Rockola (I) (+Videos)

Del amor y esas cosas

Uno de los momentos más románticos que he tenido en mi vida, fue luego de un gran aguacero, saliendo de la casa de Voldemort (el que no debe ser nombrado) en un callejón de una barriada caraqueña. Era casi la media noche de un día cualquiera y se escuchaba a lo lejos, desde alguna casa, una bachata vieja. Me tomó por la cintura y bajo el único farol de toda la calle, cantándomela a la patica ‘e la oreja, él hizo el intento de bailar pechito con pechito. Este recuerdo lo conservo con una rosa, junto con un largo suspiro.

Entonces les cuento, mis apreciados lectores, que estas serán las entregas de algunos instantes de mi historia, que van de la mano a algunas canciones. La vida ya no es una ton ton tómbola, es una rockola.

Epa pero no se me apechuguen demasiado que, como en la guerra, en el amor todo se vale. Cada vez que me rompen mi pobre corazoncito, saco de mi bolsillo este temazo de Muchachito Bombo Infierno que le cae como anillo al dedo, a cualquiera de esos desalmados, crueles y becerros con los que me he tropezado y a quienes les he brindado mi compañía y muchas cosas más. No falla que cada vez que suena, la cante a todo gañote recordándole todo su árbol genealógico para mentárselo como es debido, aunque ellos no tengan la culpa de compartir consanguinidad con semejante ser.

Una de las pocas veces en las que «la mala» he sido yo, siempre cuento que me ha tocado atravesar esa delgada línea que me convierte en la razón de una borrachera segura y una llamada de madrugada. Así ocurrió que una vez, para evitar males mayores, fui yo la que cortó la cosa y por su puesto al pana no le gustó pero ni un poquito, éramos muy chamos y para remate, la onda mexicana invadía los primeros puestos del record report. Fue entonces cuando los irreverentes genios musicales de los Cafetas, con su colorido estilo y descarga energética, le pusieron música a mi triste proceder.

Cuando la escucho, le echo este cuento al que tenga al lado, a veces hasta con orgullo, «sabes que una vez me dedicaron esta canción» (esto me hace muy mala publicidad, lo sé).

En el «plano horizontal» hay unas cuantas rolas que sirven para el pre, durante y post, pero siempre he dicho y no me cansaré de recomendar esta pieza magistral para todo lo que tiene que ver con esos menesteres. Se activan cada uno delos vellitos de mis brazos cuando la escucho. Aún sigo sin entender el por qué, ya que la letra no dice nada significativo ni relacionado con aquello, pero funciona para mí. Debe ser que la trona de ácido que tenían cuando la escribieron todavía afecta.

Después seguimos con esta onda musical…