpo (las más demandadas los glúteos y la cara).

Se trata de sustancias asociadas al silicón en su estado liquido, conocido como Polimetilmetacrilato  y expendido para su uso comercial, bajo el nombre de células expansivas.

En Venezuela y otros países han sido catalogadas como sustancias ilegales, por los nefastos resultados obtenidos luego de ser introducidas en el cuerpo del paciente a través de inyecciones.

El producto origina infecciones, nódulos, enrojecimiento, daños musculares y deformaciones en la piel, que pueden terminar con la vida del tratante, lo que motivó la constitución de la Fundación NO a los Biopolímeros.

Propuesta de ley

La fundación sin fines de lucro, ha permitido que más de 5.000 afectadas puedan contar sus casos, develando que en el genero masculino, los efectos físicos de este procedimiento no son tan comunes, debido a las características hormonales que posee una mujer.

En la actualidad, impulsan -en compañía de la Comisión de Salud del Bloque de Legisladores venezolanos pertenecientes al Parlamento Latinoamericano (Parlatino)- una ley internacional contra los biopolímeros.

La propuesta, estima que se implante un marco jurídico que establezca las causas, consecuencias, impacto y prohibición de sustancias de rellenos para el tratamiento estético, en toda Latinoamérica.

En conversación con Desde La Plaza, María Rosa Campos, vocera de la fundación NO a los Biopolímeros, indicó que “la solicitud se hizo en mayo de 2014 y en junio se presentó ante la Comisión de Salud”, para que cada uno de los países tenga un instrumento de ley marco contra la comercialización y uso de sustancias de relleno en América Latina y el Caribe.

La vocera y afectada por el uso de biopolímeros, detalló que aunque Venezuela posee la resolución N°152 de 2012 que precisamente prohíbe el uso y aplicación de estas sustancias, los químicos siguen entrando al país a través de la fronteras con Colombia y Brasil, sin registro sanitario.

 

 

“Tenemos algo que está por debajo de la ley y esta propuesta al Parlatino le daría más fuerza a la prohibición de estos procedimientos”, destacó Campos, quien al mismo tiempo afirmó que las estadísticas que manejan solo representan «la punta del iceberg” de un problema nacional y que son las autoridades gubernamentales las que deben iniciar un análisis de la cantidad de afectadas.

“Nosotros llevamos información de lo que tenemos, pero es algo mucho mayor, los productos que ha sido inyectados en los últimos 15 años ha entrado ilegalmente, por lo que es necesario llevar un registro oficial de cuantas mujeres se han inyectado”, subrayó.

Actualmente, se realizan mesas técnicas con el fin de adelantar los aspectos legales, para analizar la realidad de cada país latinoamericano.

“Esta ley marco, asentaría las bases de cómo evitar que estas sustancias entren a los países y las sanciones para aquellos esteticistas y médicos que las inyectan”, concluyó campos.

¿Señal de alerta? 

Ante la exhaustiva búsqueda de la perfección física, la mujer venezolana ha demostrado que es capaz de arriesgarse  y exponerse a procedimientos estéticos no ortodoxos.

En la actualidad, fuertes estereotipos se han alojado en el subconsciente de la mujer latina, sumada a la presión social de ser cada vez más voluptuosas.

Del mismo modo, este paradigma ha empezado a afectar a las nuevas generaciones, donde puede observarse a niñas de 15 años solicitando a sus padres el deseo de realizarse una cirugía estética, siendo una señal de alerta que debe ser consensuada.

Sin embargo, el apoyo gubernamental y de organizaciones como la fundación No a los Biopolímeros, llaman a la reflexión a  todas aquellas personas que no se sienten a gusto con su cuerpo, mostrándoles el camino hacia una vida más saludable.

 

Desde La Plaza/KCB

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