Hendrix: flotando en neblina púrpura

Primero lo primero: Jimi Hendrix era estadounidense, de nacimiento, de pura cepa. Y arranco con esta idea porque no deja de ser llamativo contar la historia de este legendario guitarrista sin tomar en cuenta su nacionalidad.

Ya tengo varias semanas hablando sobre lo que aportaron los británicos al rock. Sin embargo, en Estados Unidos también estaban pasando muchas cosas. También alrededor del mundo, por supuesto, musicalmente hablando. Pero, aunque en esta edición estoy regresando a la cuna del rock and roll, en realidad no me estoy alejando de la ola británica.

Jimi Hendrix, justo en una época en la que el género ya estaba “blanqueándose”, nos reconcilia con la idea de que el rock es negro. Y no lo digo solo por su color de piel, sino por todo el bagaje que se puede apreciar en sus interpretaciones. Jimi está profundamente conectado con sus raíces del blues, pero, adaptado a los nuevos tiempos también trae lo más enérgico del rock y lo más experimental de la sicodelia. Es una mezcla única y embriagante.

Pero llegar al olimpo del rock and roll para Hendrix no fue fácil, mucho menos fue duradero, al menos en vida. Desde pequeño su vida fue dando tumbos pues fue a parar en custodia de su abuela luego de que sus padres se divorciaran. Y luego de tener su primera guitarra acústica a los 14 años, regalo de su padre, comenzaría una carrera musical que alzó vuelo gracias a los ingleses.

Jimi siempre fue un intérprete curioso, ávido de nuevas técnicas. Sin embargo, desde el principio fue un autodidacta y su crecimiento musical tuvo que ver con la gran cantidad de grupos con los que tocó e hizo gira a lo largo de Estados Unidos. Como datos curiosos están que llegó a presentarse con una banda de cumbia llamada Pala Ancha y también llegó a tocar con el consolidado astro del rock and roll, Little Richard. Fue tolerado poco tiempo por Richard porque no le gustaba la teatralidad de Hendrix en tarima ya que, por supuesto, le robaba el protagonismo. También llegó a irse de gira con la banda de Ike y Tina Turner, pero lo despacharon rápidamente por la misma razón.

Su suerte cambiaría en 1966, cuando luego de una presentación conoció a Linda Keith, para ese momento novia del guitarrista de los Rolling Stones, Keith Richards. En principio insistió en reunirlo con el manager de sus majestades satánicas, pero fue una reunión infructuosa. Pero luego le presentó a Chas Chandler, bajista de The Animals (The house of the rising sun, ¿les suena?).

Chas Chandler fue al grano: “debes ir a Londres, allá es donde está pasando todo. En los Estados Unidos puedes tocar aquí y allá. Pero es en Londres donde vas a desarrollar todo tu talento”. Y listo, empezaría una nueva historia para el que es considerado por muchos como el mejor guitarrista de toda la historia del rock.

Siguiendo la fórmula de Clapton con su poderoso trío, Cream, allá en suelo británico formaría su banda, The Jimi Hendrix Experience, y comenzaría a rodar por el circuito de clubes londinenses donde ya se había fraguado lo mejor de la invasión británica. De hecho, en ese interín comenzó a llamar la atención de rockeros famosos como Paul McCartney o Eric Clapton.

De hecho McCartney insistió y le abrió las puertas para el Monterrey Pop Festival de 1967. Ahí llevaría el repertorio de su primer disco “Are you experienced?”. El público quedó atónito y recuerdan su presentación como, posiblemente, la mejor de ese día. Hendrix no solo es célebre por la forma inédita de tocar su Fender Stratocaster, sino también por sus excentricidades en tarima. La más recordada: bañar su guitarra en kerosene y prenderla en fuego, arrodillarse frente a ella y hacer alguna especie de ritual ¿espiritual?

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Los solos de Jimi serían una mezcla perfecta de blues y rock del más duro. Oír lo más granate de grandes como Van Halen, Randy Rhoads, Satriani o Steve Vai sería imposible de entender sin oír los punteos del nacido en Seattle. Sin embargo, sonar como él es prácticamente imposible. Y lo es por una sencilla razón, aunque parezca contradictorio: es imposible sonar igual a un músico que nunca pasó por una academia, ya que ellos moldean su forma de tocar en el camino y no en las aulas. Algunos exquisitos le llamarían a eso “tocar mal”, pero sencillamente es tocar como Hendrix, o como Angus Young, o como Kurt Cobain… y más nadie.

La carrera de Jimi Hendrix fue atropellada de principio a fin. Su forma de tocar en vivo y, sobre todo, de componer, exasperó a todos a su alrededor. De hecho, su trío original no fue con el que llegó a la cúspide de su carrera: la presentación en el festival de Woodstock de 1969.

Y así como fue de acontecida, fue fugaz y terminó muy pronto: el 18 de septiembre de 1970, Hendrix ingresó al Club de los 27, luego de una sobredosis de fármacos y alcohol que lo llevaron a ahogarse con su propio vómito. Aunque hay varias teorías sobre su muerte que hasta se pasean por la negligencia médica y el asesinato accidental.

Desde ese año flota indemne en su neblina púrpura, dejando para la postre una forma de tocar que millones de guitarristas en el mundo admiran y buscan imitar.

Efémerides rockeras

–       5 de septiembre de 1946: nace en Stone Town, Tanzania, el legendario vocalista de Queen, Freddy Mercury.

–       4 de septiembre de 2014: luego de 4 años en coma, fallece Gustavo Cerati, fundador de Soda Stereo.

–       7 de septiembre de 1984: se lanza el primer disco de Queensrÿche, titulado The Warning.

–       6 de septiembre de 1943: Nace Roger Waters en Inglaterra, miembro fundador de Pink Floyd

–       4 de septiembre de 1973: se lanza el disco debut de Queen, bajo el mismo nombre de la banda.

Mis discos de la semana

–       Paul Gilbert – Tribute to Jimi Hendrix

–       Los Tres – Fome

–       Rise to remain – City of vultures

–       Alter Bridge – Blackbird

–       Témpano – Atabal Yemal