El Libertador disparará desde Nueva York

Hay quienes aseguran que en uno de sus tantos viajes en Europa, Simón Bolívar visitó los Estados Unidos. Aunque algunos historiadores permanecen callados cuando se toca el tema, lo que si es cierto es que la próxima semana su nombre se escuchará nuevamente en el país anglo. Bolívar ha vuelto, o al menos sus pistolas.

Desde el comienzo de la gesta emancipadora Bolívar manifestó una profunda admiración por el proceso independentista norteamericano pese a que años más tarde condenara a esta nación con aquella famosa máxima “Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad”.

Sin embargo, no resulta relevante discutir en este momento si Bolívar amaba u odiaba realmente a los Estados Unidos porque la casa de subastas Christie’s estará ofertando este 13 de abril, como parte de su acervo de reliquias históricas, un par de pistolas del siglo XIX que pertenecieron a Bolívar y que cuentan la historia de tres generaciones de revolucionarios de tres continentes que dieron forma al continente americano.

El martillo del subastador será el encargado de decidir quién será el nuevo dueño de las armas elaboradas de madera de nogal y decoradas con figuras mitológicas griegas y romanas e inscripciones en oro y plata. Sin duda alguna, unas joyas históricas para los seguidores del hombre que murió en 1830 a la edad de 47 años, y que para ese entonces había liberado a seis naciones del dominio español.

Washington, Bolívar y el Marqués de Lafayette

Pese a que las armas son consideradas una gran obra de arte y pertenecieron a uno de los hombres más importantes de su época, quién le dio este regalo a Bolívar es lo que realmente alimenta el interés de los historiadores, curiosos y coleccionistas.

Las armas, se presumen que eran un gesto de atención a Bolívar por parte del Marqués de Lafayette, el aristócrata convertido en revolucionario que luchó en las guerras de independencia de Francia y Estados Unidos. Según cuenta la historia, la familia del fallecido George Washington veía en Bolívar un hombre maravilloso. Ellos mismos se referían a él como el «Washington del Sur» y en 1825 le enviaron un retrato del primer presidente de Estados Unidos, una medalla y un mechón de su cabello.

Bolívar quedó impresionado con tal gesto, como él mismo llegó a señalar “más allá de lo que las palabras pueden expresar”. Fue como parte de ese paquete de hermandad revolucionaria que se cree que Lafayette pudo haber enviado Bolívar las pistolas, elaborados por Nicolas-Noël Boutet, el mismísimo armero de Napoleón.

Para el historiador venezolano Félix Ojeda, estas piezas forman parte de una de las muestras de los objetos que pertenecieron al libertador Simón Bolívar y que más allá del valor histórico inmenso que poseen llevan un incalculable valor emotivo para los venezolanos. “Se trata de un traspaso de la herencia libertadora de la familia de Washington a Bolívar gracias al Marqués de Lafayette”.

Washington, Lafayette y Bolívar fueron tres hombres que pertenecieron a tres generaciones diferentes, pero que se abrazan en los mismos valores de libertad, igualdad y fraternidad. Siendo Bolívar el más joven de los tres, es notable destacar que en vida llegó a manifestar su admiración abierta por los otros dos revolucionarios.

Así mismo, Ojeda señala que “estas armas recogen la herencia del Libertador de Norteamérica en manos del Libertador de Sudamérica y deberían de ser tomadas en cuenta por los venezolanos”. Su visión coincide con la del director de ventas de la casa de subastas Christie’s, Becky McGuire, quien señala que «Al ser un hijo de la Ilustración, que creció entre las historias de Washington y Lafayette, él quería traer esos ideales a América del Sur, porque era su deseo ardiente».

Para algunos especialistas en la materia, el maravilloso gesto que hace Lafayette dándole estas pistolas, es como si estuviera pasando la antorcha a este hombre más joven. Por desgracia para los anticuarios, lo más cerca que Bolívar estuvo de confirmar este regalo fue en marzo de 1826 cuando escribió «¿Qué mortal jamás podría ser digno de los honores que Ud. y Mount Vernon consideren conveniente dispensar a mí», desde Lima, Perú. El Libertador nunca llegó a reconocer las pistolas en el registro escrito.

