El «Muro de la Verguenza» separa a los ricos de los pobres en Perú

En Perú, una pared de 10 kilómetros de extensión separa una de las zonas más ricas de la ciudad de Lima de los barrios. Mientras algunos sectores de la sociedad cuestionan la instalación del muro por ser discriminatoria, otros afirman que es una forma de protegerse de la delincuencia.

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De un lado, el barrio Las Casuarinas, en el distrito limeño de Surco, con casas que pueden costar más de 5 millones de dólares y que tienen una vista privilegiada de la capital peruana.

Detrás de la pared está el barrio de Vista Hermosa, uno de los tantos que se formaron en el distrito San Juan de Miraflores. Allí hay villas con viviendas de madera y plástico que no tienen luz ni agua. Su valor no llega a los 300 dólares.

El muro no es solo una separación física de dos sectores de Lima. Es también una división social entre quienes tienen derecho a «protegerse» y aquellos que solo sobreviven en medio de la pobreza.

«Todo el mundo tiene derecho a cercar su propiedad privada para protegerla», afirmó Elke McDonald, habitante de la zona más rica, construida en la década de 1950, quien, según publicó el portal BBC, agregó: «Siempre ha habido una relación de vecinos con los del otro lado. Mi empleada y mi jardinero son de allá».

El «Muro de la vergüenza», como se lo conoce, empezó a edificarse en la década de 1980, «en la época del terrorismo y del avance de las invasiones en Perú», recordó McDonald. «Es una realidad que en Perú tenemos que protegernos de las invasiones, no necesariamente de los vecinos», insistió.

El muro se extendió con cada ampliación de los barrios humildes

El último tramo de la pared, que tiene alambre de púa en su parte superior, se construyó hace tres años, cuando se instaló Vista Hermosa y reprodujo el temor a una invasión y una multiplicación de hechos delictivos.

Sin embargo, desde el sector pobre responden que todo deriva del deseo de ocultarlos, de evitar que se vean sus «chozas» y se «mezcle una posición social alta con otra más baja».

Según las estadísticas, el temor al aumento del delito parecería tener justificación: la zona de San Juan de Miraflores es, según la ONG Ciudad Nuestra, el segundo distrito más inseguro de Lima, ya que en el 48 por ciento de sus hogares hubo al menos una víctima de la delincuencia. Por el contrario, Surco ocupa el cuarto puesto entre los barrios más seguros de la capital.

No obstante, el urbanista Pablo Vega Centeno desestimó esa causa y ratificó la necesidad de marcar diferencias sociales: «Es miedo a la cercanía social. Por afirmar mucho la seguridad interna seguimos una lógica de miedo al exterior, de exclusión en casi toda Latinoamérica».

Una historia repetida

Tras las décadas de división de Berlín, El «Muro de la vergüenza» de Perú es un ejemplo más del modelo implementado en otros países del mundo, incluso, en América Latina.

En San Pablo, Brasil, la favela Paraisópolis, en la que viven unas 70.000 personas, también está rodeada de una extensa pared. Del otro lado, aparecen los lujosos rascacielos del barrio de Morumbí, uno de los más acaudalados de la zona.

«No nos mezclamos», aseguró Francisco de Asis Dos Santos, quien vive en el sector pobre paulista, según publicó el portal ‘El Mundo’.

En Estados Unidos, el precandidato presidencial republicano Donald Trump planea generar una frontera artificial con México, a través de la construcción de un muro que evitará la entrada ilegal a su país de «narcotraficantes» y «violadores».

La situación en Jerusalén es otro claro ejemplo de cómo un muro puede separar a dos pueblos. El Gobierno de Israel decidió levantar una pared dentro de la histórica ciudad para separar un barrio palestino de una colonia de israelíes, similar al construido en Cisjordania.

DesdeLaPlaza.com/RT/KM

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