Miss Venezuela y la ilusión de la belleza perfecta

Hermosas mujeres, elegancia, glamour, luces, cámara y acción son algunos de los protagonistas del magno evento de la belleza venezolana: el Miss Venezuela, uno de los acontecimientos de mayor popularidad en los medios de comunicación nacionales que se celebra desde 1952, para escoger a la mujer más bella del país, quien además representará a la nación en certámenes internacionales.

Realmente no todo es divinidad y perfección en la gala de la belleza femenina, detrás del telón se esconde el lado obscuro de este concurso de la Organización Cisneros, que dirige el “zar de la belleza”, Osmel Sousa.

Además de mujeres con sueños de princesas, al parecer la discriminación, objetificación y estereotipación es parte del precio que muchas deben pagar para optar a la tan ansiada corona.

La cultura de la belleza, de la delgadez y de la perfección acompañan a las 24 candidatas quienes muestran sus atributos y talentos en una pasarela donde también se promueven patrones y estereotipos de lo que debe ser la mujer venezolana: esclava de una silueta perfecta; de superficialidad, tortuosas dietas, tratamientos estéticos e intervenciones quirúrgicas.

Para un sector de la sociedad, la belleza, la inteligencia y el carisma de las participantes son aspectos que deben ser considerados durante la cita, pero también hay quienes piensan que este tipo de certámenes en vez de enaltecer el valor de la mujer tienden a denigrarla, colocándolas en vitrinas donde se exhiben, se miden y pesan como piezas finas de carnicería.

El debate de los concursos de belleza y el tratamiento de la mujer como un objeto no es nuevo ni exclusivo del certamen de belleza venezolano, María Galindo, autora del libro: Ninguna mujer nace para puta, aseveró en un artículo publicado en eju.tv, que “los concursos miden a la mujer como ganado: tetas y cintura”. La autora y activista feminista boliviana explica en su obra que la cosificación de la mujer las vuelve cosas, “objetos ornamentales, que no piensan ni tienen voluntad propia”.

La belleza perfecta

Johagny Dávila, maquillador y estilista del Miss Venezuela desde hace 14 años, y quien tendrá a su cargo en la edición del certamen 2016 a las candidatas de Amazonas y Vargas en cuanto a maquillaje y peinado, aseguró que este evento «representa un huracán de emociones y aprendizaje tanto de cosas buenas como no tan buenas, lleno de sorpresas, de aciertos, desaciertos, y de cosas inesperadas”.

Consideró que el Miss Venezuela es un trampolín donde las participantes destacadas tienen la posibilidad de catapultarse en el medio artístico, tanto en actuación, animación y como imagen de importantes empresas. “Este concurso les permite vivir lo que soñaron, solo deben manejarse con madurez y humildad para que puedan asimilar sabiamente el éxito y tomar las decisiones correctas, porque tanto brillo a veces puede deslumbrar”, destacó el estilista.

Asimismo, refirió que muchas personas podrían catalogar a las participantes como objetos por la manera en que ellas muestran su gracia, belleza y destrezas, “pero esto es solo la forma como está definido el concurso y ha sido así durante toda su trayectoria, se que por muchos son vistas como muñecas en exhibidores, que son vestidas, maquilladas, peinadas y mostradas al público como en venta, pero no son objetos”, enfatizó.

Subrayó que el prestigio e importancia del Miss Venezuela se ha demostrado a escala internacional en diferentes certámenes, por lo cual “esto debe representar un orgullo para los venezolanos, pues ellas nos representan en el exterior y han llevado el nombre de Venezuela en alto, llegando a posicionarnos como uno de los países con las mujeres más bellas, el Miss Venezuela ya es parte de nuestra cultura”, aseveró.

Con relación al lado no tan bello del concurso, explicó que “como todos los certámenes de belleza tiene ciertos parámetros que buscan mostrar la perfección de la mujer y esa es la realidad, actualmente con los avances médicos y cosméticos, las concursantes deben entender que mientras más cerca estén de la belleza perfecta, aunado a la personalidad, simpatía y su desenvolvimiento estarán más cerca de ser coronadas”, resaltó el maquillador y estilista.

El patrocinio perfecto

Costear todos los cambios que debe hacer una participante para estar a la altura de la competición requiere de importantes sumas de dinero, razón por la cual quienes no tienen como costearlo recurren a un patrocinante, que puede tener buenas intenciones o no tan buenas.