El bibliotecólogo Vitelio Herrera, considera que no hay duda de que Lafayette y Bolívar estaban cerca. “A pesar de que nunca se conocieron, se escribieron letras cálidas. Bolívar define a Lafayette como un héroe ciudadano, un atleta de la libertad, que con una mano se ha desempeñado las Américas y con la otra el Viejo Mundo”.

¿Cómo llegaron estas pistolas a Nueva York?

Muchos historiadores se preguntan cómo las pertenencias del Libertador flotaron a través de los siglos para terminar en una casa de subastas de Manhattan, y esto es algo que tiene tanto que ver con la amistad como la historia. Según Herrera en 1830, pocos meses antes de su muerte en la ciudad costera de Santa Marta, Bolívar donó su casa de Bogotá a un viejo amigo José Ignacio París.

“La hacienda, ahora conocida como la Quinta de Bolívar, le fue otorga al Libertador en agradecimiento por la recién formada República de Colombia. Sin embargo la disfrutó muy poco, Bolívar dejó esto en manos de París y es muy probable que en ese reparto de bienes raíces que las pistolas también se hayan trasladado a otra parte, aunque, una vez más, no hay registro de nada”.

Se trata de un regalo polémico ya que en 1851, las armas volvieron a aparecer cuando el hijo de París las vendió a Enrique Grice, un acaudalado anglo-colombiano. En el momento de la transacción, el joven le proporcionó a Grice un documento y dos declaraciones afirmando que las pistolas «fueron presentados por el general Lafayette a S.E. el Libertador de Colombia en 1825”.El documento continúa diciendo que Grice está recibiendo las pistolas en la misma condición como aquel en el que fueron entregados por Simón Bolívar. De Grice, pasaron a la colección de armas de William Goodwin Renwick antes de ser vendidas de nuevo en 1973 para coleccionistas latinoamericanos anónimos de Estados Unidos.

El papel de Venezuela ante las reliquias del Libertador

A pesar de ser un icono mundial, y particularmente importante en los seis países que liberó (Venezuela, Bolivia, Perú, Colombia, Panamá y Ecuador) algunos de los artículos personales de Bolívar permanecen en sus respectivos países.

No se trata de la primera vez que un objeto personal del Libertador entra en subasta ya que Estado venezolano ha participado en este tipo de prácticas, en ocasiones anteriores. Contrario a lo que pudiera pensarse sobre porqué Venezuela no exige la repatriación de estos objetos, al ser parte de las pertenencias del Libertador, Ojeda es muy preciso cuando indica que “El Estado no puede pasar sobre el derecho legítimo de la propiedad ya que antes de morir el Libertador regaló estas pistolas y por lo tanto forman parte de una posesión privada”.

En 2004, la misma casa Christie’s vendió un par de pistolas que Bolívar había regalado a uno de sus amigos, Ricardo Illingworth. Ese par se vendió por $ 1.69 millones de dólares, y ahora están en manos del gobierno venezolano. Por tal motivo, para Ojeda sería muy agradable ver como el Estado suma este tipo de piezas a su colección de artículos y objetos del Libertador “para el disfrute de todos los venezolanos y la difusión de la importancia histórica de las reliquias del Padre de la Patria”.

Para la cita del próximo miércoles se desconoce si los representantes del Banco Central y la red de museos bolivarianos de Venezuela estarán presentes. Según la casa de subastas no respondieron a las solicitudes de entrevistas pero aseguraron que todos los posibles licitadores permanecerían en el anonimato, aunque se espera primordialmente el interés de los clientes latinoamericanos.

El 13 de abril el martillo del subastador tendrá la última palabra. Ese día los admiradores de Bolívar podrán disparar como El Libertador, eso sí, el costo estimado de poner el dedo en el gatillo histórico oscilará desde $ 1,5 millones hasta $ 2,5 millones ¿Quién será el afortunado?.

DesdeLaPlaza.com / Emanuel Mosquera