Sembrar el campo o la ciudad ha sido política constante de la revolución

El pasado 06 de enero el presidente de Venezuela anunció una nueva rotación del gabinete ministerial en medio de la tensión política por el nuevo escenario legislativo (1).

Las ratificaciones y enroques, esta vez, no causaron tanto revuelo como algunos de los nuevos nombramientos. Luis Salas, designado como ministro de Economía Productiva en un ministerio sin cartera levantó la llamarada de la prensa privada.

Lo mismo que el anuncio de Enma Ortega al frente del nuevo ministerio del Poder Popular para Agricultura Urbana y rural . Pero al término “rural” nadie pareció prestarle atención y desde los medios corporativos se retomó una serie de burlas a planes similares o ideas que, años atrás, fueran mencionados públicamente por el entonces presidente Hugo Chávez.

Leer además: Ministra de Agricultura Urbana hizo un llamado a sembrar en espacios populares

¿Recuerdan toda la joda por los gallineros verticales o los cultivos organopónicos?

Bueno, así.

Pero no hay que mirar muy lejos, la experiencia del “Conuco 86” en El Valle es, apenas, una muestra de lo que puede hacerse en las ciudades, pero de eso hablaremos luego.

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El «conuco 86» queda en Longaray (El Valle) frente a Tiuna el Fuerte.

Sobre la agricultura urbana, hay que decirlo, hay estudios, tesis, análisis y millones de artículos. Acá nos quedamos con el especto político de la propuesta del nuevo ministerio.

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Cinco días después de su nombramiento, Ortega llamó a sembrar en los barrios de las grandes ciudades del país.

La ministra para la Agricultura Urbana, Enma Ortega, llamó a la ciudadanía a instalar proyectos de agricultura familiar en espacios populares del país para producir alimentos fuera del campo, generar una nueva cultura agraria y contribuir con la soberanía agroalimentaria.

Hasta allí. Medios, opinadores y redes se usan para burlarse alegremente de una forma de producción que, por años, se ejecuta en muchos países del mundo.

No obstante, el fracaso, abandono o el descuido inocultable (como el caso de las tierras de los valles de Aragua que Chávez tanto insistió en recuperar) son rémoras con las que el gobierno debe enfrentar la nueva propuesta.

Estado actual de la siembra en ARC / Foto celular de Ernesto J. Navarro tomada el 09-01-2016
«Estado actual de la siembra en ARC / Foto celular de Ernesto J. Navarro tomada el 09-01-2016 «
Otra vista a la siembra en ARC / Foto celular de Ernesto J. Navarro tomada el 09-01-2016
Otra vista a la siembra en ARC / Foto celular de Ernesto J. Navarro tomada el 09-01-2016

Venezuela año 2002

Desde antes de ser presidente, Hugo Chávez se cansó de hablar sobre la necesidad de reducir la dependencia venezolana sobre la renta petrolera. Son incontables sus esfueroz e iniciativas para poner en marcha la alicaída producción nacional. Aunque supo además, que era urgente cultivar la conciencia.

En febrero de 2002, a pocos días de aquel Golpe de Estado que la oposición ejecutó en abril de ese año. El presidente Hugo Chávez propuso un plan de autogestión alimentaria.

Citó experiencias de varios países, habló de los llamados gallineros verticales pero también dijo: “Vamos, a sembrar las ciudades, con microhuertos organopónicos, hidropónicos”.

¿La FAO un organismo comunista?

No importó que la Organización de Naciones Unidas para Alimentación y la Agricultura (FAO) reconociera la existencia y producción de los micro huertos como un hecho concreto que impactó positivamente en la economía de varias comunidades del mundo (2); la propuesta de Chávez se volvió motivo de burla y ridiculización para los medios privados y la oposición política que días más tarde consumarían el golpe.

Hay quienes alevosamente se burlan de las cifras de la FAO, desconociendo que se trata de un organismo mundial de Naciones Unidas, con experiencias certificadas y que no es un invento de algún partido político.

“Que se burlen de la siembra y del campo no es nada nuevo. Con el boom petrolero y el inicio de la Venezuela saudita, cuando la economía nacional se volvió una economía de puertos, se desprestigió el trabajo del campesino. Se le calificó de atrasado. Los gobiernos dejaron de invertir y comprar todo manufacturado en el exterior de puso de moda”, apunta Anival Navarro Duarte, analista político.

Sembrar es la cosa

Héctor Gutiérrez García (El morocho), es un activista social venezolano, que ha militado en las mejores causas de la humanidad y los pueblos. Aunque prefiere ser llamado: aprendiz de conuquero.