Dávila manifestó que “hay chicas de familias pudientes, y otras muy humildes, pero lo más importante no es la ropa con la que se vistan ni las joyas que luzcan, lo más importante es su belleza perfecta”.

En referencia al patrocinio puntualizó que se debe tener mucho cuidado, pues a tan corta edad -las aspirantes no superan los 25 años- muchas veces no tienen la experiencia y la malicia para discernir las consecuencias, “por ello la madurez es crucial para sobrellevar lo abrumadora que puede ser la experiencia”, recalcó.

Por su parte Andrés Carmona, experto en misses, aseveró que el Miss Venezuela siempre ha sido una plataforma para las chicas que participan en el concurso, bien sea para el medio artístico, a pesar que no todas terminan dedicándose a la televisión, a su juicio, una gran mayoría de las animadoras y actrices que están en la televisión venezolana y en el contexto internacional salieron del Miss Venezuela.

“Para otras simplemente representa el poder cumplir una meta, un objetivo o un sueño como ellas mismas lo han manifestado, aunque suene un tanto trillado, pero es así un sueño, poder cumplir con esa faceta como mujer y que muy pocas realmente pueden materializarlo”, afirmó.

En referencia a la objetificación de la mujer en este tipo de concursos, indicó que esta es una discusión que ya tiene bastante tiempo en el tapete y en el que se encuentran diversas posturas, desde los más puristas y conservadores hasta los más liberales. “En definitiva hay quienes consideran que es como un mercado de carne, donde se muestran a las mujeres como objetos, donde solamente se mira su belleza física, entre otras opiniones de este tipo. Pero yo pienso que con el pasar del tiempo, la gente se ha dado cuenta que son una opción más dentro de la vida y la carrera de una mujer que les permite proyectarse en diversas metas. Es una opción, la tomas o la dejas, pero allí está”:

Señaló que este tipo de eventos dignifica a la mujer, “y más en un país como el nuestro, porque lo interesante del Miss Venezuela es la proyección que ha logrado y las implicaciones que tiene dentro del mundo sociológico del venezolano, porque en otros países nadie sabe quiénes son las mises, las eligen y no tienen la importancia que se les da en nuestro país tanto en los medios como en la cultura del venezolano”, agregó el especialista.

“El Miss Venezuela es el evento más importante a escala televisiva de todo el año, la pauta publicitaria más importante que se hace en Venezuela durante el año y ha sido así durante muchísimo tiempo. El concurso cuenta con un gran prestigio y la atención mediática que tiene determina que para nada denigra o minimiza a la mujer, por el contrario la enaltece porque es un evento que no solo avalan los medios, patrocinadores y publicidad, sino también forma parte de nuestra cultura”, recalcó Carmona.

La cosificación institucionalizada

Así como Dávila y Carmona, profesionales que están íntimamente vinculados al  magno evento de la belleza venezolana, también hay quienes han estado muy cerca tanto de las misses como del mismo evento y difieren en ciertas opiniones.

Genny Lara, en su artículo Cuando los medios pecan de sexistas, relata: ¿Recuerdas que en Venezuela, gracias a la política televisiva de los canales privados, específicamente a la cadena Cisneros, se institucionalizó el uso de la imagen cosificada de la mujer con los concursos de belleza, como el Miss Venezuela, Miss Mundo y Miss Universo? Me respondo: sí, lamentablemente lo recuerdo, e identifico que ese concurso y cualquier otro concurso de “Belleza”, de reinas, princesas y señoritas son las grandes plataformas deformadoras y alienantes de nuestras niñas y jóvenes para consumir productos que las harán sentirse bellas y rechazarse a sí mismas cuando no cumplen un estereotipo impuesto por los medios. En el caso de los medios, sus dueños, se apropian de los cuerpos, en gran proporción de las mujeres, para usarlos como mercancías a beneficio propio.

El espectro del Miss Venezuela puede mirarse desde diferentes perspectivas, donde muchas opiniones coincidan o se contrapongan, y como todo en la vida, nada es ciento por ciento bueno, ni ciento por ciento malo, todo dependerá de la vivencia de cada quien, de los valores, hábitos, costumbres, metas y ambiciones. Adicionalmente, la frivolidad del medio, en un contexto lleno de superficialidad, seducción y perfección le da su toque pecaminoso, donde al parecer para tener mayores posibilidades de conquistar la anhelada corona, se debe sopesar, cuánto tienes para definir cuánto vales, además de decidir si se está dispuesta a pagar el precio con tal de vivir una noche tan linda como esta…

DesdeLaPlaza.com/Beriozka Fereira