Maduro y la niña que pidió una escuela, Obama y la mujer que pidió el fin de las deportaciones

En las últimas horas dos presidentes, con altísimos niveles de exposición, se han visto confrontados por asistentes a eventos de carácter público, en los que ellos participaban. Barack Obama abrió las puertas de la Casa Blanca para recibir activistas GLBT, y Nicolás Maduro asistió a un homenaje al héroe nacional, Pedro Camejo “El Negro Primero” .

Al presidente estadounidense una dama desde el público le pide que se acaben las deportaciones. Ella es una activista transgénero, mexicana e indocumentada. Barack Obama, que suele tolerar muy bien las interrupciones a sus discursos, esta vez no lo hizo. Le recordó que ella estaba en su casa, le dijo que sentía vergüenza de ella, la amenazó con mandarla a sacar, y eso fue exactamente lo que ocurrió, agentes de seguridad vinieron y sacaron a esta ciudadana de «la casa de Obama».
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Mientras tanto, al sur de América, en Venezuela,  una niña que participaba en el homenaje al prócer  Pedro Camejo, aprovechó la oportunidad (¿usted no lo habría hecho?), para pedirle al presidente que le ayudara a recuperar su escuela, una escuela que ya ella deja, pero como homenaje a lo que ha hecho su escuela por ella, quiere dejarle un buen  recuerdo, con la ayuda del presidente de su país, dejarla bonita. Nicolás Maduro, a quien tildan de agresivo y autoritario, no sólo no interrumpió a la niña, sino que acabó felicitándola y comprometiéndose a hacer amistad con ella para ayudarla a rendir ese maravilloso tributo de despedida.

Los “medios”, esos que forman parte de la jauría nacional e internacional, han reseñado el evento con el presidente estadounidense, como un “incidente”, y en el caso del presidente venezolano hemos leído “ridiculizado por una niña”, “niña desenmascara”, y “genialidades” como “los niños no mienten”.

Aquí están los dos videos, aquí están los hechos. Y es muy complicado negar que un país que tiene niñas y niños que se dirigen al Presidente sin temor, ni vergüenza, que no piden para ellos, sino para sus escuelas y sus compañeros, mientras sonríen sin miedo, y se van con la felicitación y el compromiso del hombre que dirige la nación, es un país donde muchas cosas se han sabido hacer.

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DesdeLaPlaza.com/AMH