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La ayahuasca, más que una bebida es una mágica cura

Aunque parezca insólito, en pleno siglo XXI aún son utilizados métodos curativos milenarios que, en ocasiones, suelen ser muchos más efectivos que cualquier medicamento industrializado.

Tal es el caso de la «Ayahuasca», una bebida que es usada por los pueblos indígenas amazónicos y que se compone de uma mezcla de dos plantas: la enredadera de ayahuasca (Banisteriopsis caapi), de la familia de los antidepresivos; y un arbusto llamado Chacruna (Psychotria viridis), que contiene el alucinógeno dimetiltriptamina (DMT).

 

        Chacruna (Psychotria Viridis)

El DMT es un sustancia química que se ubica en el centro del cerebro, específicamente en la glándula pineal, y lo producen los seres humanos en solo dos ocasiones; en el justo momento en que se empieza a soñar  y cuando morimos.

Al ser consumidas, ambas plantas, la enredadera de ayahuasca y el Chacruna; secretan grandes cantidades de DMT en el cerebro.

Cosmovisión Indígena

La ayahuasca tiene un origen milenario entre las culturas indígenas del Amazonas de Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador y Brasil.

  

En la lengua originaria quechua, la palabra ayahuasca significa «soga de los muertos» o  «soga de los espíritus», por su etimología ‘aya’ (espíritu, muerto) y ‘waska’ (soga, cuerda).

Los chamanes o médicos indígenas, herederos del conocimiento ancestral de sus antepasados, utilizan esta mezcla de plantas para preparar la bebida, la cual una vez lista, prosiguen a realizar un ritual o ceremonia para complementar el proceso de curación.

Según su creencia,  la planta es un ser vivo que ingresa en el cuerpo de otro ser vivo y, ese vínculo fundamental se complementa con la ayuda de un chamán o guía espiritual.

La ayahuasca es la soga que permite que el espíritu salga del cuerpo, sin que este muera.

¿Para qué tomarla?

Desde la perspectiva indígena, la bebida actúa sobre la conciencia para reequilibrar a la persona. Si una persona padece una patología, esto se considerado un desequilibrio espiritual y, en consecuencia, lo que se busca es la autosanación.

La ciencia validó la teoría de los pueblos originarios. El antropólogo, Diego Rodolfo Viegas, y el psiquiatra, Néstor Berlanda, son los autores del primer libro sobre el tema en América latina “Ayahuasca, medicina del alma”.

Ellos realizaron una investigación con cien voluntarios y llegaron a la conclusión de que, en el 92 por ciento de los casos, la ayahuasca funcionó como un amplificador emocional.

Esta planta permite la resolución acelerada de conflictos a nivel terapéutico, y ambos la recomiendan como complemento de otro tipo de terapias.

La ayahuasca puede ser una terapia efectiva en el campo de la psiquiatría y la psicología para el tratamiento de la depresión y la ansiedad, así como los problemas de personalidad y la esquizofrenia.

En nuestra próxima edición, te contaremos más de esta fascinante y mágica bebida.

Desde La Plaza.com/Agencias/RS

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