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RCTV: Así terminó la vieja televisión (V)

Al cumplirse una década de la primera revisión que hiciera el Estado venezolano de las concesiones de la TV (Jaime Lusinchi, decreto 1577), dedicamos la columna del lunes pasado, la del lunes 12 de juniola del lunes 5la del lunes, 29 de mayo, esta columna, y las próximas 4, a analizar cómo la República llegó a la decisión soberana de no renovar la concesión a Radio Caracas Televisión (RCTV). En esta entrega, conocerás hechos concretos que demuestran cómo el canal que dirigía Marcel Granier, en complicidad con toda la TV de la época, trabajó para promover lo que, con la nueva Asamblea Nacional Constituyente, busca erradicarse para siempre: La división entre las y los venezolanos.

Siempre se acusó a Hugo Chávez (un hombre, con liderazgo, pero un hombre, con poder limitado) de ‘dividir a los venezolanos’, en una columna anterior explicábamos que los calificativos de Hugo Chávez eran respuesta a las tácticas violentas, cultoras de la muerte, que la oligarquía venezolana, una minoría que no representa ni el 4% de la población, usaba para unir a los opositores naturales a la Revolución Bolivariana (las “clases medias”) a su causa, aún si dicha ‘clase media’ es trabajadora, al igual que las y los trabajadores de los barrios.

Quienes dividieron a las y los venezolanos fueron quienes los clasificaron en ‘venezolanos de primera’ y ‘venezolanos de segunda’ (a veces, ni siquiera venezolanos) con un modelo que pretendía condicionar los derechos de acuerdo.

La TV privada venezolana, que venía sustituyendo el papel de los partidos, como parte del plan de sus dueños de tomar el poder político venezolano sin intermediarios, y principalmente RCTV, que trabajó activamente para la principal razón que tuvo el Poder Ejecutivo (en la figura del Jefe del Estado, Hugo Chávez) para no renovarle la concesión: Usar las libertades de la democracia para destruirla, dividiendo a las y los venezolanos.

Ahora bien ¿Cómo dividió RCTV a los venezolanos?

  • Instaurando un orden simbólico para estigmatizar a los simpatizantes y militantes de la Revolución Bolivariana: Tal como el nazismo hizo con los judíos, RCTV mostró en toda su programación, especialmente a partir de 2001, una línea clara de mostrar a quienes apoyaban al presidente Hugo Chávez, y luego a los primeros esfuerzos de organización del pueblo y del Estado, con estas características:
    • Resentidos
    • Parásitos del gobierno (pedigüeños, acusación absurda, cuando la Constitución de 1961, que reservaba el poder a las élites, y establecía la democracia representativa, era la responsable de que la gente –todos, desde el rico que vivía de los dólares de la renta petrolera, hasta el pobre que dependía del vaivén de los precios del crudo-, ante la falta de posibilidades de desarrollo nacional, principalmente de un sector privado que solo producía para 30% de la población, acudiera al Estado para pedir todo.
    • Iletrados (o faltos de formación académica), malhablados.
    • Si son funcionarios públicos: Incapaces, flojos, maleducados, irrespetuosos (acusación que, si existe, corresponde a quienes desde las instituciones sabotean la gestión gubernamental actual, por pertenecer a los partidos de la cuarta república, o por ser activistas de los nuevos partidos de oposición, destinados a sabotear su propio lugar de trabajo.
    • Y por supuesto, siendo los mismos que criminalizaron al pueblo que vivía en las barriadas de Caracas en sus ‘operativos contra la delincuencia’: Violentos.

También se instalaba un orden simbólico, pero a la inversa, para el sector opositor venezolano (con una absurda visión de ‘clase superior’, también practicada, de modo pionero, con el nazismo, para RCTV, un venezolano o venezolana de oposición era:

    • Venezolano – Venezolana (los chavistas, según RCTV, no lo eran.
    • Decentes – “pensantes” (Traducción: quienes no pensaban como Marcel Granier, políticamente, no son decentes, y mucho menos, piensan)
    • Trabajadores: Los pobres son ‘flojos’, y por ello ‘viven como viven’, pensamiento fascista que tuvo su versión más acabada en una provocación, hecha desde Televen, que buscaba generar respuestas airadas del gobierno, cosa que no lograron, por el contrario abrieron un debate muy interesante, que hizo retroceder a la TV privada en su intento de dividir a las y los venezolanos.
    • Emprendedores (aun siendo importadores de productos, aun siendo asalariados, aun siendo empleados públicos) – No ‘dependen del gobierno’, todo lo obtienen con ‘su trabajo’  (aun cuando toda la economía está subsidiada con el petróleo, que produce la estatal  PDVSA)
    • Profesionales, o técnicos de alta instrucción
    • Si son funcionarios públicos: Perseguidos, silenciados, obligados a hacer ‘cualquier locura que se le ocurra a esos tipos ignorantes que el gobierno de Chávez puso de jefe’
    • Los únicos, por su ‘inteligencia, formación, y capacidad de trabajo tesonero’, pueden acceder al fruto de su trabajo, sin ser acusados de ladrones (esto dio pie a que, sin prueba alguna, se difamara y se injuriara a todo funcionario público, comenzando por el presidente Hugo Chávez, usando los principios de vulgarización y transposición de Goebbels, mensajes cortos, sin prueba ni contenido, donde se criminalizaba al gobierno, como se hace hoy con el presidente Maduro, por hechos irregulares ocurridos en las mismas manifestaciones violentas –o provocadoras- de hoy, pero ocurridas durante el sabotaje a la industria petrolera, que buscaba derrocar a Hugo Chávez, entre 2002-2003. Los únicos responsables de aquella convocatoria, y del desabastecimiento, paralización, violencia, y sobretodo, desempleo, culpaban a Hugo Chávez por lo que ellos mismos convocaron, y después, no asumieron.

Ni si quiera en el regreso del Presidente Chávez el 13 de abril del 2002, ya derrotada la insurrección, RCTV respetó al sector que, siendo adverso (¡Y gobierno!), había derrotado al golpe de Estado que apoyaron. Ni siquiera respetaron la protesta legítima de venezolanos frente a las puertas del canal, donde el único problema que ocurrió fue que uno de los manifestantes reaccionó, erradamente, rompiendo uno de los vidrios del canal (en medio de la tensa situación que se presentaba en la calle), al parecer, porque una señora, familiar del mismo, fue golpeada por un funcionario policial.

RCTV continuó su desafío, no solo en el proceso de diálogo post-golpe convocado por el propio gobierno, al cual su directiva asistía con arrogancia, sino en el proceso que desembocó en el paro político-petrolero de 2002, al cual apoyó con todos los ilícitos que aquello implicó.

El 20 de enero de 2003, en vivo, con el cintillo ‘comenzó la represión’, y con otra imagen, de dudosa espontaneidad, de empleados de RCTV mostrando hostilidad, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) visitó la sede del canal, para notificar lo inevitable: La apertura de procedimientos administrativos contra el antiguo ‘canal 2’, con base en todos los hechos ilícitos cometidos por el canal durante el paro petrolero.

En la próxima entrega, daremos detalles de estos procesos, que fueron allanando el camino a una Ley largamente esperada, pero además alimentada por esta experiencia inédita de rebelión televisiva en Venezuela.

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