Armando Galarraga explica el por qué de su retiro

El pitcher de grandes Ligas,  y lanzador de los Leones del Caracas, Armando Galarraga, explicó este martes vía telefónica lo que ha sido su carrera y lo que viene en el futuro. 

“Mi brazo ya no está en el nivel que yo quisiera y tomé la decisión”, explicó el lanzador desde los Estados Unidos. “Yo quería lanzar unos partidos en Venezuela, pero luego de que pase a una faceta de coach, no lo voy a hacer”, dijo quien ya se entrevistó con los Mets de Nueva York para un puesto como instructor de lanzadores en Clase A.

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“Luego de tantos años lo que más queda son los recuerdos”, dijo. “Jugar con Miguel Cabrera, Magglio_Ordóñez, Iván Rodríguez, todos los años en Ligas Menores, eso lo recordaré siempre”, dijo el nativo de Cumaná, estado Sucre.

Galarraga, entre tantas anécdotas, más que el juego “casi perfecto” que lanzó con los Tigres de Detroit, se queda con su debut en las mayores con los Rangers de Texas el 15 de septiembre de 2007. “Es mentira que tú no te pones nervioso”, dijo. “La primera vez que te pones el uniforme es lo más bonito. A pesar de que es un juego de hombres, tu corazón es el de un niño y te pegan los nervios”, explicó.

El criollo recordó aquel juego en el cual permitió un solo hit ante los Indios de Cleveland. “Reaccioné con risas porque estaba muy nervioso”, contó. “Yo necesitaba lanzar bien porque no tenía un puesto seguro en la rotación”. Como ya ha repetido, el criollo no condenó a Jim Joyce, umpire que evitó su juego perfecto. “Son cosas del beisbol. Es humano y luego arreglamos todo lo que pasó”.

Venezuela el beisbol sabe distinto

Su paso por el beisbol profesional tiene una gran parte en la Liga Venezolana Beisbol Profesional. En ese punto, el ahora instructor tiene mucho qué destacar.

“Jugar en Venezuela es otro sabor. Es pasión, es rivalidad. Cuando juegas un Caracas-Magallanes te quitas la ‘amistad’ cuando pasas las rayas de cal”, opinó. “Recuerdo que cuando jugaba con los Leones estaban Henry Blanco y Tomás Pérez y ellos nos decían que nadie llegaba a figurar, sino a jugar pelota”.

Ellos, Blanco y Pérez, aplicaban una curiosa forma de meter en juego a los jóvenes. “Si salías sin gorras o salías con un peinado muy moderno te cortaban el pelo”, comentó entre risas. “José Castillo llegó con unas trencitas desde Grandes Ligas y lo afeitaron”.

Para él, el peso de la camiseta caraquista significaba mucho más que un uniforme. “Nosotros íbamos a jugar pelota, pensábamos en el título directamente”, explicó. “Ponerse la camisa del Caracas pesa. El público te va a reconocer y te va a exigir”.

Además de los Mets, otros dos equipos lo han contactado para entrevistarlo, y eso lo ha motivado a crecer como coach. “Uno de ellos me preguntó si quería ser mánager y sí. De verdad me gustaría, pero hay que prepararse”, sentenció.

DesdeLaPLza.com/Lider/CJO