Nos refresca la memoria. Para la revolción bolivariana los reclamos históricos de caampesinos en indígenas han sido una sola.

“Con Hugo Chávez la lucha de campesinos, indígenas, ecologistas, conservacionistas y otros, se hizo una sola. Él tenía una forma holística de ver la tierra. No es sólo sembrar o producir”.

Morocho sabe que éstos debates que hoy se pintan como nuevos, tienen ya las ropas curtidas.

“Venimos de un camino largo, que tuvo un momento culminante en el proceso constituyente de 1998 y 1999. Los debates alrededor de la Constitución Bolivariana lograron la articulación de luchas que se libraban por separado. Antes de Chávez los debates giraban en torno a extractivismo o desarrollismo, pero en este proceso revolucionario hemos visto transversalizadas a la agricultura, la ecología, con la política, la economía y lo social”.

Fue Hugo Chávez, desde la presidencia de Venezuela, el que:

-denunció la expoliación de las tierras de indígenas y campesinos. -levantó banderas históricas de los pueblos pobres de Venezuela: Tierra y Hombres Libres y La tierra es del que la trabaja.

-generó un un debate tan grande alrededor de la tenencia de la tierra y su impacto fue tan tremendo, que aún hoy se sigue discutiendo.

Y no sólo discutiendo. La implementación de una Ley de Tierras en 2001 (junto con la de hidrocarburos) desató un Golpe de Estado y un Sabotaje a la industria petrolera.

Muertos por la tierra

Programa Aló, Presidente, número 219. Chávez anuncia:

«La Ley de Tierras y Desarrollo Agrario maneja un nuevo concepto de latifundio, el cual ya no es sobre la base del número de hectáreas sino la productividad de la tierra».

Los campesinos, con la ley en la mano, reclamaron las tierras ociosas. Los latifundistas respondieron con violencia. Unos 300 trabajadores del campo han sido asesinados a manos de los poderosos… la justicia es lenta, inexistente.

Lo mismo que para el Cacique indígena Sabino Romero abatido por sicarios mientras mantenía una resistencia en reclamo de sus tierras ancestrales…

Así que no son “inventos” de la revolución bolivariana los llamdos a recuperar la siembra. Son parte de una política. Por eso todas las iniciativas que ejecutó Hugo Chávez y las ideas que propuso: Volver a sembrar la tierra, financiamiento para los campesinos, cultivos urbanos, hidropónicos… “él, abrió el camino para que sigamos buscando las soluciones. Agrega Morocho.

La misma pelea

Recordemos algo más. 09 de noviembre de 2001, en Consejo de Ministros Chávez firma la “Ley de Tierras y Desarrollo Agrario”.

14 después, el gobierno bolivariano declara que enfrenta una guerra económica que intenta generar una conmoción social que (calcula la oposición) acabará con el gobierno.(3)

Entonces, cuando se presentan fenómenos como el desabastecimiento e inflación inducidos, se vuelve la mirada sobre la producción del campo… y la ciudad.

Si bien, cada pedazo de tierra recuperada es un mundo aparte, y en ellos hay de todo: procesos exitosos, abandonos, desidia… En algo no le cabe la menor duda a Gabriel Gil, es que la Venezuela Bolivariana, produce muchos más alimentos que en la Venezuela de los 40 años de la llamada democracia formal representativa.

“Producimos mucho más, tanto en cantidad como en diversidad. La llamada cuarta república desactivó la agricultura y la agroindustria, casi a su mínima expresión. Se siembran en Venezuela más de cien rubros regularmente y en muchos de ellos cubrimos más del 126% de nuestras necesidades. El grave problema no superado es el que ya mencionamos: el secuestro que hace el Mercado convencional capitalista de la producción primaria nacional”.

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La producción de las ciudades y no sólo la agricultura urbana es un tema hartamente certificado del cual no vale pena ponerse a explicar a los idiotas. En Venezuela no se trata de una coyuntura política, las discusiones pasan por el tamíz de la renta petrolera que abandonó el campo y al mismo tiempo impulsó el consumo de productos traídos del exterior. La compra de “marcas” y de enlatados compiten con los tomates en el patio…

DesdeLaPlaza / Ernesto J. Navarro.

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1.-La oposición de derecha obtuvo 112 diputados en un parlamento de 167.

2.-Datos sobre la agricultura urbana a nivel mundial en: http://www.fao.org/urban-agriculture/es/

3.-Por el momento, se perdió el parlamento y la oposición anuncia que su meta de sacar a Maduro del gobierno.