La letra social de Miguel Otero Silva a 109 años de nacimiento

«… ¡Bandida, hija de mala madre, te voy a desquiciar la dentadura por pérfida y calumniadora!— vocifera Rosa de Fuego, el marico más feo que ha inventado Dios, con ese pelo colorado de barbas de maíz y esa nariz papuda de zanahoria». Fragmento de la novela Cuando quiero llorar no lloro de Miguel Otero Silva.

El escritor, periodista y político, Miguel Otero Silva, es recordado por la herencia literaria que dejó a los venezolanos.

Sus novelas eran lectura obligatoria en la secundaria en la década de los noventas. Aún sus trabajos son fuentes de investigación por la profunda penetración de la descripción de las clases sociales en Venezuela.

Otero Silva nació un 26 de octubre de 1908, quiso estudiar ingeniera pero se cambió a letras y se perfeccionó en el periodismo. Hoy a 109 años de su natalicio evocamos fragmentos de sus poemas:

El aire ya no es aire, sino aliento…

Ella era menuda y tierna
y se hacía más menuda entre mis brazos
y más tierna bajo mis ojos.

Entre nosotros y la calle
y la lluvia y el cristal de la ventana
eran dos abismos de plata.

La vida estaba allí naufragando en sus ojos
la belleza dormía en sus senos perfumados
la luz -toda la luz- se me daba en su boca
la humanidad – mi humanidad – era ella.

Más allá del cristal
más allá de la lluvia
pasaron…

Vine hacia él 
                    1952

                                        que no hay nadie en mi tumba.
César Vallejo.

César Vallejo ha muerto. Muerto está
que yo lo vi
en Montrouge, una tarde
de abril.

Iba con Carlos Espinosa,
y
llevábamos los Poemas
humanos y España, aparta de mí

que no hay nadie en mi tumba.

este cáliz. Carlos
leyó un poema, como si
le escuchara Dios. Yo,
llorando, leí

Masa.
Entonces
todos los hombres de la tierra
le rodearon; pero

César Vallejo, ¡ay! siguió muriendo.

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